Máximo y el poder de la libreta negra de NCK
INFORMADOR PUBLICO
Hace 45 días informadorpublico.com anticipó que Máximo Kirchner había encontrado finalmente la libreta negra de almacenero en la cual Néstor Kirchner tenía anotada la lista de empresarios nacionales y extranjeros contribuyentes en los múltiples negociados realizados durante su gestión (ver Máximo desplaza a De Vido en la conducción de los negocios). Ayer, La Nación se hizo eco de esta primicia, confirmándola. Esta famosa libreta de almacenero también contendría apuntes sobre las cuentas públicas y la particular visión de la economía que tenía el fallecido ex presidente. Desde que asumió la gobernación de Santa Cruz en 1991, aquél tenía en claro que el superávit fiscal era imprescindible y así lo plasmó en la reforma de la Ley de Convertibilidad, que estableció que las discutidas reservas de libre disponibilidad no podían ser inferiores a la base monetaria, poniéndole un límite al financiamiento del BCRA al Tesoro Nacional. El decálogo económico del fundador del régimen está siendo ahora anulado de un plumazo por el cristinismo con la inminente sanción de la ley que reforma la Carta Orgánica del BCRA. En fuentes de La Cámpora aseguran que en la libreta negra habría también mención del acuerdo entre Kirchner y el Grupo Petersen para que los Eskenazi compraran el 24,9 por ciento de las acciones de YPF, pagando con las utilidades de varios años, es decir, no invirtiendo en exploración ni explotación. También se podrían leer allí los apuntes sobre los negocios con el presidente del Banco Macro, Jorge Brito, actualmente estigmatizado por Guillermo Moreno. Esto no habría impedido que Máximo profundizara en el último año su relación con el banquero. A tal punto se habrían estrechado las relaciones, que una sociedad controlada por aquél sería la flamante compradora del famoso hotel Llao Llao de Bariloche, propiedad de Brito.
Revisando a Néstor
El caso es que el control de la libreta negra de almacenero de NCK sería vital para el control del cumplimiento de los compromisos tomados por los empresarios amigos del poder, que en muchos casos -gracias a la morenización de la economía- están dejando de serlo.
La evolución de la desastrosa política energética del kirchnerismo es un ejemplo de cómo el fracaso oficial hizo que muchos amigos empresarios que figuran en la libreta negra fueran convirtiéndose en sospechosos para la Casa Rosada.
La herencia de NCK, continuada por su albacea Julio de Vido, terminó el año pasado con importaciones de combustible por 9.000 millones de dólares. Y para este año se llegaría a 13.000 millones de dólares. La fuerza de los hechos hizo entonces que el cristinismo rompiera los acuerdos con los Eskenazy y Antonio Brufau, presidente de Repsol. A esta altura, al Gobierno no le faltan ganas de quedarse con la empresa, pero su compra hostil vía expropiación sería un gran escándalo político e implicaría un enorme desembolso. Así es que el oficialismo intenta, a través de la caducidad de concesiones dispuestas por varias provincias, llevar a YPF a precios de liquidación. Aun quedándose con la compañía, el Gobierno necesita unos 20.000 millones de dólares de inversión para un programa de exploración de largo alcance, por ejemplo en los yacimientos de gas no convencional que hay en Neuquén. Y nadie invertirá en un país donde se fija el precio del barril de petróleo a 40 dólares o el gas a 2,70 dólares el millón de BTU.
Este voluntarismo de CFK, Moreno y Kicillof llega al punto de que pretenden ahora evitar el enfriamiento de la economía suspendiendo la eliminación de subsidios a la energía y transporte y culpando por la situación a la política económica de Brasil. Así lo explicó Kicillof días atrás en 6,7,8. Dijo que el Banco Central de Brasil sigue una política de metas de inflación, por lo cual el año pasado creció sólo el 2,7% contra el 9% de nuestro país, que sigue -supuestamente- la línea de Ben Bernanke en los Estados Unidos. Esto es multiplicar por 5 la base monetaria. Entonces, con las nuevas reformas al funcionamiento del BCRA, se emitirá moneda para motorizar el consumo y seguirán todos los subsidios menos los ya eliminados, que afectan sólo al 10% de la población.
FUENTE:Publicado en www.informadorpublico.com
Revisando a Néstor
El caso es que el control de la libreta negra de almacenero de NCK sería vital para el control del cumplimiento de los compromisos tomados por los empresarios amigos del poder, que en muchos casos -gracias a la morenización de la economía- están dejando de serlo.
La evolución de la desastrosa política energética del kirchnerismo es un ejemplo de cómo el fracaso oficial hizo que muchos amigos empresarios que figuran en la libreta negra fueran convirtiéndose en sospechosos para la Casa Rosada.
La herencia de NCK, continuada por su albacea Julio de Vido, terminó el año pasado con importaciones de combustible por 9.000 millones de dólares. Y para este año se llegaría a 13.000 millones de dólares. La fuerza de los hechos hizo entonces que el cristinismo rompiera los acuerdos con los Eskenazy y Antonio Brufau, presidente de Repsol. A esta altura, al Gobierno no le faltan ganas de quedarse con la empresa, pero su compra hostil vía expropiación sería un gran escándalo político e implicaría un enorme desembolso. Así es que el oficialismo intenta, a través de la caducidad de concesiones dispuestas por varias provincias, llevar a YPF a precios de liquidación. Aun quedándose con la compañía, el Gobierno necesita unos 20.000 millones de dólares de inversión para un programa de exploración de largo alcance, por ejemplo en los yacimientos de gas no convencional que hay en Neuquén. Y nadie invertirá en un país donde se fija el precio del barril de petróleo a 40 dólares o el gas a 2,70 dólares el millón de BTU.
Este voluntarismo de CFK, Moreno y Kicillof llega al punto de que pretenden ahora evitar el enfriamiento de la economía suspendiendo la eliminación de subsidios a la energía y transporte y culpando por la situación a la política económica de Brasil. Así lo explicó Kicillof días atrás en 6,7,8. Dijo que el Banco Central de Brasil sigue una política de metas de inflación, por lo cual el año pasado creció sólo el 2,7% contra el 9% de nuestro país, que sigue -supuestamente- la línea de Ben Bernanke en los Estados Unidos. Esto es multiplicar por 5 la base monetaria. Entonces, con las nuevas reformas al funcionamiento del BCRA, se emitirá moneda para motorizar el consumo y seguirán todos los subsidios menos los ya eliminados, que afectan sólo al 10% de la población.
FUENTE:Publicado en www.informadorpublico.com
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