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Durante la década de los 60 del año pasado, los argentinos comían en promedio 93 kilos de carne por año, pero desde que se instaló la carestía, el desplazamiento de la ganadería por el monocultivo de soja y la cría de ganado dejó de ser el negocio preferido de los estancieros, el promedio se vino abajo, a 55,4 por habitante el año pasado.
El consumo de carne había venido aumentando hasta 1960 porque en la década de los años 20 el promedio era de 53 kilos per cápita.
En realidad la Argentina era fuertemente anómala en cuanto al consumo de carne, que se vio favorecido por la generosa geografía que permitió en los orígenes de la ganadería la existencia de inmensos rebaños de vacunos en la pampa, de los que los gauchos se servían como de frutos naturales. Mataban una vaca, le comían la lengua y dejaban el resto a los perros y los caranchos.
A partir de allí se generó el gusto por la carne, en particular el asado, que se acrecentó con la llegada de los inmigrantes que se aficionaron mucho a ella, sobre todo teniendo en cuenta que en Europa la dieta era de papas, verduras y legumbres, y las carnes estaban reservadas para los nobles casi exclusivamente.
FUENTE:Publicado en www.aimdigital.com
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