miércoles, 8 de mayo de 2013

Producción, distribución y redistribución del ingreso
Por Juan Fernando Carpio
La producción del ingreso es la distribución del ingreso.Como una necesaria revisión a lo que la Escuela Austriaca aportó (vía Eugen Bohm-Bawerk) al tema de los distintos tipos de ingreso, es necesario decir que Adam Smith planteaba seminalmente una teoría de la explotación al considerar que la forma original del ingreso era el salario y no la ganancia empresarial. Marx profundizó el error a propósito para justificar su ideología basada en la "lucha de clases" y colocar en supuesta contraposición a empresarios capitalistas y a los trabajadores asalariados.
La respuesta de Bohm-Bawerk a Adam Smith y Karl Marx fue una que no abandonaba el problema de fondo, pero justificaba el paso del ingreso de los trabajadores a los capitalistas (la "plusvalía" de la diferencia entre M, C y M1) por medio de la preferencia temporal y considerando justo que el aporte del trabajador se manifieste en forma de salario actual pues el fruto de su esfuerzo es para después, al momento de la venta del producto. Sin embargo esa es una explicación de cómo funciona el proceso, no hace nada para cambiar su raíz.
George Reisman, siguiendo la posición de signo contrario a Smith-Marx, coloca las cosas en su justo lugar. Haciendo por la profesión económica lo mismo que a diario hacen correctamente los profesores de administración de empresas o marketing de todo el mundo, atribuye correctamente al trabajo intelectual el papel primario en la creación de un ingreso monetario. En este sentido lo preciso históricamente es decir que el capitalista crea el salario, donde sólo había ganancia y perdida para todos los habitantes de un territorio. El salario es una ocasión que el capitalista ofrece al un potencial colaborador, para relevarle de la incertidumbre original de la acción empresarial del agro y otras tareas pre-capitalistas. Su existencia se debe a una deducción de la ganancia pura para convertirla en salario y obtener la colaboración de terceras personas en el proceso productivo. La Ley de Say explicará complementariamente la importancia del capitalista para una visión que le haga justicia en el avance social.
Una vez establecido adecuadamente el origen del ingreso, debemos decir que la herramienta productiva por excelencia es entonces la mente y no el trabajo manual. Como dijo Ludwig von Mises "Lo que da valor a la producción no es el trabajo y los problemas incurridos, si no que el trabajo esté guiado por la razón". O en palabras de Michael Novak "El origen del capital es la mente".
La distribución entonces, se da de acuerdo con el aporte más o menos intelectual al proceso productivo, recordando siempre que esté debe estar al servicio de las necesidades subjetivas de los potenciales y actuales consumidores. Sin embargo la relación de valor entre distintos bienes está sujeta a la ley de utilidad marginal. Esto genera un curioso efecto: sin hacer mayor cosa para el proceso económico, mucha gente vería mejorar su calidad de vida en una economía capitalista. Cuando digo capitalista por supuesto la precondición es una moneda sólida y de valor estable, entre otras cosas. Cumplido ese requisito, encontramos fenómenos históricos como el ascensorista de la ciudad de Nueva York en los 1950's que mediante presionar botones todo el día en una tarea intrascendente donde las hay, podía proveer de una muy decente calidad de vida a una familia de clase media. El ejemplo apunta hacia su explicación: la misma tarea con el mismo ingreso nominal en moneda estable, ganaba en poder de compra real cada año. Esto se debe sencillamente a que el commodity utilizado como dinero se volvía relativamente escaso a la producción creciente en varias o casi todas las industrias a la vez, por sus mejoras en productividad y volumen productivo correspondiente. Evidentemente, quien participaba de tareas más productivas que un ascensorista, ganaba no sólo por la apreciación del dinero frente a los bienes producidos, si no que se generaba a sí mismo ganancia empresarial.
La redistribución, que es el fenómeno de la coacción con fines de modelar la distribución del ingreso monetario, es de cuño inmoral y antieconómico. Premia los malos comportamientos, erosiona los incentivos connaturales al mercado y en general crea una situación de ilegitimidad y ceguera ético-económica en un territorio. La postura pro redistribución ignora el hecho de que el ingreso es psíquico parcial o totalmente en las actividades humanas, y ya que la economía es una derivación de la ética, no es posible redistribuir a la fuerza más que los objetos materiales que son el objeto de las preferencias y logros subjetivos de los creadores. Todo lo valioso para un ser humano debe ser ganado, no puede ser arrebatado por la fuerza. Si una mentira destruye el valor de lo obtenido en el plano personal, de igual manera la estafa y expoliación destruyen parcial o totalmente los objetos que se pensaba tendrían en sí mismos valor. La fijación mercantilista con la acumulación, con el dinero como un fin y con un supuesto valor intrínseco de los bienes, permite ese engaño mental desastroso. Es curioso que quienes más deploran la existencia de dinero y consumo, menos quieran separar la idea de justicia de la posesión de objetos materiales que no tienen valor por sí mismos. Es la mente humana la que les provee de significado, para empezar.
Fuente: Publicado en el Instituto Mises Ecuador - http://misesecuador.drupalgardens.com

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