Por: Aldo Norberto Bonaveri
El país vive momentos difíciles, el escenario actual no difiere demasiado de lo que se venía presagiando, medidas que se adoptan, hechos que se precipitan y realidades que se sufren son consecuencia de errores acumulados durante largo tiempo, improvisaciones en asuntos que requieren planificación, postergaciones en asumir problemas y corregir un rumbo palmariamente equivocado.
RECORTE DE SUBSIDIOS
En diferentes editoriales me referí a lo absurdo que resultaba el festival de subsidios que se iniciaron con Néstor Kirchner y, crecieron desmesuradamente durante la gestión de su esposa. Sólo basta mencionar que durante el 2013 el menú de subvencionar tarifas, asistir a empresas públicas y privadas e importar gas y combustible insumió la friolera de $ 134.114 millones durante el 2013, (más de u$s 23.000 millones s/momento de desembolso) con un crecimiento 34,3% respecto del año anterior. A los efectos de dimensionar adecuadamente la evolución del rubro cabe mencionar que en 2003 totalizaban $ 1.500 millones.
Los subsidios usados indiscriminadamente han sido perversos; si bien pueden ser una herramienta válida para auxiliar a los sectores más vulnerables, empleados indiscriminadamente como se aplicaron en la década desperdiciada, trajo aparejado el estímulo desmedido del consumo; ello fomento el derroche y, derivó en favorecer fundamentalmente a las clases más acomodadas, que por lógica son las que más consumen. Por la misma razón, alentada por el cada vez más bajo costo del servicio en términos reales, la clase media multiplicó sus consumos. El valor irreal de las tarifas fue un factor preponderante de una economía engañosa; duro es decirlo pero en Argentina hemos perdido la noción del valor real de varios de los indicadores, por ende cuando estos comienzan a sincerarse afloran los problemas para la población que debe afrontar las consecuencias. Ergo, los grandes beneficiados no han sido los más necesitados, sino todo lo contrario.
La imposibilidad economía de seguir agrandando el monstruo, determinó que el Gobierno comience a tomar medias que ya había anunciado a principios de 2012, pero cuya concreción fue pospuesta por el costo político que ello implicaba. Los recortes de los subsidios dispuestos para gas natural y agua son sólo el principio, seguramente la energía eléctrica será el próximo capítulo. Desde abril, las facturas de gas en todo el país y las de agua en el área metropolitana, expresaran valores inusuales.
La medida ha generado un cúmulo de consideraciones y comentarios; para el jefe de gabinete: "Es insignificante el impacto en el índice de precios por su incidencia relativa en términos cuantitativos y cualitativos", en tanto que algunos políticos opositores y analistas hablan de “tarifazo”. ¿Cuál es la verdad? Entiendo que el resultado no es tan simple de rotular y, por ende ni lo uno ni lo otro. Un incremento en tramos, que según categoría para agosto llegará hasta el 280% en gas y 400% en agua corriente no puede ser relativizado. No obstante tampoco corresponde catalogar de despropósito, lo que está insólitamente rezagado, con asimetrías que muchas veces no se tienen en cuenta. A propósito viene a cuento hacer comparaciones que muchos desconocen. Tras la devaluación de enero el cilindro de gas butano de 45 Kgs experimentó un alza del 35%, lo que significa que donde no hay gas natural (son muchas las zonas del país con esa limitante) paguemos por cada unidad, que según uso pude durar entre 20 y 40 días $ 470.
Procurando ser objetivo podría decirse que la determinación es naturalmente incómoda para los afectados, pero lógica y correspondía haberse tomado mucho tiempo atrás. Justamente uno de los errores capitales de este Gobierno es el de postergarlo, el haberlo realizado en forma programada y, como parte de un paquete de medidas correctivas, que posibilitaran un crecimiento sin déficit y sin retroalimentar la inflación, que por estos tiempos se torna inmanejable. En lo que el Gobierno sigue equivocándose es en recurrir a eufemismos para reconocer la situación y, no llamar a las cosas por su nombre. La quita de subsidios contempla un escala del 20 al 80%, castigando así han quien incremente el consumo; dicho concepto es correcto, claro está el error garrafal fue el irracional incentivo antes mencionado.
CONFLICTOS SALARIALES
Tras 17 días de paro y varías tratativas infructuosas, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires se vio precisado a conceder gran parte de los reclamos docentes. Los gremios que nuclean a los maestros se plantaron muy firmes en exigir un 35% de recomposición, Scioli empezó negociando desde una posición distante, apeló a cuanto recurso tuvo a su disposición, no obstante con el decurso del conflicto fue mejorando paulatinamente la oferta, para finalmente ante la resistencia docente acordar aumentos que oscilan entre el 30% y el 38%, según las categorías del escalafón.
Sobre los pormenores del conflicto se han escrito y comentado todos sus pormenores; solo hay dos aspectos que me limitaré reflexionar. El tenor de las pretensiones docentes no admite cuestionamientos, como tal ve lo merezca empezar la protesta con huelga por tiempo indeterminado, pero con solo verificar que el salario inicial tras el aumento será de $ 5.000 exime de mayores comentarios. Ello es tan cierto como que el gobernador bonaerense tendrá serias dificultades para afrontar las erogaciones que demanda esta recomposición salarial y, las demás de la administración pública.
Este no es un problema privativo de la provincia de Buenos Aires, el déficit de la mayoría de las provincias es una constante que se viene agravando paulatinamente, potenciados por los aumentos han que se vieron compelidos los Estados provinciales por sus respetivas policías en enero. Aquellos acuartelamientos, además de demostrar la vulnerabilidad de los gobernadores, dejaron precedentes que elevaron naturalmente la vara de reclamos de los demás gremios estatales. Empero el problema principal que acarrean las provincias está directamente vinculado con la injusta distribución de la coparticipación federal, que permite al poder central quedarse con la parte del león.
El próximo capítulo de desventuras tendrá lugar el 10 de abril. La huelga general lanzada por las CGT Azopardo y Azul y Blanca y la CTA opositora, seguramente tendrá un nivel de acatamiento muy importante, máxime si tenemos en cuenta que se plegaran al mismo dos organizaciones enrolados en la central obrera oficialista, la Unión del Transporte Automotor “UTA” y La Fraternidad (maquinistas de trenes)
El round que viene será sobre las negociaciones paritarias de los gremios privados, donde la expectativa se centra en torno al 35%, en el Gobierno se hacen ingentes esfuerzos para que las negociaciones no superen el 27%. El momento es muy complicado, pues la inflación es indomable y la actividad económica decrece y el descontento a la orden del día. Los problemas son grandes y la sinrazón sobretodo golpea con fuerza a los jubilados, quienes en su mayoría deben subsistir con míseros $ 2.700.
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