El edificio es imponente. Una sucesión de columnas protegen el
frente y sendas rampas a diestra y siniestra lo bajan a tierra. Se trata
de la Facultad más grande del país, la de Derecho de la UBA, en cuyo
Salón Verde un equipo multidisciplinario de especialistas en distintas
ciencias, la mayoría de ellas sociales, se ha dado cita, fuera del
horario académico, para chequear el discurso de apertura de sesiones del
Congreso, pronunciado por la Presidenta.
Tal y como ellos mismos se presentan “Chequeado.com, el proyecto
principal de la Fundación La Voz Pública, es un sitio de internet no
partidario, que tiene como finalidad hacer un cotejo informativo de las
declaraciones de políticos, economistas, empresarios y personas
públicas, medios de comunicación u otras instituciones formadoras de
opinión”.
Llego a las 11 de la mañana a la convocatoria y lo primero que me
sorprende es el crisol de formaciones y la predisposición desinteresada
de un grupo de entre 30 y 40 personas que aunque destacan en sus
profesiones, ayer decidieron sacrificar un sábado en familia para
dedicarlo a ayudar a construir una democracia mejor, porque desde que
este proyecto se puso en marcha, los políticos y personalidades públicas
piensan dos veces antes de abrir la boca y pronunciar un dato.
Clima especial
A las 12 del mediodía todo es ansiedad y con una mezcla de
excitación y fiesta, Cristina se abre paso en el trayecto que la separa
del Congreso, ingresa al edificio del techo de cobre, y se acomoda en la
silla del Presidente de la Cámara.
Los números empiezan a brotar como agua de un manantial y el operativo se pone en marcha.
Una pizarra va completándose de “post-its” divididos por temática y
la sinergia de los presentes conduce la búsqueda de datos de manera
autorganizada, cooperativa y espontánea.
“La economía ha vuelto a crecer”. “Este es el período más virtuoso
de crecimiento económico de la historia”. “Argentina tiene el mayor
gasto social de la región”. “El Banco Mundial destaca la reducción de la
pobreza”.
Esas son algunas de las declaraciones con las que Cristina Fernández empieza su discurso.
No dice, por supuesto, que buena parte del supuesto crecimiento es
producto de la creatividad aritmética del INDEC, ni que el período de
mayores cambios en el PBI se divide en rigor en un antes del 2008,
cuando la economía volaba a tasas chinas, y lo que vino después, puesto
que desde que ella ocupa el Sillón de Rivadavia el crecimiento ha sido
modesto, como lo demuestra una reciente investigación de Ariel
Coremberg, de la UBA, quien recalculó los datos de PBI volviendo a usar
la metodología que históricamente siguió el organismo hasta que fue
intervenido en 2007.
Tampoco menciona que los datos de pobreza del Banco Mundial están
contaminados del mismo virus, puesto que este organismo no produce datos
propios de precios de canastas alimentarias, sino que usa los del
controvertido Instituto Nacional de Estadísticas.
Para muestra basta un botón; mientras que según el INDEC un adulto
mayor puede comer por 254 pesos mensuales, esa misma canasta, valuada a
los Precios Cuidados del Gobierno, cuesta $792, incluso tomando para su
cómputo los de peor calidad de cada rubro.
Luego llegó el turno de los clásicos. La Presidenta dijo que se
crearon 6 millones de puestos de trabajo desde el 2003, que el PBI
industrial creció 106% y que fuimos el único país que no reprimarizó su
comercio mundial porque las exportaciones de manufacturas de origen
industrial (MOI) crecieron en el ínterin.
Números oficiales
Sin embargo los propios números de la Encuesta Permanente de
Hogares (EPH) la contradicen, puesto que la tasa de empleo en el 2003
era de 38,2% y el porcentaje de las personas que trabajaba en el 2013
ascendió al 42,9%. Aún asumiendo que esos números pudieran proyectarse a
toda la población (la EPH sólo releva los aglomerados urbanos de más de
100.000 habitantes), cuando se multiplican esos porcentajes por la
cantidad de habitantes de esos años, la creación de empleo resultante es
de 3.939.024 y la gran mayoría de esos puestos se crearon antes que
ella asumiera.
Lo mismo sucede con la producción industrial. Cuando uno toma las
series de productos a precios constantes que publica el INDEC, el PBI de
ese sector creció 86,9% desde el 2003, por debajo del 88,9% que se
expandió el promedio de la economía, y muy por detrás del 248% que
aumentó el producto del sector financiero; el gran ganador de la década.
Exportaciones
Es verdad que en materia de comercio exterior las exportaciones de
manufacturas de origen industrial (MOI) crecieron, medidas en
cantidades, un 96% desde el 2003, pero en los diez años anteriores, las
ventas de esos productos a terceros países subieron un 124%, lo que sin
dudas muestra que se trata de un fenómeno estructural que tiene poco que
ver con las políticas implementadas, siendo más bien el resultado de la
natural evolución del Mercosur.
Por último, la primera mandataria comparó peras con manzanas cada
vez que se refirió a cuestiones salariales, puesto que es obvio que dada
la altísima inflación acumulada en estos últimos 10 años, no son lo
mismo $1.000 de un salario del 2003 que $1.000 de uno del 2013.
Correspondía convertir los números a valores reales, ajustándolos
por inflación, pero claro, ello habría desnudando la mentira de un
índice según el cual los precios en Argentina solo suben 10% por año.
En síntesis, CFK no mintió; exageró sistemáticamente en muchos de
los números que dio, y efectuó comparaciones engañosas usando valores
nominales sin ajuste por inflación.
FUENTE: Publicado en Diario Democracia - http://www.diariodemocracia.com/notas/2014/3/2/chequeando-77112.asp
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