lunes, 26 de diciembre de 2011

Llega una nueva etapa y el Gobierno sube a la clase media al plan "Moderación para todos"
Por Mariano Jaimovich - Fernando Gutierrez

La "fiesta" de consumo de la clase media -tal como se la ha visto hasta ahora- comienza a tocar su fin.

Después de tanto baile, champagne y cotillón, la música comienza a moderar su ritmo, el volumen a reducirse y empiezan a encenderse las luces blancas del salón.

Algunos quieren que no termine nunca. Otros ya temen por el efecto "resaca".

Duró mucho y se estiró todo lo que se pudo. Fue a todo "trapo".

Casi todos los invitados se han llevado algún "souvenir": algunos un LCD, otros un 0km, muchos un electrodoméstico, celulares, tecnología de última generación y hasta viajes "all inclusive" al exterior. Casi nadie se va con las manos vacías.

Habrá otras fiestas, seguramente. Pero no tendrán el mismo despliegue que la vivida a lo largo de todos estos años.

Funcionarios del Gobierno despiden a los presentes. Pero les extienden una invitación para el nuevo convite, que empezó a organizarse el 10 de diciembre.

No obstante, son concientes de que éste no podrá realizarse con la misma parafernalia. Es que los recursos serán menores.

Y su "anfitriona", Cristina Kirchner, ya aclaró que la nueva etapa de su mandato estará signada por la premisa "moderación para todos".

Tampoco el ánimo de la clase media será el mismo. Muchos de sus integrantes tendrán que contribuir a pagar una parte de la fiesta que se fue, al enfrentarse con facturas de luz, agua y gas más abultadas.

A fin de cuentas, si hubo algo que favoreció en los últimos años el boom de consumo fue, precisamente, que éste estuvo subsidiado por los servicios públicos, a partir de las tarifas congeladas.

En cifras, a una familia de clase media estos servicios pasarán a comerle un 7,5% de su presupuesto cuando, hasta ahora, le significaban cerca de 2,5%.

"Hay una sola cosa cuyo valor ha subido menos que el dólar en todos estos años: las tarifas de los servicios públicos", destaca el ex ministro de Economía, Martín Lousteau.

Y agrega que, en un comienzo, los subsidios le representaban al Estado un gasto de u$s500 millones, mientras que ahora ascienden a u$s16.000 millones.

¿De cuánto estamos hablando?
Más allá de las cifras macro y del cambio que esto representa para las arcas del Estado, los argentinos quieren saber cómo impactará en sus bolsillos este mayor gasto que deberán afrontar.

Hablando en "cash", para una familia clase media, cuyos miembros ganan el salario promedio ($4.844 según Indec):

El desembolso actual asciende a unos $261 mensuales.
Sin tarifas congeladas, pasarían a costarle unos $765.
Vale decir que, mes a mes, perderán el beneficio de un "ahorro" de unos $504 en promedio.

¿Y qué venía haciendo con ese dinero? Lo destinó al pago de la cuota de algún bien, lo que contribuyó a fogonear compras de todo tipo de productos.

Se acabó lo que se daba
Mientras la clase media disfrutaba del baile, muchos invitados se preguntaban quién financiaba la fiesta.

Algunos no tenían la respuesta. A otros, poco les importaba. Los más curiosos daban algunas pistas y aseguraban que, además de las tarifas congeladas, fue clave el aporte de:

La soja, porque se mantuvo en valores sustancialmente altos.
Brasil, porque su economía venía a todo vapor. Y se encargó de aspirar productos argentinos a más no poder.
El dólar débil en el mundo, porque contribuyó a sostener en alto los precios de las materias primas y a hacer el trabajo "sucio" de fortalecer otras monedas frente al peso, vía un alto ingreso de divisas a la región.
Hoy, en mayor o en menor medida, este cóctel de factores, que sirvió para financiar la fiesta, ya no luce como antes.

Por eso, en la nueva etapa de "sintonía fina" anunciada por la Presidenta, las cosas serán diferentes. Y cada sector tendrá que acomodarse a un entorno distinto.

Por lo pronto, el Gobierno buscará que los sindicatos no se "excedan" en sus pedidos. Prueba de esto es la no conformidad al aumento del 35% reclamado por los trabajadores rurales.

Más aún. En sus últimos discursos públicos, en especial en el de la Unión Industrial, Cristina les "tiró de las orejas" a empresarios y a sindicalistas para que no atenten contra "las bases del modelo".

El pago de servicios a tarifa completa también se enmarca en la próxima etapa K, que ya arrancó.

Y en la que el concepto de "sintonía fina", en realidad, viene a combinar dos cuestiones que hasta ahora habían brillado por su ausencia: "moderación para todos" y "sinceramiento". Dos conceptos que tocan a los bolsillos de la clase media.

Quinientos menos para consumir
Dejando de lado los incrementos en el transporte -sobre los cuales no hay todavía una definición política- y tomando únicamente el aumento en los rubros de electricidad, gas y agua, el aumento para una familia de ingresos medios, tal como se mencionó, estaría en torno de los $504.

Para los analistas, la consecuencia de esta situación es bien clara: lo que se destine a las tarifas será restado del rubro "compras".

"Se verá un retraso en la decisiones de consumo", afirma Mariano Lamothe, economista jefe de la consultora Abeceb.

Y agrega que los sectores candidatos a sufrir son aquellos vinculados con los bienes durables.

"Son los que siempre hacen primero el clic. Y más si hay restricciones en el crédito", señala.

Además, a las mayores erogaciones por pago de servicios se le debe sumar el impacto por el encarecimiento de los créditos, ya sea vía préstamos o tarjetas.

Por eso, es factible pensar que las familias argentinas se orientarán a disminuir su exposición al endeudamiento.

Sobre este punto, cabe repasar algunas cifras.
Hoy, el saldo promedio por tarjeta de crédito asciende a unos $1.800, según confiaron fuentes bancarias del sector a iProfesional.com.

Esto implica que, una vez eliminados los subsidios, esos $504 que eran destinados a adquirir productos, o bien a pagar el plástico, encontrarán otro destino.

En buen romance, una familia de clase media -asumiendo que cada miembro de la pareja tiene una tarjeta - contará con un 14% menos en total para pagar ambos resúmenes mensuales.

No será un golpe mortal para sus hábitos de consumo, pero sí será algo de suficiente peso como para que muchos argentinos saquen el pie del acelerador a la hora de comprar.

Javier Casas Rua, senior partner de PWC, asegura: "Va a haber un reacomodamiento".

Al igual que él, muchos analistas destacan que la palabra "moderación" primará en las familias argentinas.

El otro debate que se instaló en estos días entre los analistas es el de cómo impactará la suba de las facturas sobre la inflación general.

Para el ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, el "contagio" será de unos 5 puntos porcentuales.

Coincidentemente, la consultora Finsoport advierte: "Suponiendo que el Gobierno elimine los subsidios a la luz, gas y agua al 70% de los hogares de mayores ingresos, el impacto en nivel general de precios será de unos 5 puntos porcentuales".

En este contexto, muchas consultoras volvieron a revisar sus estimaciones y ahora prevén que el índice de precios rondará un 22 por ciento.

Bancos más limitados
Ante un mayor nivel de gastos para las familias, "se producirá un gradual achatamiento del consumo", analiza Javier Casas Rua, CEO de PwC.

Y destaca, además, que se irá intensificando porque la situación de los bancos, a la hora de prestar, ya no es la de antes.

Al respecto, los analistas también observan que, luego de las fiestas navideñas -que es cuando vencen los actuales acuerdos- estarán más limitados para seguir ofreciendo planes en cuotas fijas demasiado extendidos.

Si bien aún varias entidades mantienen sus convenios con supermercados o cadenas de electrodomésticos, las ofertas sólo están vigentes en determinados días puntuales, o los fines de semana y, en la mayoría de los casos, los plazos no van más allá de las 12 cuotas.

Actualmente, las propuestas son sustancialmente más cortas que las vigentes hasta no hace mucho tiempo, cuando, en la mayoría de los casos, se ubicaban entre las 30 y 50 cuotas.

¿Se vuelve a pensar en el ahorro?
En cuanto a la predisposición de los argentinos a destinar una parte de sus ingresos al ahorro, Lamothe afirma: "La moderación se va a hacer sentir en la economía. Y la lógica indica que ésta se desacelerará, por una mayor cautela de la sociedad a la hora de comprar".

También, influirá el hecho de que las tasas que ofrecen los bancos por los plazos fijos ya se acercaron bastante a la inflación real.

Hoy, muchas entidades están pagando cerca de un 20% y, tal como señala Aldo Abram, inducirá al público a "consumir menos y a ahorrar más".

Sacando el pie del acelerador
Lo cierto es que los analistas ya ajustaron sus estimaciones de crecimiento.

Y hacen referencia a un repunte para la economía argentina en 2012 más cercano a la franja que va de un 3% a un 5% que el 8% que se pensaba inicialmente.

Y muchos ya comienzan a tachar la palabra "boom" del diccionario consumista, tal como diera cuenta iProfesional.com (ver nota: "La palabra "boom" ya comienza a alejarse del diccionario consumista de los argentinos").

"Será imposible que Cristina, en su nuevo mandato, pueda hacer crecer al país a una tasa superior al 5%", dice Martín Lousteau.

Por su parte, Lamothe hace referencia a un repunte de "entre un 3 y un 4%".

Marina Dal Poggetto, del Estudio de Miguel Bein, habla de una suba "moderada", del orden del 3,5 por ciento.

Y remarca que ya no existe más la posibilidad de impulsar el ritmo de compras de los argentinos en niveles similares a los de los últimos años, cuando la tasa de interés era la mitad de la inflación.

Daniel Artana, de Fiel, le aporta otro condimento.

Estima previsible una desaceleración, debido a un peor contexto externo.

En particular, porque la soja cotiza más cerca de los u$s400 que de los u$s600 y porque Brasil ya no demandará tantos productos argentinos como en otras "épocas doradas".

¿Tiene que interpretarse como algo "malo" el nuevo escenario? No necesariamente.

Al igual que otros países de la región, la Argentina podrá crecer a menor ritmo pero también con un "bombeo" menos forzado de su economía.

Así las cosas, las palabras "boom" o "recalentamiento" irán quedando atrás y abrirán paso a otras dos que harán su debut en el diccionario K: "moderación" y "sinceramiento".

Y en este nuevo contexto, la llamada clase media "típica" volverá a tener un poco más presente la palabra ahorro, concientes de que el fin de fiesta consumista está cerca y de que nada dura para siempre.
Fuente:Publicado en www.iProfesional.com

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