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Por Julián Guarino jguarino@cronista.com

Acciones. La falta de confianza trae volatilidad. Y con la volatilidad asegurada, el 2012 promete ser el imperio del eyaculador precoz (bursátilmente hablando). La fórmula para lograrlo, en caso que uno no tenga esta extraña virtud de la urgencia, será la del timing, y un mix de paciencia, precisión y entrega, pero en la acción, celeridad para comprar y vender. En la traducción, implica que las acciones pueden subir mucho y bajar (mucho) en un tiempo bastante acotado y que no hay que amedrentarse. Involucra riesgo, por supuesto, y por esa razón parece poco aconsejable para aquellos con alta o media aversión al riesgo. Los números acompañan: según cálculos de Allaria Ledesma, el precio objetivo del índice Merval para el cierre del 2012 sería de 4.664 puntos, lo que representaría un potencial de suba del 85% contra el valor actual. En cuanto a valuaciones, es claro que los papeles argentinos están retrasados; por eso el del acero tendría subas de hasta 112% (Ternium); el petrolero sumaría 79% (Tenaris); en servicios públicos se destacaría Edenor (+101,5%); y en telecomunicaciones está Telecom (+84,5%). Para el inversor que se siente tentado por las acciones, un dato relevante bien podría ser la elección de acciones de empresas que paguen dividendos. Si bien históricamente las metalúrgicas han sido las elegidas, en el último año y por la participación de la Anses en los directorios, se disparó 52% el pago de dividendos en las empresas participadas.
Inmuebles. Los desarrolladores piensan que este año habrá, una vez más, 10% de suba de precios de inmuebles en dólares. Y miran dos variables: por un lado el dólar, y por otro, la inflación en el costo de la construcción que tiene un impacto directo sobre el valor del m2. Si la suba del dólar es menor que la inflación, los desarrolladores insisten en que habrá nuevamente un incremento en los precios, ya que toman como referencia el costo de reposición. Desde el punto de vista de la rentabilidad, un alquiler en Buenos Aires arroja entre 3 y 4% en dólares pero en zonas residenciales fuera de la capital, y especialmente en barrios cerrados, la tasa prácticamente se duplica. Si bien el pronóstico de los desarrolladores es que los precios se incrementarán, en promedio, un 10% en dólares, habrá que tener en cuenta cómo evolucionan los controles cambiarios y cuán sencillo o complejo es hacer una transacción inmobiliaria. Esto podría influir en el precio final o acotarlo.
n Bonos en pesos y dólares. Los hay del Gobierno y también de empresas. Se trata de un universo de proporciones siderales, donde triunfaron aquellos que están nominados en dólares. Salvando las distancias, hoy el retorno de un título argentino a 10 años con baja probabilidad de impago supera el 10% en dólares, mientras un bono similar como el del Tesoro de EE.UU. no llega al 2%. El rendimiento del Bonar 2017 subió 300 puntos en todo el año, parece ser la alternativa que elige buena parte del mercado. Entre los bonos de empresas, papeles como Arcor, IRSA 2017 y 2020, y Panamerican 2021 van a la cabeza con tasas del 7% en dólares. En el último tiempo los bonos con cláusula Badlar (tasa del plazo fijo mayorista) también ganaron momentum. Bocanes 14 y 15 subieron 27% en 2011, mientras que series nuevas y más largas como el Bocón 14 y Bocón 15 mostraron un muy buen recorrido escalando entre 16% y 28%, respectivamente. Si las tasas se mantienen elevadas, estos bonos podrían transformarse en una mejor alternativa aún.
FUENTE:Publicado en www.cronista.com
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