viernes, 8 de marzo de 2013

Muchas Más Alternativas
Eduardo García Gaspar-Contrapeso.info
“No hay nada en la tele”, dijo contrariado.
Eso, después de examinar el contenido de varias decenas de canales. No fue él único.
Lo mismo puede sucederle a quien busca entre largos anaqueles con pan de caja en los supermercados.
No encuentra el que quiere. Es un mundo de elecciones múltiples el nuestro.
Enfrentarse a la compra de un automóvil supone el encuentro con decenas de marcas, cada una con variaciones numerosas.
O como comprar una televisión, cuando se está cara a cara con posibilidades de plasma y LCD, de ajustes de imagen que son incomprensibles y más conexiones de las que uno ha soñado. También, un mundo de opciones.
El cambio es sustancial. Buscando satisfactores, encontramos opciones que son numerosas, muy numerosas. Y es que siendo consumidores de bienes y servicios, también nos hemos convertido en oferentes de ellos.
Tome usted, por ejemplo, Internet. Cualquiera puede convertirse en autor de un blog, difusor de imágenes, de música. Publicar un libro propio en ese medio es más accesible que nunca.
Mi punto es simple: nuestro mundo es uno de opciones numerosas en la mayoría de los terrenos. Millones de productos y servicios, con adiciones constantes.
En política, si bien mucho más limitados, la democracia nos enfrenta a la elección de gobernantes. El terrenos sociales, decidimos sobre educación, libros, diversión, arte, tiempo libre donde hay alternativas numerosas.
Y ese mundo, por tanto, es uno de decisiones personales constantes. Algunas de ellas realmente vitales. Otras, simples cuestión de rutina. Es aquí que las cosas se ponen interesantes porque lo mismo sucede en asuntos religiosos.
Hace unos pocos siglos, no había esas opciones. Existía una sola: se creía en Dios en el mundo occidental. Era una posición dada, que con la Reforma y sus variantes, abrió opciones.
La cosa se fue complicado. Al ateísmo, se añadió el deísmo y se crearon más y más alternativas, incluso la de la Madre Tierra, el indefinible New Age y muchas más. Variaciones sobre alternativas espirituales innumerables en países de cultura occidental.
Quizá no había otra posibilidad en donde la libertad personal es exaltada. Durante siglos, en América Latina, la opción católica era la alternativa por default. No más. Las cosas han cambiado.
Estamos en una situación en la que cada uno puede ser el oferente de una nueva opción espiritual o religiosa. Las cosas son mucho menos simples ahora.
Esta es la tesis central de un buen libro, el de Charles Taylor, A Secular Age (2007, The Belknap Press of Harvard University Press). Lo fascinante es pensar en las consecuencias de la multiplicidad de opciones religiosas.
Primero está, desde luego, la de cuál seleccionar. No es sencillo. La otra es el desconocimiento general del tema, lo que llevará a simplificar la solución y guiarse por opiniones mayoritarias.
Más aún, uno estará tentado a crear versiones personales propias de creencias espirituales, como quizá el captar energía sideral en lo alto de un templo en Chichen-Itzá.
Algunas personas buscarán el mínimo esfuerzo y mezclarán creencias en una versión propia que facilite su vida. Como un amigo que resumen todo en decir que cree en un Dios y nada más que eso. No está mal como una alternativa que persiga olvidarse del asunto, que es algo que se tiene como consecuencia de la multiplicidad.
Otras personas, al contrario, buscarán el mayor reto y tenderán a irse a las opciones más arduas y exigentes. Estas son las que más en serio se toman el asunto.
No sólo, todo lo anterior. Las religiones entran en terrenos nuevos, casi como en un mercado competido, como el de la cerveza, con miles de marcas y variaciones. Esto introduce un elemento de animosidad entre los partidarios de cada opción.
Al Catolicismo, líder cierto en América Latina, le tratarán como al principal enemigo. Lo hemos visto y es natural que suceda. Las otras opciones quieren atraer a sus fieles.
Total, es el nuestro un mundo interesante en el que la libertad de selección crea la posibilidad de un número menor de fieles religiosos, pero más convencidos de su decisión. Y uno donde cada opción religiosa actúa en plan misionero atrayendo personas.
Señalar esto buen vale una segunda opinión: el tema es el más importante de nuestras vidas y nuestras decisiones al respecto se han hecho más complejas Fuente: Publicado en Contrapeso.info

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