lunes, 28 de mayo de 2012

De cómo en unos días Gabriela se empobreció
Gabriela y su marido deberán seguir trabajando y ahorrando varios meses más para comprar la misma casa que pensaban adquirir.
LaVoz
Laura González.

Gabriela y su marido hace cinco años que a lo único que apuestan, es a comprarse una casa. Los dos trabajan en blanco, con buenos empleos y sin hijos aún. Todo peso posible fue al dólar, pensando siempre en completar la diferencia entre el dúplex que eligieron y lo que el Banco de Córdoba les iba a prestar.
Empezaron a tramitar el crédito hace año y medio. Se fue demorando hasta que les dijeron que debían esperar la nueva gestión de gobierno. Aun con condiciones menos ventajosas, lograron el crédito edición 2012. Pero la aprobación del Bancor justo salió en esos días en los que se endureció el acceso al dólar oficial.
La entidad les dijo entonces que no les daría los billetes (como venía haciendo), sino los pesos al tipo de cambio oficial. Se reunieron con el vendedor, que insistía en los 100 mil dólares físicos o, de última, los pesos al tipo de cambio libre. Siguieron negociando pero perdieron, pese a que tenían 30 mil dólares-billete en la mano.
Por el 70 por ciento de la vivienda, Bancor les cotizaría 314.300 (tomando los 4,49 oficiales del jueves último). Como el comprador sólo acepta pesos al dólar libre, necesitarían 413 mil pesos. En apenas unos días, se les hizo un hueco de 98.700 pesos. Imposible para dos trabajadores que juntan unos 10 mil pesos al mes.
El vendedor alegará ahora que no se descapitalizó. Pero lo cierto es que no invertirá parte de eso que vendió en alimentar la rueda de su negocio, que es construir para vender.
Habrá ahí menor actividad económica, porque lo que le pasó a Gabriela les sucederá a otros asalariados que siguen cobrando en pesos y que, con el desdoblamiento de hecho del mercado de cambios, la única certeza que tienen es la de ser más pobres, porque deberán seguir trabajando y ahorrando varios meses más para comprar lo mismo, imaginando el improbable escenario de que ese inmueble siga costando lo mismo.

Pesificar. 
El Gobierno intentará ahora, a fuerza de resoluciones de la Afip, pesificar la economía al ciento por ciento. Es probable que lo logre, al menos en las formas: que los lotes se vendan y financien en pesos, que los avisos clasificados de los departamentos se publiquen en pesos, que las cuotas de los viajes se muevan en pesos.
Veremos un gran ajuste inicial de los precios, para empardar lo más que se pueda el precio al dólar libre, y luego microajustes que reflejen lo que se mueva en las pizarras, aunque hagamos de cuenta que sólo nos manejamos en pesos.
Lo que será muy difícil de desarraigar es la decisión personalísima de cada ciudadano de elegir al dólar como refugio. El Gobierno quiere erradicar del ADN del argentino la costumbre de ahorrar en dólares. Es envidiable Brasil en ese sentido, pero no somos Brasil. La historia indica que siempre nos fueron corriendo el arco y que, en el mediano plazo, al que eligió el dólar le fue mejor.
De hecho, si Gabriela y su marido no hubiesen ahorrado en dólares los últimos cinco años y se hubieran decidido por un plazo fijo en pesos, el agujero de plata que se les hizo hoy para llegar a la casa propia sería mucho mayor. Porque el rendimiento promedio anual del 11 por ciento de sus ahorros nunca hubiera empardado, en un contexto inflacionario, la fenomenal devaluación que sufrieron hoy los pesos (que devolverán a lo largo de 20 años) a la hora de comprar ese dúplex.
FUENTE:Publicado en http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/como-unos-dias-gabriela-se-empobrecio

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