Columnista
La
tragicómica situación económico-política que vive la Argentina tiene
mucho que ver con la mitomanía política que padecen muchos de sus
habitantes. Esta mitomanía política viene alimentada desde varias
fuentes, pero resultan reforzadas por el fuerte impacto que tienen las
estadísticas que difunden muchos medios periodísticos de manera poco
cuidadosa e irresponsable cuando se tratan de medios supuestamente
"opositores", y la propaganda oficial que machacan constantemente los
"medios" controlados por el gobierno.
Este
mecanismo combinado y potenciado por otros factores, fue lo que
permitió que el FpV (Frente para la Victoria del matrimonio Kirchner)
se perpetuara en el poder a través de un mecanismo eleccionario
fraudulento que funcionó a las mil maravillas en las tres elecciones en
la que esta "organización" política "participó".
Si
este mecanismo perverso no hubiera actuado, habría quedado al
descubierto y se hubiera difundido en forma masiva que el FpV nunca
obtuvo en las elecciones que supuestamente habría ganado más que un tercio del total de los votos del padrón electoral.
En
su lugar, la propaganda masiva (tanto oficial como supuestamente
"opositora") y la tremenda propensión del argentino medio a creer en
cualquier cosa que el periodismo propague con suficiente insistencia,
mantuvo el mito de que el FpV habría obtenido en las dos últimas
elecciones presidenciales "más" del "50" % de los votos, cuando en
ninguno de los dos casos fue así (en la última elección alcanzó apenas
un 35,9 % de los votos, y en la anterior un 36,6 %. Es decir, apenas un
tercio del total del padrón electoral conforme hemos explicado
en repetitivas oportunidades. En ese orden es en el que ronda el
"apoyo" real que tuvo el FpV en los últimos dos comicios, recordando
que en el primero (2003) la cifra "oficial" fue del 22 %, en tanto la real le daba un 16 % de los votos).
Es
decir, Argentina fue gobernada durante una década completa por un
grupo político que -en el mejor de los casos- siempre tuvo el apoyo
real de apenas un tercio del padrón electoral.
Como
tantas veces hemos dicho, si por "democracia" se entiende el gobierno
de la mayoría, hace por lo menos un decenio que la Argentina es
gobernada cómodamente por una "selecta" minoría, y lo de
"selecta" es por la forma en que, tanto la ley electoral como la prensa
manejan arbitrariamente las cifras de los comicios. No estará de más
recordar que la propia Constitución de la Nación Argentina exige un mínimo
de un 40 % de los votos con una diferencia mayor a 10 puntos
porcentuales sobre la segunda fórmula más votada (art. 98). En ninguno
de los tres casos el FpV alcanzó dicho mínimo.
Que un 35 % haya podido gobernar tanto tiempo al 65 %
restante, sería algo difícil de explicar si no se conociera un poco
sobre la idiosincrasia del argentino promedio. Este "prototipo" resulta
altamente influenciable a los medios masivos de comunicación. Que los
"medios" oficialistas hayan propagado y sostenido la mentira oficial
respecto de los reales resultados electorales durante tanto tiempo no
nos puede llamar la atención. Los "medios" y "periodistas" oficialistas
son meros agentes propagandísticos serviles al poder. Es decir, cobran
por propalar las mentiras oficiales precisamente, por lo cual siempre
están al obsecuente servicio del régimen, para lo que este disponga. No
son más que viles mercenarios de la palabra falsificada con credencial
de "periodistas".
La
cosa resulta más compleja de explicar si observamos lo que sucede del
lado del llamado periodismo "independiente", este también ha
contribuido a propagar la mentira oficial, pero por razones diferentes a
los del "periodismo" oficialista. Y estas razones radican en la
extrema ingenuidad de la mayoría del periodismo llamado "independiente"
(entrecomillo "independiente" porque, en la generalidad de los casos,
no me consta dicha "independencia", y a juzgar por el tratamiento que
un sector significativo de este periodismo hace de las noticias
políticas, me generan intensas dudas sobre su autoproclamada
"independencia").
Y
dada la alta propensión del argentino término medio al consumo masivo e
intensivo de noticias (provengan de donde provengan) no es difícil
concluir en la tremenda influencia que han tenido los medios en afincar
la mentira de la "popularidad" de un gobierno que, en el no nada breve
periodo de diez años, jamás pudo conseguir apoyos electorales
superiores al tercio del total del padrón.
Eso explica a su vez -a mi modo de ver- la incongruencia y disparidad existente entre los registros económicos reales
del mismo periodo y las mentirosas cifras electorales oficiales, y
-por contrapartida- la coincidencia entre esos datos económicos reales y los porcentajes reales
de los votos obtenidos por el FpV. En ambos casos, se confirma que las
medidas económicas adoptadas por los tres gobiernos del FpV
favorecieron al 35,9 % de la población (que fue su caudal electoral
real durante los diez años de gobierno), en tanto perjudicaron
al 65 % restante (que fue el verdadero caudal opositor durante idéntico
periodo). Recordemos que dentro de este 65 % de votos en contra del gobierno en cada una de las dos últimas elecciones presidenciales, el 34,5 % corresponde a los partidos opositores. Es decir, a gente que votó a otros partidos diferentes al FpV.
La conclusión vuelve a ser evidente: que se trató del gobierno de una minoría que favoreció exclusivamente a una minoría (al 35.9 % del padrón electoral) y perjudicó grandemente al 65 % restante.
Que
una mentira de tal calibre se perpetuara por tanto tiempo, encuentra
su explicación en la ya célebre fórmula del Ministro de la Propaganda nazi, Joseph Goebbels, quien confesó que la estrategia de éxito de los nazis
consistía en la repetición masiva de una mentira la suficiente
cantidad de veces hasta que la gente llegaba a aceptarla como si fuera
una "verdad". Esta misma, fue la estrategia aplicada durante los tres
gobiernos del FpV en Argentina. No hay otra razón más que esta.
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(*) Sobre el autor: www.accionhumana.com
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