lunes, 13 de febrero de 2012

Los "secretos" de Cristina Kirchner para mantener su buena imagen pese al "cepo cambiario" y suba de tarifas
Por Por Fernando Gutierrez
(Produccion: Mariano Jaimovich)
iProfesional.com
La gestión de Cristina Kirchner se está transformando en un verdadero desafío de interpretación, tanto para los economistas como así también para expertos en ciencias políticas y analistas de opinión pública.
Porque una cosa era entender el buen humor de la sociedad en medio de una economía que se expandía a tasas chinas. Pero otra muy distinta es desentrañar por qué -pese a lasrestricciones para comprar dólares, la suba de tarifas, ajustes y decisiones impopulares- suimagen positiva continúa bien en alto. Más aun, algunos sondeos muestran que su aprobación social sigue en ascenso.
Al respecto, en los últimos días se dio a conocer el índice de confianza en el Gobierno que elabora la Universidad Di Tella.
Cabe aclarar que este tipo de relevamientos se efectúa tomando como base una muestra de la población representativa de la sociedad, con integrantes de distintos estratos sociales.
En dicha investigación se pidió a los entrevistados que calificasen al Gobierno en una serie de ítems, desde la honradez de los funcionarios hasta la capacidad para gestionar.
En una franja que va desde los 0 a los 5 puntos, el puntaje que obtuvo la actual gestión fue de2,82, un nivel nunca antes alcanzado en su gobierno. Y casi el más alto en los 10 años en los que se ha medido este índice.
Hay que remontarse a comienzos de 2004 -cuando los argentinos estaban esperanzados en los primeros meses de Néstor Kirchner por la acelerada recuperación económica- para encontrar un guarismo comparable.
Claro está que, a diferencia de lo que pasaba en aquel momento histórico:
  • Hoy la Argentina no vive la euforia de la soja.
  • Los precios de los bienes y servicios no paran de subir.
  • El Gobierno "avisó" que habrá que pagar más por la luz, gas, agua y transporte.
  • Existen limitaciones para adquirir productos importados y tecnología de vanguardia.
  • Hay dificultades para ahorrar en dólares, siendo éste un tema tan sensible para los argentinos.
  • El Gobierno ya lleva varios años en el poder, con el natural desgaste que esto implica.
Esto, sin nombrar el problema irresuelto de contar con información poco confiable (INDEC) o bien el temor que a muchos argentinos les genera que ahora el Estado sea quien administre sus jubilaciones.
Pero hay más. Según un estudio del Banco Ciudad, nunca antes se había dado en el país unapresión impositiva tan fuerte sobre la población, equivalente a un 30% del PBI.
Aun así, considerando los distintos factores mencionados, todo parece indicar que la "batalla cultural K" sigue imponiéndose por encima de estas cuestiones.
Argentina, ¿la excepción a la regla?
En un contexto como el actual, el "manual" indica que cualquier gobierno debería verse afectado por el costo político de los ajustes y por las medidas impopulares.
Pero la Argentina sigue siendo un caso muy particular de análisis, a la que a veces no se le puede aplicar parámetros convencionales, al menos para el corto plazo.
Prueba de ello es que, en el presente, no sólo el índice de confianza en el gobierno mide biensino que, además, los diversos sondeos efectuados para determinar el humor de los consumidores también exhiben excelentes resultados, con una aún alta predisposición a seguir comprando bienes durables.
Y, por si alguien desconfía de las encuestas, sólo basta observar lo sucedido en esta temporada turística, en la que se dieron registros que hacía muchos años no se veían.
Y esto es válido tanto para los destinos internos -con 10 millones de turistas en enero y ocupaciones hoteleras en torno del 90% (pese a los altos precios)- como también para losdestinos externos, que recibieron 10% más de visitantes argentinos que en el período previo, en el que se había logrado un máximo.

Y algo más, los montos financiados en dólares, vía tarjetas de crédito, alcanzaron el nivel más alto desde el fin del 1 a 1.

A la hora de querer explicar el optimismo social y la buena imagen del Gobierno, un aspecto que resulta fundamental, es que los argentinos no sienten temor a perder el empleo.
Y, al poder indexar sus salarios, mantienen sus buenas expectativas a futuro.
En este sentido, cabe destacar que la estadística oficial marca un bajo nivel de desocupación, que ya perforó la barrera de los siete puntos (6,7%).
Sin embargo, los expertos señalan que, de por sí, esto no alcanza como para contrarrestar la seguidilla de "malas noticias" que empezaron a llegar a partir de noviembre. Y aquí es dondeentra a tallar una cuestión más de fondo...
La importancia de ganar la batalla cultural
"En otras circunstancias, las restricciones vinculadas con el dólar hubieran impactado de otra manera", señala Adrián Kittner, director de Econsultora.
Sus dichos sintetizan el sentir de la mayoría de sus colegas, que no salen de su asombro al ver cómo, finalmente, el Gobierno logró frenar con "mano dura" la dolarización y la fuga de capitales sin haber generado un exacerbado malestar social. También, apelan a un comparativo para mostrar qué tan importante es imponer el relato.
"Años atrás, sustentado en un discurso populista, Néstor Kirchner le pagó al FMI casi de contado u$s10.000 millones y encima logró que Hebe de Bonafini y grupos de izquierda aplaudieran la iniciativa. ¿Te imaginas la reacción ante tal decisión, de haber sido otro gobierno, o un dirigente de derecha? Se habría generado un caos social", reflexiona -off the récord- un empresario de llegada a la Casa Rosada.
Y agrega: "Salvando las distancias, ahora llegaron las restricciones cambiarias y no se generó un malestar exacerbado. Porque el oficialismo logró imponer la batalla cultural por sobre la económica".
Pero, ¿qué significa ganar esa batalla cultural? Por ejemplo, que buena parte de la sociedad acepte la ideología K, el saber "vender" que el Estado debe intervenir -y, llegado el caso, hasta apropiarse de rentas privadas- con el argumento de que así se mejorará la redistribución del ingreso, o bien convencer de que los males son por culpa de otros, ya sea empresarios o sindicalistas.
Ganar en el relato hasta permite disponer de "antídotos" para neutralizar el efecto de lasmedidas impopulares.
Antídoto 1: garantizar dólar quieto 
Como efecto "tranquilizador" a las restricciones para comprar dólares, el Gobierno se ocupó dereafirmar -discurso a discurso- que el billete verde no se iba a disparar.
Porque, en caso contrario, hubiese crecido el mal humor social, al ver que no se puede adquirir aquello que sube.
Los analistas reconocen que el Ejecutivo ha tenido éxito en despejar uno de los fantasmas más temidos en el imaginario colectivo: la devaluación.
De hecho, los propios funcionarios kirchneristas han señalado que el boom del consumo está sostenido por la sensación de estabilidad cambiaria.
Al respecto, el economista Miguel Bein, señala que dicha estabilidad "compensa el impacto negativo que genera la catarata de intervenciones".
En otras palabras, que la sociedad acepta reprimir su apetito dolarizador en tanto legaranticen un "seguro de cambio", es decir, que el billete verde no se va a disparar.
"Los argentinos no quieren anarquía y reconocen gobernabilidad en Cristina Kirchner. Mientras no haya grandes sobresaltos económicos, se puedan ir de vacaciones, comprar autos o electrodomésticos -si es posible en cuotas- no se hacen demasiado problema", grafica Alejandro Corbacho, catedrático de ciencias políticas en la Universidad del CEMA.
Antídoto 2: no a los paquetes económicos
Otra habilidad que los expertos le reconocen al Gobierno reside en el manejo de la comunicación.
Julio Burdman, director de la consultora Analytica, compara la forma en que Cristina da las noticias de ajuste con el estilo de gobernantes de otras épocas.
"No se presentan ‘paquetes' a la vieja usanza, con un ministro de Economía haciendo anuncios antipáticos en cadena nacional. La historia demostró que esto genera reacciones adversas", argumenta Burdman.
Y agrega: "En este sentido, Cristina es hábil en su relación con la opinión pública".
Antídoto 3: saber elegir al adversario
En relación al "marketing" comunicacional, si algo le reconocen los analistas a la Presidenta es su capacidad para elaborar teorías conspirativas y elegir adversarios que no gozan de la simpatía pública.
Ya sean líderes sindicales, banqueros, o de petroleras. Siempre el oficialismo tiene a mano a quien responsabilizar, ya sea por los desaciertos del Ejecutivo o por medidas desagradables, pero inevitables, que deban tomarse.
"En el relato oficial, la inflación es culpa exclusiva de los empresarios, que remarcan precios; la corrida cambiaria, de los banqueros que compran dólares y fugan divisas; la pérdida del autoabastecimiento energético, de los directivos de las compañías petroleras que no invierten lo suficiente", enumera el economista Federico Muñoz.
El analista, pese a discrepar con esa tesitura, no deja de reconocer el rédito político que genera: "Esta estrategia comunicacional ha sido sorprendentemente exitosa en el plano político, pues la sociedad no parece predispuesta a cuestionar al Gobierno".
La "guerra fría" con Moyano, quien no goza de la simpatía de buena parte de la clase media, también se enmarca en la estrategia de identificar bien quién puede ser tomado como enemigo.
Antídoto 4: insistir con que al mundo le va mal
Alejandro Catterberg, director de Poliarquía, considera que hay una creciente polarización en la forma en que la sociedad argentina percibe el accionar del Gobierno.
"Por un lado, está la creencia de ciertos círculos -que manejan mucha información- que sostienen que las medidas oficiales no evitarán una recesión y hacen una evaluación muy negativa de la actual gestión. Pero, al mismo tiempo, la visión mayoritaria de la sociedad es que sigue la bonanza, con boom de consumo y bajo desempleo", agrega.
En la misma línea, la politóloga Graciela Römer señala que "todavía hay un efecto inercial de apoyo a la Presidenta, que está vinculado con que la gente sigue percibiendo como positivo el saldo que ha venido dejando el Gobierno en estos últimos años".
Y destaca que las noticias que llegan del exterior sobre elevadísimos desempleos y crisis de deuda que afectan a muchos países no hacen otra cosa que jugar a favor de Cristina y permiten reforzar su discurso.
"Una gran cantidad de argentinos ve lo que pasa en Europa, con grandes ajustes fiscales que no se comparan con lo que ocurre aquí y piensan que el Gobierno está en el camino correcto", argumenta Römer.
El "síndrome Bielsa"
Como siempre, queda el interrogante de fondo. Y éste está vinculado con saber si la sociedad cambiará su buen humor si el modelo económico llegase a dar muestras de agotamiento.
Catterberg está en la vereda de los escépticos y cree que la popularidad actual de la gestión oficial no se prolongará por mucho tiempo: "Este año la imagen del Gobierno posiblemente tienda a caer como consecuencia de la desaceleración económica y el desgaste de tantos años en el poder".
Claro está, que el hecho de que esto suceda no necesariamente implica que alguien pueda capitalizarlo, desde el punto de vista político.
Como dice Corbacho, de la UCEMA, "el Gobierno arma la agenda sin problemas porque no tiene oposición. Entonces, mientras no haya voces creíbles, seguirá desligando culpas".
Entre los escépticos también se cuenta el economista Carlos Melconian, quien recurre a la metáfora futbolera para marcar el límite de la habilidad comunicacional de la Presidenta: "El discurso oficial funciona mientras las cosas vayan bien o se puedan disimular los errores. En términos futbolísticos, uno puede escuchar a Bielsa en una charla técnica dos horas y aplaudirlo, pero si pierde cuatro partidos seguidos no hay discurso que valga".
FUENTE:Publicado en www.iprofesional.com

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