viernes, 20 de enero de 2017

¿Igualdad de Oportunidades?

Resultado de imagen para edgardo zablotsky ucemaPor el Dr. Edgardo Zablotsky
Hay que resolver la desnutrición infantil

La decisión del presidente Mauricio Macri para enviar al Congreso legislación que establece la obligatoriedad de la escolarización de todos los niños a partir de tres años de edad, es una iniciativa notable que buscan introducir una mayor igualdad de oportunidades. La estimulación temprana de los niños es fundamental, como lo demuestra, por ejemplo, por las contribuciones seminales de James Heckman, el destinatario del Premio Nobel de Economía en 2000.
Sin embargo, según lo indicado por el Dr. Abel Albino, un hombre sinónimo en nuestro país con la lucha contra la desnutrición infantil ", con el fin de tener una educación que es necesario tener un cerebro. El ochenta por ciento del cerebro se forma durante el primer año de vida. Crece un centímetro por mes. La formación del sistema nervioso central (es) completada (en) los dos primeros años de la vida. Si durante este lapso el niño no recibe la alimentación y estimulación necesaria, el crecimiento cerebral se detendrá y si sí no se desarrolla normalmente, va a afectar coeficiente y la capacidad intelectual del niño para el aprendizaje ".
Un informe reciente de la Universidad Católica Argentina leer que "en la Argentina, la mitad de los niños sufren de alguna forma de desnutrición antes de cumplir los dos años de edad, (si) solo consideramos la anemia, baja estatura, obesidad o bajo peso. Esto quiere decir que las consecuencias de la mala alimentación ya hacen su impacto en el momento de mayor crecimiento, donde se están desarrollando estructuras vitales ".
¿Cómo es posible hablar de la igualdad de oportunidades en frente de esta imagen?
El gobierno nacional, lejos de ocultar este grave problema, ha admitido que, a diferencia de la última administración de Cristina Fernández de Kirchner. Por ejemplo, se ha firmado acuerdos con la Fundación CONIN, en el marco del Plan Nacional de Primera Infancia, que hará posible la apertura de diez centros para la prevención y tres para la recuperación para los casos graves de desnutrición, y el gobierno también colaborará en la fortificación de otras 20 áreas de prevención, que ya están trabajando bajo la dirección de la Fundación.
No hay duda de que la dirección es la correcta, pero a mi entender la magnitud de los recursos aplicados no lo es. Este artículo plantea la consideración de los lectores una propuesta con respecto a la forma de liberar muchos más recursos para probablemente la deuda social más importante de nuestro país: la desnutrición infantil.
El gobierno, el director económico de los bienes y recursos públicos, debe decidir cuánto gastar y lo que en el fin de maximizar los objetivos de la sociedad, teniendo en cuenta la existencia de recursos limitados al hacerlo.
Está claro que en nuestro país las nefastas consecuencias que todos conocemos han sido ignoradas. No es posible pasar de forma permanente más de lo que tenemos y el presupuesto debe ser asignado a las áreas de mayor impacto social. Apliquemos esta idea simple para desgracia de la desnutrición infantil.
¿Qué política pública es más inclusiva - dedicar un presupuesto mayor para asegurar una nutrición adecuada a todos los niños durante sus primeros dos años de vida o para mantener el acceso gratuito y sin restricciones a las universidades, con los costes que ello implica, la subvención de muchos estudiantes que asistieron, durante su escolarización primaria y secundaria, las instituciones privadas?
¿No sería más eficiente socialmente para otorgar becas a los jóvenes que lo requieran y cuyos grados apoyaría ellos? En lugar de a aquellos estudiantes que pueden pagar por sus estudios universitarios? Creo que sí. Un niño desnutrido en sus primeros años de vida, casi con certeza, no va a llegar a la universidad. ¿Es justo que él no tiene la oportunidad de hacerlo, solamente por haber nacido en un hogar humilde? ¿De qué estamos hablando cuando hablamos acerca de la inclusión o igualdad de oportunidades?
Hemos aprendido en nuestro país - desde hace más de 10 años - que una cosa es el discurso y otra cosa muy diferente es la realidad.
Nada es gratis, por supuesto, y la educación universitaria tampoco. La restricción, entrada libre a las universidades para los estudiantes que pueden pagar sus estudios a prevenir estos recursos sean asignados a otros objetivos, como la lucha contra la desnutrición infantil con un mayor esfuerzo. Este es un costo alto que no es posible no tener en cuenta.
Por esa razón, este artículo propone que los lectores se preguntan si la educación universitaria gratuita debe ser mantenida para aquellos estudiantes que pueden pagar el costo de sus estudios, o si esos recursos deben ser utilizados para hacer frente a la vergüenza en nuestro país que es la desnutrición infantil.

Edgardo Zablotsky es miembro de la Academia Nacional de Educación y rector de la Universidad del CEMA
ENVIADO POR SU AUTOR

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