Por Ricardo Bustos(*)
Entre la juventud real y la acelerada veteranía de los de mi generación por el inexorable paso del tiempo, existe un largo camino recorrido. Algunos hemos tratado por todos los medios de llegar a estos días más o menos indemnes en cuerpo y alma, otros sin darse cuenta olvidaron lo importante y bello que es vivir cada instante dando prioridad solo a aquello que creen…vale la pena y dejar que por la canilla de la valoración solo fluya el agua del buen pasar y la inversión material, que no está mal si se la disfrutó. La verdad no se cuanto he vivido bien y si lo que creo es vivir bien está en lo cierto, pero como reconozco que la verdad muchas veces es…mi verdad… me atrevo a decir que a la vida como en un partido de futbol, le he empatado en alegrías y tristezas. Si hubo o no hubo dinero suficiente para aquellos gustos exquisitos ya no me acuerdo porque hoy sé que soy millonario y pobre a la vez según como se lo mire por todo lo que disfruto y lo que me gustaría y no tengo.
Aquello que no hemos vivido, seguro que no siempre fue porque solo sufrimos, ya que muchas veces no estamos en el lugar exacto a la hora indicada y es parte del destino. Algunos dirán …”no he sabido vivir o no se vivir”…pero ocurre también que quizá me he ocupado tanto de cosas que no tienen importancia que no supe valorar los momentos más importantes de la vida, por lo tanto tampoco están en mi memoria..
Los adultos tenemos mucho más tiempo disponible cuando no necesitamos mirar el reloj a cada rato, pero la vida nos da la posibilidad de ser creativos, inventando a cada instante un nuevo motivo para disfrutarla. Hablar con los niños y los jóvenes todos los días, nutre el alma y produce energías porque nos hace comprender que si bien sabemos, “Ellos nos necesitan”, también nosotros pasamos por lo mismo aunque muchos no se atreven a reconocerlo.
Es muy triste ver a gente grande con el gesto adusto todo el día, denotando enojo o infelicidad, vayan en un auto de alta gama o caminando para comprar el pan, cuando la verdad es que estamos en una edad en donde tenemos muchos motivos para estar contentos como por ejemplo, el progreso evidente de nuestros hijos o nietos, la alegría que nos produce ver felices a las nuevas generaciones.
Dios o quien usted crea, nos prestan un despacito de vida todos los días regalándonos familia, amigos o conocidos y nos dicen que estamos vivos…y no es poco pues podemos ayudar o recibir ayuda si es que se presenta algún problema. Cada mañana doy gracias por existir y saber que me dejan entrar en sus vidas y que todavía tengo tiempo para cambiar si me doy cuenta que algo no salió como lo había proyectado.
Este relato surgió luego de haber leído la biografía de “la otra mano de Dios”, la que trabajó en bien de los que necesitaron su ayuda porque desarrolló toda su carrera de Médico en los lugares más difíciles de nuestra geografía y en otro tiempo y me refiero al
Dr. Esteban Laureano Maradona quien dio vida a la vida hasta los 91 años. Sus ganas de seguir en la profesión le hicieron decir un día…”Muchas veces se ha dicho que vivir en austeridad, humilde y solidariamente, es renunciar a uno mismo. En realidad ello es realizarse íntegramente como hombre en la dimensión magnífica para lo cual fue creado” “Estoy satisfecho de haber hecho el bien en lo posible a nuestro prójimo, sobre todo al más necesitado y lo continuaré haciendo hasta que Dios diga basta”. “Creo que no hice ninguna otra cosa más que cumplir con mi deber”. El Dr. Maradona vivió la mayor parte de su carrera profesional en medio de los pueblos originarios y siempre se lo vio con una sonrisa y la verdad es que tenía muchos más problemas que nosotros…solo que la edad no estaba en sus planes…..
“Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace” Jean Paul Sartre (1905-1980) Filósofo y escritor francés.
(*)Ricardo Bustos DNI 7788556 - Capioví - Misiones
ENVIADO POR SU AUTOR
No hay comentarios:
Publicar un comentario