El interrogante son los porcentajes que obtendrán las fuerzas participantes, y en ello además del comportamiento del Gobierno, mucho tendrá que ver la oferta que efectúen las alianzas que aspiren a ser alternativa, algo que la sociedad independiente viene reclamando a gritos.
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Por: Aldo Norberto Bonaveri
El calendario electoral indica que los tiempos se están acortando; a fin de junio deberán estar conformadas las alianzas, las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias “PASO” tendrán lugar en agosto y, en octubre se realizarán las Elecciones Nacionales Parlamentarias de medio término. El lapso que resta es escaso, máxime si tenemos en cuenta las complicaciones que traen aparejadas las negociaciones, acuerdos y armados de listas.
En ese aspecto el reloj corre mucho más rápido para la oposición, que recién está en los prolegómenos de pergeñar entendimientos, más reclamados por la opinión pública no kirchnerista que impulsados por las dirigencias con representación partidarias. Para el oficialismo, cumplir los pasos establecidos no es problema; el verticalismo a ultranza que lo identifica y el mando unificado del Frente para la Victoria, no hacen suponer que sean precisamente los plazos lo que desvele a la presidenta y sus acólitos.
Al Gobierno más que la oposición le afectan negativamente sus propios errores (muchos de los cuales recién ahora detecta la sociedad), la carencia de políticas de largo plazo en temas estratégicos, la dilapidación de oportunidades recurrentes en condiciones favorables y, la corrupción acumulada en la auto titulada “década ganada”, es cada vez es más difícil de relativizar.
Desde el contundente triunfo en las presidenciales del 2011 y las secuencias posteriores inmediatas, que llegaron a otorgarle a Cristina Fernández una aceptación del 62%, su imagen positiva comenzó a deteriorarse, proceso que se ha profundizado especialmente desde septiembre del año pasado, lo que quedó evidenciado con las tres protestas multitudinarias, que “in crescendo” se replicaron en el territorio nacional. Por estos días y en baja, el nivel de aprobación ha decrecido entre 22 y 27 puntos, según cual sea la encuestadora.
La marcha de la economía, que en virtud de las apariencias y el viento de cola resultó substancial en la cosecha de votos en la era kirchnerista, desde un año atrás a la fecha viene revelando el costo de las improvisaciones, empecinamiento, un cúmulo de problemas no abordados, el relato ficticio y la dilapidación de recursos en propaganda e incremento del gasto público improductivo.
El déficit energético siempre minimizado a trepado a niveles onerosos, tras el sacrilegio de perder el autoabastecimiento de petróleo y gas, el país ha pasado a ser importador en ascenso; en 2011 y 2012 se erogaron en ese concepto u$s 10.000 millones anuales, en tanto que el primer trimestre del 2013 registró un incremento del 53,9% con relación al mismo período del año anterior, a este paso a fin de año se deberían girar al exterior u$s 15.000 millones para cubrir las necesidades.
La inflación es un flagelo que corroe la economía, pero el Gobierno la ignora y obvia mencionarla, en tanto el jolgorio sigue imperturbable; la emisión indiscriminada es una de las razones de esa realidad que el INDEC falsea invariablemente, en el promedio de todo 2012 se imprimieron billetes de $ 100 a razón de 1.000 por minuto.
El dólar paralelo no encuentra el techo, la brecha con el oficial supera el 85% sin que el Gobierno acuse el impacto. Esta ecuación solo favorece a los grupos especulativos más concentrados, a la vez que perjudica a ostensiblemente el desenvolvimiento de la economía. Las consecuencias están a la vista: El mercado inmobiliario paralizado, el país no recibe inversiones pese a que en el mundo sobran dólares, el que puede viajar gasta más en el exterior, se ha frenado la creación de puestos de trabajo y se ha perdido las referencia del valor de muchos bienes.
El baluarte de la economía argentina es la producción agropecuaria, los precios internacionales de estos productos a partir del 2002 han dado un vuelco excepcional, los que han sido adecuadamente aprovechados por casi todos los países productores. En Argentina desde el 2006 en adelante estamos marchando a contrapelo de ese rumbo promisorio; así es como perdimos en su momento 12.000.000 de cabezas de ganado bovino, descendimos del tercer puesto al octavo en las exportaciones de carne; y retrocedimos de 16.000.000 a 9.500.000 TT de trigo.
Por interferir el desenvolvimiento natural de las variables económicas se implementaron engendros del que es muy difícil salir. Así es como irrisoriamente se congelaron por años las tarifas públicas, recurriendo a un festival de subsidios que a la vez de distorsionar los costos reales, favorecen consumos suntuarios, colocan a algunas prestadoras en cesación de pagos y someten a otras a la dependencia intervencionista, resultaron además un caldo de cultivo para la corrupción.
El tipo de cambio quedó totalmente rezagado, con lo cual el país ha perdido competitividad, al punto tal que ya no es posible casi exportar la producción de las economías regionales, estancando la láctea, minimizando la rentabilidad de la agricultura, la que hoy se encuentra ante interrogantes significativos. El productor de soja como consecuencia de las retenciones recibe un dólar de $ 3,38, pero los insumos, tal como sucede con la mayoría de los bienes transables han experimentado incrementos en dólares, que según del artículo que se trate, desde el 2007 se han revalorizados entre un 40 y 70%, generando así uno de los problemas más urticantes: inflación en dólares, con todo lo que ello implica.
Si observamos el gasto total del país entre 2003 y 2012, podemos advertir que creció del 27,5% al 43,9% de Producto Bruto Interno “PBI”. En el desglose se aprecia que al gasto corriente en personal se le adjudicó 4,6 puntos porcentuales “pp” del “PBI”, y 3,4 “pp” trepó la transferencia al sector privado (subsidios incluidos). La misma estadística nos muestra que en concepto de inversión real directa, cuyo rubro principal lo constituyen las obras de infraestructura, le correspondió un 10% del total, pese a los rimbombantes anuncios que amplificados por cadena nacional y la propaganda oficial.
En el primer trimestre del año el superávit comercial se redujo un 49% y el ingreso de dólares comerciales un 48% en relación a los registros de igual período del 2012. Al mismo tiempo en este momento las reservas del Banco Central no llegan a u$s 40.000 millones, las más bajas desde el 2007. Argentina experimentó el año pasado los peores registros económicos de la región (ver tablas a continuación)
En materia política los atropellos del “vamos por todo” están hastiando a gran parte de la población. La mal llamada “Democratización de la Justicia” no es otra cosa que pretender la subordinación del Poder Judicial. Me voy eximir de referirme sobre los pormenores de tal avasallamiento, habida cuenta que en distintos medios lo han hecho ampliamente reconocidos especialistas, coincidiendo que se trata de una aberración que atenta flagrantemente contra la división de poderes, razón por la cual cabría que la Corte Suprema declaré inconstitucional algunas de las 3 leyes aprobadas y otras tantas próximas a sancionarse que comprenden el paquete.
Cualquier ciudadano reflexivo interiorizado del quehacer nacional, sospechaba que había una gran corrupción enquistada dentro del Gobierno, pero nunca como ahora hubo presunciones tan fuertes como las que ahora involucran al extinto Néstor Kirchner. Si bien ya Luis Majul en su libro “El Dueño” daba pautas del vínculo con quien habría sido su testaferro, Lázaro Baez, los testimonios recabados e investigación desarrollada por Luis Lanata en tres programas de televisión, prácticamente no dejan margen de duda. El citado periodista cerró su segundo programa exhortando a la presidenta a que desmintiera las imputaciones de lavado de dinero, si entendía que no eran pertinentes, más a 7 días Cristina Fernández continúa inmutable.
A las denuncias de referencias y, los casos que en su momento ocuparon la primera plana de los diarios (Skanka, las valijas de Antonini Wilson, las compras de tierras en El Calafate a precio vil, contrataciones de obra pública con soborno, etc., etc.) las denuncias radicadas en la justicia al ministro Julio Devido y otros funcionarios, los juicios que se le sustancian a Ricardo Jaime, la condena a la ex ministra de Economía a Felisa Miselli, días atrás se le agregaron las de formuladas por pago de coimas exigida por funcionarios argentinos, por parte Ralph Lauren y la Empresa Brasileira de Aeronáutica S.A.
Volviendo a las próximas elecciones, efectuar vaticinios a esta altura es realmente poco serio e imposible. Aún no se conocen los frentes y alianzas, el grueso de los candidatos, y mucho menos las propuestas.
La renovación de la cámara de diputados desde lo estadístico es más drástica con la oposición, habida cuenta que cesan los mandatos de los elegidos en 2009, cuando el oficialismo fue derrotado, en consecuencia en la ocasión éste tiene menos bancas en juego. Por el descontento antes expresado, se puede inferir que el Frente para la Victoria tendrá una performance notoriamente inferior al 2011. El interrogante son los porcentajes que obtendrán las fuerzas participantes, y en ello además del comportamiento del Gobierno, mucho tendrá que ver la oferta que efectúen las alianzas que aspiren a ser alternativa, algo que la sociedad independiente viene reclamando a gritos. Si bien los escaños se resuelven por sistema proporcional en cada distrito, donde pueden darse combinaciones distintas en cada uno de ellos y, luego naturalmente se producen reacomodamientos al llegar al Congreso, hay que tener en cuenta un componente que será significativo en la ocasión: muchos electores votarán pensando en 2015, por lo que en la decisión influirán los acuerdos confiables con vistas a las presidenciales
En el senado el contexto es distinto, concluyen su periodo de 6 años el tercio que arribó a la cámara alta en 2007, cuando se impuso la fórmula Cristina – Cobos. Allí los cálculos previos están indicando que habrá una reducción en la bancada que hoy conduce Miguel Angel Pichetto
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