Es menester que el cenáculo intergubernamental de alto nivel, logre el consenso necesario, pergeñe acciones comunes y, obtenga el imprescindible compromiso político internacional, en la ambiciosa y justa meta de batallar contra la desnutrición y, coronar el propósito general de mejorar las dietas y elevar los niveles de sustentación. |
Por: Aldo Norberto Bonaveri
El mes pasado se conoció un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura “FAO”, el que da cuenta que 805 millones de personas padece desnutrición en el planeta.
El citado documento titulado “El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo”, indica que las regiones más críticas son el Oriente Medio y el norte de África, donde la cifra se ha duplicado en dos décadas pasando de 16 millones a 32 millones. Para los expertos de la FAO, tan deficiente regresión, que preocupa a los responsables de la organización, es atribuible a los conflictos imperantes en esos territorios.
Un caso paradigmático es el de Siria, tradicionalmente exportador de alimentos, en la actualidad como consecuencia de la feroz guerra civil que azota al país desde 2011, ha perdido su autoabastecimiento.
Indudablemente la mayor vulnerabilidad persiste en el África subsahariana, donde más de 25 % de los habitantes están crónicamente desnutridos. En relación al continente negro es menester medir la incidencia del actual brote de ébola en Guinea, Liberia y Sierra Leona, lo que significa una emergencia sanitaria sin precedentes, que está influyendo rápidamente en potenciar la crisis alimentaria, habida cuenta que las poblaciones de esos países no están cosechando ni plantando cultivos debido a la referida epidemia.
Cuantitativamente el problema de la desnutrición impacta en Asia, donde viven 520 millones de personas que pasan hambre, la mayor cantidad en el mundo.
En Oceanía se produjo una leve mejora en términos porcentuales, experimentando un descenso de 1,7 %, respecto del 14% registrado en 2012, pero a la vez se advirtió un aumento en la cantidad de personas que sufren hambre. América Latina y el Caribe fue la región que más avanzó en reforzar la seguridad alimentaria.
En su cometido por reducir el hambre, los funcionarios de la FAO responsabilizaron a los Gobiernos que no adecuan políticas para resolver el problema, al tiempo que instan abocarse colectivamente para solucionar el tema de la desnutrición y mejorar la protección social.
No obstante que la cifra global impresiona, el hambre en el mundo ha descendido en 100 millones de almas en la última década y, en 209 millones con respecto a 1992. Basado en los progresos obtenidos y en la férrea decisión de las organizaciones que redactaron el informe: FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola y el Programa Mundial de Alimentos “PMA”, comprometidas en actuar mancomunadamente para cumplimentar con el Objetivo de Desarrollo del Milenio “ODM” número uno, de reducción a la mitad de la proporción de personas desnutridas para 2015.
Sobre el particular, al presentar el informe de marras, el director general de la FAO, el brasileño José Graziano da Silva, dijo que las cifras indican que “un mundo sin hambre es posible en nuestra vida”, empero enfatizó que alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio, sólo será posible “si se intensifican los esfuerzos apropiados e inmediatos”.
La estrategia contempla lograr un amplio compromiso político, la necesidad de persuadir a los responsables para que efectúen la interpretación correcta de los grandes desafíos que tienen por delante, que emprendan las acciones políticas pertinentes, la convicción de generar una amplia participación y, recoger lecciones de otras experiencias exitosas. Al respecto, encomendaron a los gobiernos que trabajen en estrecha colaboración con el sector privado y la sociedad civil.
Las agencias abogaron por un “entorno propicio” y subrayaron que “la inseguridad alimentaria y la malnutrición son problemas complejos que no los puede resolver un solo sector o grupo de interés, sino que se deben abordar de manera coordinada”.
Conforme surge del espíritu del informe, el “entorno propicio” se debe sustentarse en un enfoque integrado que prevea inversiones públicas y privadas para incrementar la productividad agrícola, el acceso a la tierra, los servicios, las tecnologías y los mercados, y medidas para promover el desarrollo rural y la protección social de los más vulnerables, como el fortalecimiento de su capacidad de resistencia frente a los conflictos armados y los desastres naturales.
“El estado de la inseguridad alimentaria” será parte de la agenda y debates de la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición, que se celebrará en Roma del 19 al 21 noviembre, evento que organizaran conjuntamente por la FAO y la Organización Mundial de la Salud “OMS”.
Es de esperar que dicho cenáculo intergubernamental de alto nivel, logre el consenso necesario, pergeñe acciones comunes y, obtenga el imprescindible compromiso político internacional, en la ambiciosa y justa meta de batallar contra la desnutrición y, coronar el propósito general de mejorar las dietas y elevar los niveles de sustentación.
ENVIADO POR SU AUTOR http://www.pregonagropecuario.com/cat.php?txt=5736#fcCHp5hxdQdhcxqY.99
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