El Ojo Digital
Viaje a la Nada
Cristina Fernández-Kirchner y una larga comitiva de funcionarios acaban de realizar un insólito viaje de negocios a Angola, cuyo resultado más relevante es un fuerte estado gripal de la Jefa de Estado que permanecerá inactiva durante 48 horas. Ojalá que el mismo no sea fruto de algún contagio en tierras extrañas y que no revista la gravedad de otras gripes que han generado pánico y muertes en años anteriores.
Pese a ello, el coro de aplaudidores del gobierno ha manifestado que la gira fue un éxito, por la cantidad de oportunidades que se habrían abierto para el comercio exterior argentino, situación que está por verse. La idea de generar un vínculo con Angola salió de la cabeza de Guillermo Moreno, quien había realizado un viaje preliminar meses atrás, acompañado por un grupo de empresarios amigos.
Más histriónica que nunca, la Presidenta manifestó que tenemos muchas identificaciones con dicha nación africana, por lo que resulta lógica toda integración comercial. Angola es una republiqueta gobernada por una dictadura legal, instalada hace más de tres décadas en el poder, sin ningún derecho a la libre expresión, y con su población sumida en la miseria, el abandono, la desnutrición y el analfabetismo. Es además un paraíso para la corrupción, ya que los grandes negocios del Estado –el petróleo y los diamantes- están en manos de la familia del Presidente José Dos Santos.
Quizás sólo pueda explicarse esta aventura en la necesidad argentina de obtener petróleo de donde sea, dada la pérdida del autoabastecimiento generada por este gobierno. Teniendo en cuenta que el gobierno angoleño está aislado del mundo, la Argentina puede ofrecerle una legitimación a través del comercio exterior.
Pero también, puede observarse que la relación entre ambos gobiernos se genera a partir de sus particulares afinidades, que los emparenta –salvando las distancias- con regímenes como los de Venezuela, Corea del Norte o Irán.
Todo ello, mientras la Argentina agrava sus diferencias con Brasil, su aliado natural número uno; rompe lazos con España, principal inversor en el país; no logra entibiar la frialdad norteamericana, y logra que Gran Bretaña envíe un colosal submarino nuclear al Mar Argentino.
En medio de este mundo de transición, la Argentina carece de una estrategia sobre cómo relacionarse con él. Nada se hace desde nuestra cancillería para obtener ventajas políticas y económicas del constante crecimiento de los países emergentes, en especial los del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China).
Tampoco se estimula la relación con el sudeste asiático, cosa que sí hacen nuestros hermanos sudamericanos. Ambas regiones tienen un destino común, ya que una posee lo que la falta a la otra, estando ambas en proceso de expansión, mientras Europa y Estados Unidos batallan contra las distintas crisis.
Menos aún, pasa por las cabezas de los diplomáticos establecer algún tipo de alianza fáctica y/o formal con el selecto club de los demás países exportadores de alimentos, para defender el precio de los mismos, al estilo de lo que hace la OPEP con el petróleo.
Quizás el viaje tenga un valor simbólico, o psicológico. El famoso modelo quizás viaja hacia lo que es hoy esa desgraciada nación; y las afinidades que percibe la Presidenta, constituyen un acto fallido que refleja sus íntimas aspiraciones de permanecer eternamente en el poder, bajo cualquier circunstancia.
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