Tan benemérita iniciativa, atesora en su interior una copia de cada una de las muestras de semillas existentes en el planeta, precaviendo, así, “una futura pérdida de diversidad”. |
Por: Aldo Norberto Bonaveri
El planeta no está exento de sufrir las imprevisibles consecuencias de graves catástrofes, en distintos ámbitos internacionales procuran que la tecnología disponible se anticipe en cuanto le sea posible, para prevenir que se desaten tamaños desastres. Pese a los grandes avances experimentados por la humanidad en todos los órdenes, es imposible anteponerse a un gran número de fenómenos naturales, y tampoco se puede garantizar de precaverse a la perversidad del hombre.
No es menester ser tremendista suponer las consecuencias que tendría una guerra nuclear de grandes proporciones, el desastre que significaría el choque de un asteroide contra La Tierra, las implicancias que tendrían un severo cambio climático, o incluso un atentado terrorista de gran magnitud. Sin duda cualquiera de estos sucesos asumiría efectos calamitosos.
Independientemente de las inopinadas situaciones que eventualmente pudieran acaecer, cabe destacar que las hecatombes antes citadas, sin relativizar cuan funesto resultarían, no lograrían destruir lo que tal vez sea el reaseguro principal de la humanidad: La preservación del banco genético vegetal del mundo.
A partir del 26 de febrero de 2008 está funcionando la Bóveda Global Seguridad de Semillas en el archipiélago Svalbard, más precisamente en la isla de Spitzbergen Occidental, Noruega, a 483 kilómetros del continente y a 998 kilómetros del Polo Norte. Un excelente emprendimiento financiado por el gobierno de Noruega, (con un costo de mantenimiento superior a los 300.000 dólares anuales) y, desarrollado por el Global Crop Diversity Trust, (Global Diversidad de los Cultivos); el proyecto fue concebido con el firme propósito de garantizar “la protección permanente de los alimentos del mundo”. Correspondiendo señalar que para coronar exitosamente tan benemérita iniciativa, atesora en su interior una copia de cada una de las muestras de semillas existentes en el planeta, precaviendo, así, “una futura pérdida de diversidad”.
El gran reservorio de simientes está emplazado en el lugar óptimo, puesto que la supervivencia de las muestras almacenadas está avalada aun cuando no existiera el suministro de energía eléctrica, ello es como consecuencia que todas las capas de la tierra en esa región están heladas a perpetuidad. De esta manera la bóveda que está construida para resistir el paso del tiempo, los desastres naturales y, los estropicios que provoca el hombre, brinda la posibilidad concreta de reconstruir la agricultura, viabilizando por ende el resurgimiento de la vida humana, mediante el material genético salvaguardado.
Reglamentariamente está estipulado que los criadores obtentores de las variedades no pueden disponer del material. Las semillas se almacenan bajo acuerdos conocidos como de “recuadro negro”; las muestras que envían los bancos de germoplasma no se abren y solo se envían al depositante original en casos específicos y perfectamente justificados. Aun cuando la titularidad de las semillas sigue siendo del remitente, y no existe transferencia de propiedad.
La funcionalidad de las instalaciones y los protocolos preestablecidos contemplan permanente ventilación, verificación de las cualidades germinativas y, sustitución cuando sea menester de semillas frescas del mismo cultivar.
La iniciativa de emplazar un centro de semillas en Svalbard se remonta a la década de 80’; empero, la entrada en vigor del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación de 2004, constituyó el punto de partida del proyecto hecho realidad, del que actualmente participan más de un centenar de países que aportan sus obtenciones genéticas vegetales.
Todo está pergeñado para que la diversidad genética se conserve para eventuales situaciones de emergencia: catástrofe espacial, guerra termonuclear, inundaciones, etc., con el propósito de poder proveer alimentos, ropas y medicinas a la población.
Si bien hoy la mayoría de los países cuenta con su propio banco de semillas, algunos realmente muy importantes, tales como Estados Unidos, Rusia y China, la Bóveda de Svalbard, (por algunos apodada como “El Arca de Noé moderna”) constituye un depósito único, prácticamente invulnerable. Ha sido construido a una altura de ciento treinta metros sobre el nivel del mar y 50 de profundidad, allí donde solo hay rocas y el congelamiento es perpetuo. Sus paredes son de hormigón armado de un metro de grosor, las puertas dobles con protección contra explosiones, colocándose por doquier detectores de movimiento. Actualmente la bóveda ya se nutre de más de 820.000 muestras de diferentes especies y variedades, siendo trascendente destacar que la capacidad total de almacenamiento es de 4.500.000 muestras.
Si bien esta obra ha sido difundida por los principales medios del mundo, es evidente que no a contado con el grado de propagación que semejante emprendimiento amerita. La humanidad debe saber que la SEGURIDAD ALIMENTARIA DEL PLATENA SE PRESERVA EN EL CIRCULO POLAR ARTICO
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EN SVALBARD, NORUEGA, SE ESTA CONSTRUYENDO EL GRAN RESERVORIO DE SEMILLAS DE LA HUMANIDAD http://www.pregonagropecuario.com/cat.php?txt=220
CON LA INAUGURACION DE LA CÁMARA GLOBAL DE SEMILLAS, SE PRESERVA LA RESERVA GENÉTICA DE CUALQUIER CATÁSTROFE
http://www.pregonagropecuario.com/cat.php?txt=221 |
http://www.pregonagropecuario.com/cat.php?txt=5069#KcV8L6qY84jPXHpB.99
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