Nelson Mandela
La medida de un hombre valiente es superar su propia cobardía, la medida de un hombre con grandeza es ampliar los límites que lo empequeñecen, la medida de un gran estadista es sanar las heridas de su país. Ese fue Nelson Mandela.
El apartheid había creado “una herida honda y duradera”, según Mandela. Bajo este sistema de exclusión, los africanos de color eran segregados, marginados. La piel determinaba los territorios donde confinaban a las tribus y los barrios de las ciudades en donde vivían. La educación escolar era inferior a la de los blancos. Muy pocos sudafricanos de color accedían a la universidad. Y todo eso estaba bien a la vista. Era un sistema planificado.
Pero Mandela logró emerger como líder y unir al país, sin excluir ni demonizar a los opresores blancos. En primer término logró crear en ellos la conciencia de que lo que perseguían era no sólo injusto sino insostenible. En segundo término estuvo dispuesto a ver, hasta en algunos de los guardianes más brutales de las cárceles donde estuvo, alguna ocasional chispa de humanidad. Sostenía que el sistema los había convertido en una versión degradada de sí mismos.
Mandela es un héroe de la libertad porque es un referente de la tolerancia, del respeto al prójimo, de la igualdad ante la ley, de la no violencia, de mirar al futuro con optimismo. Un líder sanador. Sudáfrica era, casi, un país imposible. Mandela logró cambiar su destino y lo convirtió en una nación, no en varios grupos que se temían y odiaban mutuamente.
Mandela es un líder que puede inspirarnos a los argentinos para superar las antinomias, las heridas, y enseñarnos a convivir celebrando nuestra diversidad.
FUENTE: PUBLICADO EN LIBERTAD Y PROGRESO- ENVIÁDA POR MAIL
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