domingo, 18 de diciembre de 2011

Broncas y festejos en el Gabinete luego del reparto de cargos

iProfesional.com

El reacomodamiento de piezas que diseñó Cristina Kirchner terminó con ganadores y perdedores. 

Guillermo Moreno fue, por lejos, el funcionario que mejor parado quedó en el reparto de funciones. 

Con la idea de dejar en una sola persona la política comercial, Cristina le dio más poder al secretario, que, a través de su mano derecha, Beatriz Paglieri, se encargará de fijar los aranceles en las compras y ventas a otros países. 

Además, Moreno le arrebató parte del control sobre el gasto en importación de energía que manejaba el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, y se quedó con la posibilidad de regular las tarifas de servicios públicos, área exclusiva del santacruceño. Otra: a sus manos pasó parte del comercio internacional que manejaba Agricultura.
Con la reasignación de tareas al área de Moreno, perdió impulso De Vido, que se erigía en la previa del anuncio del Gabinete como el hombre fuerte de Cristina para el segundo mandato. Soldado de la Presidenta, aceptó el cambio sin chistar.
De esa manera, se ratifica (incluso con más fuerza que antes) la tendencia de los gobiernos kirchneristas a equilibrar el reparto de poder y no permitir la excesiva concentración de influencia en un solo ministro.
Según consigna La Nación, la más afectada por la creación de la Secretaría de Comercio Exterior fue Débora Giorgi, ministra de Industria. 

La funcionaria no ocultó su malestar por el recorte de funciones, según les dijo a algunos empresarios. De su firma dependía la aplicación de licencias no automáticas para el ingreso de productos extranjeros, que pasó ahora a Paglieri, y por ende, a Moreno. 

Era habitual que Giorgi negociara con una empresa y el secretario de Comercio borrara de un plumazo lo que había decidido la ministra. 

Sin margen de maniobraLa Cancillería, a cargo de Héctor Timerman, también fue blanco del renovado poder de Moreno. La Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales pasó a llamarse de Relaciones Económicas, sin ningún tipo de margen de maniobra. Timerman, de todas maneras, salió ileso y permaneció en su cargo.
El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, camina a tientas. El miércoles pasado se reunió en su despacho, por primera vez, con todo el equipo económico. Se sentó en la cabecera. A su lado, a un costado, se ubicó Moreno. Marcando su renovado poder, testigos del encuentro contaron que fue de los que más habló.
Entre los ganadores del reparto, la agrupación juvenil La Cámpora fue de las más beneficiadas. Axel Kicillof se quedó como segundo de Economía y colocó a sus colaboradores en su equipo.

Como contraste, Lorenzino sólo pudo nombrar a Adrián Cosentino en la Secretaría de Finanzas. Kicillof colocó a todos los suyos. La juventud kirchnerista se quedó con cargos en la jefatura de Gabinete y la Secretaría de Medios, además de los siete diputados que logró.
Según consigna La Nación, aunque tendrá una función con poder prestado, Juan Manuel Abal Medina vivió como un triunfo personal la llegada a la Jefatura de Gabinete. Quiso ser vicepresidente. Esta vez sí le tocó. Cerca del ministro contaron que en su nuevo rol no tendrá un alto perfil ni saldrá por las radios, como hicieron sus antecesores. 

El ministro del Interior, Florencio Randazzo, tuvo esta semana una reunión con Cristina. En su entorno sostienen que está conforme con haber mantenido el cargo, aunque desde que se fue Alberto Fernández es un eterno candidato a la Jefatura de Gabinete. 

Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica, esperaba más. Un funcionario describió que no le gusta el crecimiento de Amado Boudou. 

El resto salió hecho. A todos, Cristina les ordenó apuntalar la gestión. En la Casa Rosada sostienen que la orden fue trabajar como si siguieran en campaña
FUENTE:Publicado en www.iProfesional.com

 

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