Quizá la expresión del título sea lo que esta madre quiso decir a su ex pareja a través del acto de dar muerte a su hijo.
Laura Beltramino.Psicóloga
LaVoz-Sucesos
Tener un hijo conlleva el mito popular de poseer “instinto materno”. Nada más alejado de la realidad. La maternidad es una construcción cultural. Tanto es así que en algunos pueblos de África los niños, hasta los 2 años de edad, son criados en forma indistinta por las mujeres de la comunidad, sin que ello implique riesgo. Ahora bien, la pregunta sería: ¿qué pasa con algunas mujeres que atentan contra esa estructura tan fortalecida, a la que se denomina “instinto materno”?
Hay un punto relevante en la relación madre-hijo. Cuando el niño es tomado como
“objeto de apropiación”, no hay vínculo, no hay relación y, por ende, no hay instauración de la maternidad. Donde debería primar el amor y la protección, aparecen la furia y la muerte. Convertir a alguien en objeto implica la posibilidad de “utilizarlo para”.
El movilizador caso del
niño de 6 años asesinado por su madre sirvió para vehiculizar un sentimiento de venganza que fue adquiriendo realidad hasta pasar al acto con la anuencia de un psiquismo alterado.
No es un caso aislado, lamentablemente. Los crímenes de niños a manos de sus padres son más frecuentes de lo que uno imagina. Lo extremadamente impactante residiría, en este caso, en que la autora sea la madre, y en la edad del niño. Esta combinación de elementos causa el impacto social observable.
Conocemos otros casos
en los que hay una madre homicida de su hijo, pero con frecuencia son ante la inmediatez del parto. La muerte de niños mayores por un integrante de la pareja parental se vincula, por lo general, con la autoría del padre.
La conversión del sujeto en objeto es un instrumento para alcanzar una satisfacción personal, egoísta y psicópata.
La venganza no es un acto fortuito. La venganza tiene nombre y dirección. Lo que no tiene es límites.
FUENTE:Publicado en www.lavoz.com.ar
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