domingo, 1 de julio de 2012

Cuasimonedas: la asfixia provincial agita el viejo fantasma  
Cronista.com El déficit fiscal que sufren las provincias resucitó el debate sobre uno de los fantasmas más temidos de 2001: las cuasimonedas. Los analistas consultados por WE coinciden en que por ahora no hay riesgo de que los gobernadores pateen el tablero y decidan apelar a la emisión de bonos y que será el BCRA quien usará la máquina de imprimir billetes para paliar el rojo provincial.

Por Manuel Torino
Antes de que la cuestión de pesos se transforme en una cuestión de peso, los gobernadores buscan una salida a la estricta dieta financiera a la que vienen siendo sometidos por el gobierno nacional. El caso más sintomático es el de la provincia de Buenos Aires, que hasta ayer no había recibido los $ 2800 millones que necesita de la Nación para pagar los sueldos y el medio aguinaldo de este mes a unos 538.000 empleados estatales.
Sin embargo, la escuálida situación fiscal no es exclusiva del territorio bonaerense, que aparece en realidad como la punta del iceberg en el desfinanciamiento estructural que sufren las administraciones provinciales. En los primeros meses del año, el menor crecimiento económico generó una marcada desaceleración en la transferencia de fondos automáticos de la Nación a las provincias: de un crecimiento del 33% en la comparación interanual de enero, cayó a un 18% en la de mayo, según cifras del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). "Para la coparticipación, una cifra del 18% es muy baja. Sobre todo si consideramos un nivel de inflación que seguramente ande por encima del 24%, con lo cual están mandando dinero que compra menos cosas ahora que en mayo del año pasado", sostiene Ariel Barraud, economista del Iaraf.
Ese deterioro, combinado con una desaceleración en la recaudación provincial en el primer bimestre del 10%, mantiene al rojo vivo los balances de provincias como Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza y Neuquén. "Los recursos provinciales, tanto en el Norte, que están relacionados con la soja y el agro, como en el Sur, con el petróleo, han disminuido. Y lo que venía del gobierno nacional está escaseando", sostiene Orlando Ferreres, de la consultora Orlando Ferreres & Asociados. Y agrega: "Si a eso le sumamos que hay presión sindical con aumentos del 25%, entonces tenemos una suba fuerte de gasto y una recaudación bastante alicaída. Se empiezan a sentir los primeros cimbronazos en las provincias porque no les alcanza para pagar todo".
En el actual contexto, la salud fiscal de los gobiernos del interior del país queda a merced de la voluntad del poder central y de las transferencias discrecionales que decida autorizar. Según estimaciones de economistas y analistas consultados por El Cronista WE, las necesidades financieras totales de las provincias este año rondarán los 40.000 millones de pesos, es decir, un 30% más de lo que necesitó en 2011. ¿Como cubrirlas? Las provincias tienen dos herramientas propias: el aumento de presión tributaria por un lado, y la emisión de deuda por otro. Los especialistas suponen que la carga impositiva podría llegar a cubrir $ 7000 millones y que la emisión de deuda, según datos del mercado, estaría cercana a los $ 16.000 millones. Así las cosas, queda un déficit de $ 17.000 millones para que los balances cierren.
Sin margen de maniobra y ante la acuciante situación fiscal, desde las provincias se empezó a agitar uno de los peores recuerdos de la crisis del 2001: las cuasimonedas. Los primeros rumores de que se estaba analizando la vuelta a la emisión de monedas de emergencia surgieron desde los mismos bastiones provinciales que encabezan el reclamo por falta de financiamiento.
Y si bien nadie cree en fantasmas, en las últimas semanas tanto José Manuel de la Sota, como Antonio Bonfatti, Daniel Peralta y Daniel Scioli -gobernadores de Córdoba, Santa Fe , Santa Cruz y Buenos Aires, respectivamente-, tuvieron que salir a ahuyentar las versiones de una posible emisión de bonos provinciales en sus territorios.
El líder del Frente Amplio Progresista, Hermes Binner, fue más allá: denunció, una vez más, que no se cumple con la ley de coparticipación federal y luego vaticinó que “se corre el riesgo”, de que se vuelvan a emitir bonos provinciales.

Un juego de presión política

Considerada por muchos como un "mal necesario" que alcanzó relativo éxito y aceptación durante la crisis de 2001, la alternativa de las cuasimonedas aparece como herramienta económica -o de presión política- cada vez que el agua empieza a llegar al cuello de los gobernadores.
Sin embargo, los expertos consultados por WE coinciden en señalarlas como una medida de último recurso y desaconsejan su implementación en el contexto económico actual. "Que el gobierno nacional permita emitir cuasimonedas sería una señal de alarma muy fuerte, que rememoraría al 2001. Yo creo que mientras haya reservas en el Banco Central, se va a seguir gastando y no se van a emitir", opina Ferreres.
Por su parte, el economista Martín Grandes, director del centro de investigación aplicada de la Escuela de la Negocios de la UCA e investigador del Conicet, también descree que vayan a resucitar, "al menos, mientras el gobierno central tenga caja y fuentes de financiamiento", y sostiene que "se trataría de un retroceso institucional muy grande y enviaría una mala señal".
En la misma línea se expresa Jorge Sarghini, ex ministro de Economía bonaerense durante cuya gestión se lanzaron los recordados patacones (ver recuadro). "Sería un error el solo hecho de evaluar la alternativa de emitirlas. Nunca es buena alternativa el uso de cuasimonedas. Es un instrumento de última instancia y hoy no están dadas las condiciones para aplicarlas", destaca.
En líneas generales, el estado de las variables económicas en la Argentina hoy casi no resiste comparación con la situación terminal de principios del 2000. Sin embargo, dos indicadores clave encienden luces amarillas: por un lado, un déficit fiscal de alrededor del 2,5% del PBI, y por otro, una inflación cercana al 24%. "La situación actual tiene cierta similitud con lo que sucedió con la última gran emisión de monedas. Revisando los números de esa época, nos encontramos con que el déficit de las provincias por entonces es comparable con los que presentan ahora", sostienen desde el Iaraf.
"En tiempos de la megacrisis las tarifas estaban actualizadas y ahora hay que aumentarlas para que no se caigan los servicios públicos. A su vez, en aquel momento hubo una híper-recesión con 0% de inflación. Hoy hay una recesión importante con mucha expansión nominal, o sea inflación", distingue Ferreres.
Palabra autorizada por haber impulsado la estrategia monetaria de emergencia en la provincia de Buenos Aires en 2001, Sarghini también se presta al juego del espejo y compara ambos períodos: "Es cierto que el nivel del déficit hoy en las provincias es comparable con el déficit de la última crisis, pero el contexto es totalmente diferente. Si bien la razón fundamental es el desequilibrio estructural, que sigue presente y se profundizó, hay que tener en cuenta que a la crisis de 2001 se llega después de casi tres años de caída en la recaudación y en el nivel de actividad. La provincia de Buenos Aires caía a más del 15% y el país al 5%. Ahora, en cambio, se da en un contexto de desaceleración del crecimiento pero todavía con una recaudación positiva", remarca el ex funcionario del gobierno de Carlos Ruckauf.

Otros mecanismos

Desde el gobierno nacional rechazan de plano la posibilidad de permitir la la emisión de cuasimonedas. Sus razones son más que entendibles.
Por un lado, sus funcionarios enfrentarían con aún más dificultades de las que ya exhiben para controlar la presión inflacionaria y por otro cederían el monopolio como autoridad de emisión de moneda.
Nadie logra olvidar aún que, allá por 2002, llegaron a coexistir unas 15 monedas alternativas en todo el país.
Pero los especialistas consultados por WE aseguran que el principal argumento para descartar un esquema de cuasimonedas es que el Estado hoy tiene otros mecanismos de emisión.
Con cerca de 45.000 millones de dólares en reservas y una amplia disponibilidad para hacer uso de ellas -sobre todo desde la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central-, el control del gobierno kirchernista de la caja y del destino financiero de las provincias es abrumador.
"Cuando hacen falta pesos, utilizan reservas en pesos. Y cuando hacen falta dólares, hacen lo propio. El otro mecanismo que tiene el gobierno central es la colocación de letras de la ANSES y del PAMI, que son prestamistas fondeados indirectamente por las propias provincias", denuncia Sarghini.
"El auxilio financiero probablemente llegue del estado nacional y sea cubierto con emisión monetaria. A diferencia de otras épocas, ahora, a partir de la reforma en el Banco Central, está la posibilidad de cubrir los déficits fiscales, tanto nacionales como provinciales, con emisión monetaria. Por eso hoy no son necesarias las cuasimonedas", acota Barraud.
Por su parte, actualmente las provincias suscriben a un Pacto Fiscal con la Nación -enmarcado en la nueva ley de Responsabilidad Fiscal que se reformó en octubre de 2009, justo cuando por la crisis internacional se volvía a hablar de cuasimonedas en las provincias- que no permite la emisión provincial. Además, con la pérdida de la autonomía tributaria de las provincias en pos del gobierno central, la posibilidad de que un gobernador díscolo patee el tablero y acuda a la impresión de billetes se reduce al mínimo.
Por ahora, ningún mandatario provincial mostró tendencias al suicidio político. Pero el malestar de las provincias ante la asfixia fiscal y la falta de autonomía sigue in crescendo.

Falta de acceso al crédito

En tanto, el fondeo provincial a través de endeudamiento luce prohibitivo, ya que se deben aceptar tasas cercanas al 15% en dólares. "A raíz de las últimas medidas del gobierno nacional, como la expropiación a YPF, se ha disparado el riesgo país y se les ha dificultado más todavía el acceso al mercado internacional de capitales", argumenta Barraud.
Respecto a la aparición de prestamistas fronteras adentro, el panorama también luce poco amigable: "Tampoco han tenido un acceso a financiamiento voluntario en la Argentina a tasas coherentes: muy pocos bancos han invertido en bonos provinciales y casi no hay inversores institucionales, excepto la ANSES pero que responde al gobierno nacional".
La otra herramienta recaudatoria provincial es el aumento de la presión impositiva propia pero, según los analistas, se encuentra al límite luego de una carrera ascendente que data de 2008. En la desesperación, algunas provincias se ven obligadas a aumentar la carga tributaria -Scioli lo hizo recientemente con el impuesto rural- asumiendo el costo político que estas medidas tienen en un contexto de vacas flacas.
"Terminamos haciendo lo contrario a lo que se viene haciendo en el mundo: estamos aplicando medidas recesivas como el aumento de impuestos. Casi todas las provincias han aumentado la presión tributaria, a ver si pueden seguir tirando", acota Ferreres.
Sin margen de maniobra, las provincias siguen siendo víctimas del debilitamiento de federalismo y se resignan a la genuflexión ante el poder central. Y sin cuasimonedas a la vista, la ansiada respuesta monetaria llegará desde la caja K. z we
FUENTE:publicado en www.cronista.com

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