LA CORRUPCIÓN, LA IMPUNIDAD Y LA REPÚBLICA
(El nacimiento de un nuevo País)
Por el Dr. Alfredo Raúl Weinstabl
Se puede afirmar que la honestidad, constituye entre otros muchos aspectos, la piedra
basal de un exitoso liderazgo de cualquier gestión que implique conducción
de una entidad.
Y muy especialmente si esa conducción es una entidad
tan compleja, dificultosa y de una dimensión tan vasta y grande como
lo es un país.
Los intereses sectoriales, la ideología, los anhelos
individuales son tan diversos, muchas veces contrapuestos, que liderar
una Nación con éxito pareciera una misión casi imposible.
Por ello la honestidad constituye un elemento esencial
en la dirigencia para permitir avizorar un fin exitoso en la gestión.
La corrupción es por ello un elemento absolutamente negativo y
contrapuesto a lo mencionado precedentemente.
No obstante en el mundo, en todos los países, en mayor o menor medida,
existe la corrupción. Dicen los especialistas que la diferencia en
los países centrales, los más desarrollados y avanzados con respecto
al resto, radica en dos aspectos esenciales.
El primer aspecto, es que en los países centrales, la corrupción es fuertemente combatida
y cuando es descubierta, es duramente sancionada. El funcionario corrupto pasa a ser repudiado por
la sociedad y seguramente no tendrá una nueva oportunidad en tener
acceso a un cargo público. Consideran que la honestidad es un factor
esencial en cualquier dirigencia. Inclusive en algunos países,
la corrupción estatal se considera como un delito de tal gravedad,
que el infractor es pasible de
ser sancionado con la pena de muerte.
En cambio en otros países, si bien se considera
como un grave delito, es tolerada por la sociedad que
se acostumbra casi con naturalidad y laxitud, a los excesos de
sus dirigentes. Son pocos los condenados por estos hechos y muchos de
los delitos investigados, prescriben
por el tiempo transcurrido por la demora en su diligenciamiento o por
fallas de una Justicia cómplice o incompetente.
El segundo aspecto a considerar, es que en los países
más desarrollados el monto de la corrupción o retorno oscila entre un 3 y 5% de promedio de los casos investigados, mientras que
en algunos del resto de los países, en oportunidades supera holgadamente
el 100%.
Es fácil imaginar que en una institución u
organismo que pierde un 5% de su presupuesto, mal que mal, puede seguir
funcionando con su misión específica, mientras que en el segundo caso,
en la cual la pérdida es de un porcentaje tan elevado, simplemente
no podrá lograr ni remotamente el objetivo que tiene asignado.
En nuestro país, por lo que informan la mayoría
de los medios, no se recuerda en nuestra Historia,
una corrupción estatal tan escandalosa, de tal magnitud, tan descarada
y tan insultantemente evidente para la opinión pública.
No se entrará al detalle, ni siguiera a la enumeración
de los numerosísimos hechos o sospechas de corrupción de la cual están
incursos miembros del gobierno, inclusive el matrimonio Kirchner, desde
el mismo momento de su asunción a la primera magistratura en el año
2003, ya que estos fueron tratados y actualmente son tratados exhaustivamente
por los medios.
Lo que se quiere destacar es que si realmente se confirman estas informaciones
y noticias, estaríamos casi en un estado mafioso. Si los Kirchner tal como parece, están
involucrados en esta mega corrupción, se explica por sí solo el porque nunca permitieron
o impulsaron que la Justicia avance sobre los numerosos casos de corrupción
en sus gobiernos, como por ejemplo, lo hizo la presidente de Brasil
en los casos de corruptela sospechados de sus propios funcionarios.
La presidente Cristina Kirchner
y su difunto esposo serían los principales responsables de toda esta
situación de corrupción estatal generalizada.
Llama la atención que de todos los analistas políticos,
los informadores públicos, los periodistas especializados, los formadores
de opinión, solamente unos pocos, que casi se pueden contar con los
dedos de una mano, se atrevan a señalar como responsable
primaria a al mandataria. Asimismo que solo un puñado de jueces y fiscales
hayan tomado la decisión de investigar a fondo las numerosas sospechas
de corrupción y corruptela.
Pareciera que el temor es tan fuerte que condiciona
a la Justicia y a los medios.
Solamente una dirigente
política, la Sra. Nelita Carrió, devaluada pitonisa política, con todo su egocentrismo y entre
sus auto ponderaciones, expresó en sus destellos de lucidez con
toda claridad, la responsabilidad no solo de la mandataria, sino también de todos
los dirigentes del oficialismo y de la oposición. Todos los
nombrados tienen conocimiento de la escandalosa corrupción que está
devorando al país y que es conducida desde lo más alto del poder desde
ya diez años.
Expresó
entre otros conceptos, “Cristina Kirchner es Nerón
incendiando Roma.”; “…“Acá hubo y hay una complicidad
de todo el sistema. No hablan porque el sistema ya sabía todo esto,
se escondía todo...”; “no hay un político de la oposición que no forme parte de los que
robaron al país”; “Si la alternativa son los
mismos que formaron parte de ese sistema, el sistema siente que se siente
avalado para seguir robando.”; “Empresarios y sindicalistas formaron
parte de estos negocios…”.
Obviamente son exageraciones y generalizaciones de
las que Carrió ya nos tiene acostumbrado.
No obstante sus expresiones, son las que en esta ocasión están más
cerca de la verdad.
Otro aspecto que llama la atención de los analistas políticos
y de los dirigentes políticos en que todos acuerdan que hay que esperar
las elecciones de octubre. El país se hunde día a día más en esta maloliente
ciénaga y la mayoría de las decisiones de la presidente nos lleva
cada vez más rápido al fondo del abismo. . Vaya a saber si llegamos a octubre en paz.
Realmente nos caemos del mundo y somos modelo de lo que no hay que ser
o hacer.
¿Por qué esperar hasta octubre si hay mecanismos
institucionales en nuestra Constitución para someter a juicio política a esta mujer enferma y de manifiesta y probada
incapacidad?
Después de este largo introito
pasaremos al meollo de este artículo.
Cuando existe corrupción en un país significa,
ni más ni menos, que una o más instituciones o parte de estas, no
existen, están anuladas o no funcionan adecuadamente.
De confirmarse fehacientemente lo que se sospecha
o lo que difunden los medios, todo indica que la corrupción se entronizó en
el país con todas sus nefastas y perniciosas consecuencias.
Y además que está extendida y ramificada desde lo más alto del poder.
Del análisis de la política comparada surge que
cuando se realiza la entrega de un gobierno que padece el flagelo de
la corrupción a una nueva gestión de gobierno, sin haberse investigado
adecuadamente los hechos sospechados de la gestión anterior, la corrupción se contagia como
una grave enfermedad a la nueva administración.
Es absolutamente indispensable si se pretende fundar
un nuevo país, tal como lo establece nuestra sabia Constitución, y
como es el anhelo de
la mayoría de los argentinos, con un nuevo gobierno a partir del 2015, es imperioso
que aquellos funcionarios que hayan delinquido o estén sospechados
de ello, pasen por los tribunales a efectos de clarificar su situación.
En otras palabras, que se termine con la impunidad
de los funcionarios que tantas veces hemos visto en nuestro país. Sin
más, que se cumpla con “…sino que Dios y la Patria
me lo demanden” párrafo final del juramento de los funcionarios
públicos. Solo así podremos refundar la República
que todos queremos.
16-May-13 Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL alfredo@weinstabl.com.arENVIADO POR MAIL POR SU AUTOR
No hay comentarios:
Publicar un comentario