Detrás de escena: las cumbres del G20 contadas desde adentro
Alejandro D. Zajac
BBC Mundo
"¿Te acuerdas de ese párrafo que para ti era muy importante? Pues ya no va a estar". Frases amenazantes como esta que nos suelta Lourdes Aranda, vicecanciller mexicana y encargada de la organización de la cumbre del G20 de junio próximo en Los Cabos, México, son utilizadas a menudo para forzar acuerdos entre los miembros de este foro a la hora de definir el contenido del comunicado final de cada cumbre.
México detenta la presidencia rotativa del G20, el primer país latinoamericano en tener esa responsabilidad, y su cara visible a la hora de aceitar los mecanismos de la cumbre es Aranda. De paso por Londres, le contó a BBC Mundo las facetas menos conocidas y políticamente correctas del trabajo de los llamados sherpas, clave a la hora de lograr "consensos"
Se los llama así porque, tal como los guías nepalíes guían a los escaladores a la cumbre del Everest, ellos guían a líderes mundiales y ministros a otra cumbre, la del G20. Son el engranaje interno de cumbres y reuniones preparatorias.
Su objetivo es que a la hora de refrendar el texto final de una cumbre, los líderes mundiales tengan todo acordado de antemano. Pero lo más difícil para un sherpa es lidiar con otro, sobre todo si es de un país con intereses contrapuestos.
"La formación de consensos es muy difícil", reconoce Aranda. La clave siempre está en "encontrar aliados". Así se logra presionar y lograr concesiones de los más reacios. Pero cuando nada de eso alcanza, "a veces hay que amenazar", admite la vicecanciller de México.
Amenazas
No es lo ideal, pero las amenazas aparecen. "En la mesa no", se apresura a aclarar. "Pero en privado, sí", admite. El problema es que estos recursos tienen daños colaterales. Se reabren partes de los acuerdos que ya estaban cerradas. En ese punto hay "que traer presiones por otro lado".
Sin embargo, se corre el riesgo de siempre volver al casillero de partida. "Hay que ser muy cuidadoso", puntualiza Aranda, con vasta experiencia en escalar cumbres diplomáticas.
De hecho, fue una de las primeras primera mujeres sherpa del G20. "Desde 2008 a 2011 era la única", recuerda. Ahora hay otros países que cuentan con sherpas mujeres. Reconoce que venir con experiencia del G5 y del G8 la ayudó a enfrentar un mundo de hombres. "La antigüedad cuenta", resalta.
Entre las situaciones más tensas que le tocó presenciar menciona la cumbre de Corea del Sur en 2010. "Tuvimos que suspender como por cuatro horas", recuerda. Allí el tema ríspido eran las tasas de cambio, tema que enfrentaba particularmente a China y Estados Unidos por la llamada 'guerra de divisas'.
Otro momento particularmente tenso fue cuando en Londres "el presidente de Francia (Nicolas Sarkozy) insistió en que hubiera una mención a los paraísos fiscales", y al no haber acuerdo "los propios líderes se encerraron" a negociar.
"Tuvieron que redactar un párrafo" ellos mismos, recuerda. Algo inusual, ya que generalmente todo está acordado previamente, y que demuestra cómo el trabajo previo de sherpas, asesores y ministros puede caerse en minutos.
Los objetivos de la reunión son de carácter eminentemente económico y tienen a la crisis de telón de fondo. La vicecanciller no adelanta mucho de qué tiene la presidencia mexicana en la cabeza pero sus palabras dan alguna pista
Remarca que en cuanto a regulación financiera hay que centrarse en "las reglas que se han dado y que se deben dar para evitar que estas crisis sean recurrentes".
Foto de familia
A pesar de que no deja de mencionar la importancia de invertir en empleo opina que no se podrán repetir acciones de protección social como las de 2008 y 2009, con las que, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se preservaron hasta 11 millones de puestos de trabajo. "Ahora no hay disposición de recursos, entonces es difícil que suceda de esa manera", lamenta.
La imagen que más pesa en la cabeza de la vicecanciller mexicana es la de la foto de familia de la cumbre de líderes del G20 del mes de junio. Justamente porque esas fotos ocultan todos los tira y afloja que hay en la vida familiar.
Hasta ahora está tranquila. Hay una agenda dispersa de temas e intereses pero asegura que la han puesto en orden. Espera no tener que lanzar ninguna "amenaza" sobre quitar párrafos previamente acordados para la declaración conjunta. Pero nunca se sabe.
Lo bueno es que todos los sherpas saben que no hay "nada personal". Y por ello, lo más seguro es que al final de la cumbre acaben todos amigos que, para Aranda, "es parte de ser sherpa". Sin descanso, apenas termine el G20 mexicanos, ya tienen que pensar en la próxima escalada, que será en Rusia.
FUENTE:Publicado en www.bbcmundo.com
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