Los partidos políticos son un fenómeno tan antiguo como la sociedad. Se han manifestado siempre sobre todo allí donde la vida política fue activa, como la República romana, la Italia del Renacimiento, el desarrollo del Estado inglés, la Revolución francesa y la Unión norteamericana no se explicarían sino a través de la lucha de los partidos políticos. Los partidos brotan de diferentes modos; por diferencias religiosas, por adhesión a dinastías o jefaturas, por diferentes doctrinas políticas; agregando además que íntimamente todo partido vive y subsiste merced a los principios de simpatía, imitación, competencia y lucha.
Una de las funciones principales de los partidos políticos es la designación de candidatos para las elecciones, pero en la realidad la elección de los aspirantes depende casi siempre de una camarilla formada por los dirigentes y sus asistentes. Maurice Duverger, jurista, politólogo y político francés, dice que “La organización de los partidos no está ciertamente de acuerdo con la ortodoxia democrática. Su estructura interior es esencialmente autocrática y oligárquica: los jefes no son realmente designados por los miembros, a pesar de las apariencias, sino cooptados o nombrados por el centro; tienden a formar una clase dirigente, aislada de los militantes, una casta más o menos cerrada sobre sí misma”. Es por ello que se ha señalado que, en la fase preelectoral y en el período electoral, salta manifiestamente a la vista la prevalencia del autoritarismo partidocrático.
En concreto, las elecciones políticas no siempre se desenvuelven de acuerdo con las disposiciones legales y los imperativos morales de veracidad, honradez y libertad, anomalías electorales que exigen medidas técnicas y jurídicas orientadas a garantizar el proceso contra el fraude y la manipulación, y la administración y control del mismo proceso comicial por una estructura auténticamente independiente. Por eso no son de extrañar las listas sábana, las colectoras, las colectoras inversas y las simuladas, candidatos testimoniales, listas de las que se ha sostenido, igualmente, que constituyen una violación del principio de libertad de elección que corresponde en general a la masa del electorado y, al mismo tiempo, una disminución del principio de la dignidad personal de los electores en particular.
Ayer y hoy, un partido político es un conjunto de personas que se unen para conquistar y conservar el poder. Antes de ver la luz, Estados como Francia, Inglaterra, Estados Unidos fueron debatidos con la participación de todos los sectores sociales. El pueblo, unido y en paz, creó al Estado y juró con el corazón respetarlo y someterse a sus instituciones. En nuestra Patria elPartido Federal y el Partido Unitario fueron los primeros partidos políticos, yen 1853, con un pueblo todavía fragmentado por las sangrientas luchas derivadas de la emancipación, juró la Constitución Nacional que estableció que los partidos políticos son “instituciones fundamentales del sistema democrático”.
*Abogado- Desde Formosa
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