viernes, 4 de mayo de 2012

La política pesa más que el color de la bandera

Cronista.com

Hernán de Goñi 

Subdirector Periodístico

Muchos países han definido a la industria petrolera como estratégica, conservando la explotación y administración de dichos recursos en manos del Estado. La Argentina arrancó en ese pelotón, pero a raíz de sus cíclicas crisis, tuvo modelos variables de acercamiento al sector privado. Perón, en su segunda presidencia, hizo un acuerdo con la Standard Oil que no prosperó. Frondizi abrió aún más las puertas al capital extranjero y Menem directamente privatizó YPF, en una búsqueda de fondos y respaldos para mantener a flote la convertibilidad.
El punto es que, más allá del modelo que se defienda, la búsqueda y producción de petróleo demanda altísima inversión. Cuando los precios internacionales han permitido que este ciclo se renueve, países como Venezuela y México lograron generar una renta que derramó en el resto de la economía. Brasil fue más allá y está a punto de dar un salto cualitativo, porque Petrobras ha captado el interés de los grandes jugadores globales para explotar sus reservas off shore.
La Argentina ya tiene otra vez una petrolera estatal. Pero eso no equivale a resolver el problema. Si no logra una gestión profesional y transparente que atraiga más inversores, será más dependiente de sus propios fondos, lo que en definitiva equivale a instalar un techo a sus necesidades de crecimiento.
Fuente:publicado en www.cronista.com

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