La realidad de los bienes de intercambio está indicando que los astros están orientados desde hace una década hacia los países productores de alimentos, naturalmente como región la más favorecida aparece el MERCOSUR.
Por: Aldo Norberto Bonaveri
PregonAgropecuario
Pese a la crisis europea y la recomposición aún inconclusa de la debacle financiera del 2008, los países productores de alimentos no sintieron con la misma magnitud los cimbronazos económicos, el valor de la mayoría de sus producciones no se vieron depreciados (la excepción es la leche y algún otro artículo puntual) como aconteció en otras actividades. Resultando mucho más auspicioso aún, observar que en el mediano plazo la tendencia de muy buenos precios proseguirá ocupando la escena.
Interpretar semejante comportamiento de los mercados no requiere conocimientos superlativos, seguramente se producirán las oscilaciones coyunturales propias en las commodities, pero el balance de la performance de las mismas continuará siendo positivo, tal como viene sucediendo desde 2002. De un análisis desde entonces a la fecha, se aprecia con nitidez que por sobre cualquier retroceso transitorio, la recuperación y el mejor posicionamiento han sido una constante.
La razón de la revalorización de la producción agroalimentaria encuentra su fundamento sustancial en el crecimiento mundial de la demanda; en lo que va de este siglo, tal modificación favorable se da en virtud del crecimiento acentuado y constante de China e India, ambos gigantes otrora con poblaciones precariamente alimentadas, vienen mejorando gradual pero sostenidamente la dieta de sus habitantes, en un proceso que todavía tiene un amplio margen por perfeccionar.
Ese solo dato, asociado a la continuidad de su expansión económica, que aún cuando en el presente año reducirá su intensidad, igualmente los indicadores de los dos más populosos del orbe siguen siendo nítidamente positivos, razón por la cual está garantizando un mayor requerimiento. Como dato complementario, pero no por ello menos válido, bien cabe ejemplificar que China tres años atrás era un importante exportador de maíz, sin que su producción menguara ya ha dejado de serlo, e inclusive esta previsto que en el futuro cercano pasará a revistar entre los importadores del éste cereal.
Naturalmente que ambos colosos constituyen la locomotora que impulsa una demanda creciente y sostenida, pero las mayores necesidades mundiales de alimentos no se agotan en ellos; actualmente son varios los densamente poblados países asiáticos con economías emergentes en alza que tienen los mismos objetivos.
Hace tres años atrás que los expertos indicaban la necesidad de incrementar en un 70% la producción mundial de alimentos para el 2050. Sin duda la mayoría de los países productores fueron tomando nota de tan grande desafío y, los avances tecnológicos con la biotecnología a la cabeza, están creando las condiciones para vía optimización de rendimientos posibilitar la concreción del ambicioso objetivo.
No obstante la magnitud de la proyección citada, la propensión parece acentuarse; al respecto, cabe consignar que un reciente informe emanado de la Fundación Producir Conservando, prevé que el consumo mundial de alimentos para el 2020 experimentará un incremento cuantificado en 363.000 millones de dólares
El ciclo favorable viene resultando muy bien aprovechado por el grueso de los países productores, Brasil es el caso más elocuente, con récords acumulados en las distintas producciones agropecuarias, acompañado de un desarrollo superlativo de la industria, donde las actividades agroalimentarias se destacan como la nave insignia de la que está en proceso de ser una potencia mundial. El principal socio del MERCOSUR es un palmario ejemplo de como se deben usufructuar las mieles de los ciclos favorables.
Mencionar a Brasil y su desarrollo agropecuario nos conduce directamente a las comparaciones. En 1960 Brasil y Argentina tenían un rodeo vacuno bastante aproximado en torno a las 52.000.000 de cabezas, ahora en nuestro territorio el stock está por debajo de los 46.000.000, en tanto nuestro vecino ronda los 200.000.000 de bovinos. Si el cotejo lo hacemos en términos energéticos los resultados son más apabullantes aún, basta mencionar que en 1997 ambos países producían prácticamente la misma cantidad de petróleo. En Argentina estamos estancados, lo que nos llevó a perder el autoabastecimiento, en contraposición Brasil entre 2002 y 2011 incrementó 45% su producción de crudo, llegando a fin del año pasado a los 768.000.000 de barriles.
La realidad de los bienes de intercambio está indicando que los astros están orientados desde hace una década hacia los países productores de alimentos, naturalmente como región la más favorecida aparece el MERCOSUR. Tanto las administraciones de Lula como de Dilma Rusef entendieron perfectamente como capitalizar semejante “viento de cola”, igualmente cabe decir que Tabaré Vázquez y José Mujica supieron aprovechar los beneficios para mejorar notoriamente la performance de la economía del Uruguay, el que ya pese a su acotada extensión, viene superando en los últimos años invariablemente nuestras exportaciones carneas. También Paraguay logró explotar mejor la bonanza.
Naturalmente semejante aliciente externo no fue neutro para Argentina, muchas cosas se solucionaron más rápidamente de lo que cualquier analista podía suponer al desatarse la crisis del 2001, claro está que tampoco era presumible conjeturar que la soja pasaría de los míseros u$s 160 la TT a los u$s 575 de nuestros días, en virtud de ello nadie podía calcular que la producción del principal recurso del país se duplicaría. La inmensa cantidad de divisas que ello generó, sumada a la aplicación de retenciones sin precedentes por lo abultado le otorgó a los gobiernos K un poder jamás imaginado, pero no muy bien utilizado.
Independientemente de las distintas opiniones que puedan surgir en torno a la utilización de fondos tan pródigos, resulta menos entendible como un Gobierno que encuentra en un sector productivo la solución de muchos problemas, le ponga tantos obstáculos en el camino, que a la postre conspiran manifiestamente con el mismísimo ingreso de más divisas para el país, a la vez de repercutir negativamente en el mercado laboral, tal como viene aconteciendo con la industria frigorífica, los tamberos y las economías regionales.
Es innegable que hemos dejado pasar muchas oportunidades, lo que no se hizo ya es historia, no obstante si se modificara al rumbo aún nos queda un tiempo propicio para aprovecharlo
FUENTE:Enviado por e.mail por su autor por Pregon Agropecuario
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