Por: Aldo Norberto Bonaveri
Los conflictos internacionales con hipótesis bélicas siempre han trascendido económicamente a los países que los protagonizan; la influencia en los mercados foráneos varía concordantemente con la gravitación que tienen los contendientes en la producción, como así la dependencia de materias primas substánciales, tal como granos e hidrocarburos.
La tensión desatada en Ucrania, con riesgo de guerra con Rusia por el dominio de Crimea, viene trayendo aparejado una trepada tanto en los precios de cereales como en fuentes energéticas. La revalorización de estas commodities se vinculada directamente con la relevancia que evidencian ambos países como productores y exportadores. Para la campaña 2013/14 las estimaciones del USDA (de febrero pasado) indican que Ucrania produciría 22.278.000 TT de trigo (9°) y 30.900.000 TT de maíz (5°), ubicándose actualmente con el 3° exportador de ambos cereales; en tanto la Federación Rusa recolectaría 52.680.000 (5°) y 16.682.000 TT (11°) respectivamente de trigo y maíz. Al mismo tiempo cabe consignar que Ucrania es el mayor productor de girasol 10.500.000 TT y Rusia su escolta con 10.200.000 TT (entre los dos contabilizan el 52,4% de la producción mundial)
Rusia es el 3° productor mundial de petróleo, con el 10% del global, sólo superado por Arabia Saudita y Estados Unidos, también es el 3° exportador. 1° productor de gas natural con 15% de la producción del planeta. De allí procede el 30% del gas que importa la Unión Europea, cuyo volumen el 50% aproximadamente atraviesa con gasoductos a Ucrania. Estos datos están indicando que si se agrava el conflicto recrudecerá el alza de las cotizaciones, en tanto son imprevisibles las connotaciones políticas.
Como es de manual en crisis de esta naturaleza, los importadores de esos bienes deben asumir costos impensados que cambian sus ecuaciones económicas; a la inversa tal escenario favorece a los países exportadores de esos bienes. En cuanto a Argentina teóricamente estaría favorecida por el mayor valor de los granos, pero en la práctica habrá que aguardar el balance total. La baja producción de trigo no permite aprovechar la coyuntura; en maíz el panorama es más alentador aun cuando se ha sembrado menos de lo aconsejable, en cuanto a girasol se verán favorecidos los pocos productores que lo cultivaron. El gran interrogante queda planteado para el arqueo final, dado el creciente déficit energético que estamos padeciendo, producto de reiterados errores y la falta de políticas en la materia.
De más está decir que los acontecimientos en Crimea son seguidos permanentemente con mucha atención; para los analistas es fundamental observar lo que ocurre con los puertos sobre el mar Negro, que hasta el momento están operando regularmente.
Desde el punto de vista político regional el desbalance de fuerzas es notorio en favor de Moscú, no obstante no todo pasa por ese andarivel; no se debe soslayar que los intereses económicos en juego pueden gravitar; sobre el particular resulta importante tener en cuenta que Rusia y la Unión Europea están bastante interconectadas. Por una parte la Federación Rusa depende de sus ingresos de hidrocarburos que le factura a su mercado principal; a su vez Alemania y Gran Bretaña vienen sosteniendo una posición más negociadora debido a la dependencia germana del gas ruso y los intereses financieros del gigante que maneja la City de Londres. Al mismo tiempo la comunidad europea no está en condiciones de descuidar el abastecimiento de trigo y maíz.
La situación preocupa y mucho…, las cuentas de varios estados europeos están muy vulnerables, por lo tanto de continuar el alza que ya está experimentándose en el valor de los alimentos tendría efectos nefastos. No menos inquietante les resultaría interrupciones o sobresaltos en el abastecimiento de gas. Al respecto hay experiencias aún frescas en la mente de los comunitarios, precisamente en el invierno de 2005, cuando por una disputa en el precio, Rusia recurrió a suspender el envío de gas. Cuatro años después utilizó el mismo recurso, pero esta vez con el agravante que la causa no fue un diferendo con la UE, sino para sancionar justamente a Ucrania, por deudas acumuladas por la provisión de tal servicio.
Cabe señalar que aquellos antecedentes llevaron a los miembros de la UE a tomar algunos recaudos; en tal sentido han venido almacenando gas dentro de sus posibilidades. Alemania es el mayor importador de gas ruso, actualmente cuenta con un volumen acopiado semejante a dos meses de consumo y, simultáneamente habilitadas rutas alternativas hacia el mar Báltico. Con el mismo criterio otros países del centro europeo abastecidos por el mismo origen, almacenan el equivalente a tres meses de demanda. Esta estrategia se vio favorecida en virtud de estar transitándose un invierno benévolo.
Demás está decir que la relación entre Rusia y Ucrania es frondosa en acontecimientos; en 1939 las tropas rusas ocuparon el territorio de su vecino, confluyendo al término de la segunda guerra mundial, junto a las demás naciones que conformaron la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas. En aquella gran potencia mundial el rol de Ucrania resultó fundamental para la sustentabilidad del régimen. El clima favorable y la abundancia de fértiles suelos determinaron que Ucrania constituyera el granero de la URSS, solo basta mencionar que su producción fuera el 50% del total de la soviética.
CRIMEA: EL MEOLLO DEL CONFLICTO
Respecto a la península de Crimea cabe consignar que fue anexada por Rusia en 2014 al tomarla con sus fuerzas armadas. En 1954 siendo Nikita Krushchov el mandamás soviético se transfiere a Ucrania, no obstante cuando en 1991 se disuelve la URSS, ambos países pujan por la pertenencia de esa región.
En 1992 el Soviet Supremo resolvió anular la cesión de 1954 a Ucrania. Meses después las autoridades locales de Crimea proclamaron su independencia, pasando a considerarse república. Empero, el gobierno ucraniano no se resignó a perder su potestad sobre dicho territorio, procediendo a anular la declaración emancipadora. Finalmente en junio de 1992 se arriba a un acuerdo político que reconoce a Crimea como República autónoma. Ese estatus se mantiene hasta 1995, el Tribual Supremo de Ucrania sanciona la anulación de la Constitución de la región aboliéndose la presidencia de Crimea.
No se puede ignorar que Rusia nunca termino de digerir a perder de su órbita a Crimea, la historia registra varios antecedentes en ese aspecto, por lo que ante la crisis desatada recientemente en Ucrania, consideró el momento oportuno como para intervenir, contando con la contingencia favorable que la población peninsular está dividida, pero sin perder de vista que el 60% de sus habitantes son de ascendencia rusa , creciendo allí un sentimiento adverso hacia las reciente autoridades de Kiev, lo que a la postre se refleja con la determinación del parlamento de Crimea que resuelve su anexión a Rusia. De todas maneras la disposición de marras contempla un referéndum popular, que tendrá lugar el 16 del corriente.
Seguramente el conflicto se nutrirá de nuevos episodios, en tanto el mundo aguarda con inquietud su desenlace
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