sábado, 10 de marzo de 2012

Imprimir más papel moneda nunca fue una solución de fondo

Cronista.com

Hernán de Goñi 

Subdirector Periodístico

Desde que la presidenta Cristina Kirchner anunció en el Congreso la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, se abrió un debate sobre objetivos y argumentos que todavía sigue dominado por la dialéctica política. El deseo oficial de acabar con los últimos vestigios legales de la Ley de Convertibilidad fue defendido por el kirchnerismo en su conjunto como una receta sanadora para dejar atrás la “década maldita” de la economía. Pero lo que pasa por alto este enfoque es que cuando se instauró la paridad cambiaria con el dólar, la “década maldita” era la del ‘80 y el flagelo a combatir era la inflación y su secuela más devastadora, la híper.
La jefa de Estado le pidió al Congreso que hiciera un conjuro contra el Consenso de Washington, aunque todavía no sintió la necesidad de exorcizar la herramienta que acaba de recuperar el Central, germen de muchas de las crisis que vivió la Argentina en tiempos pasados. Es que en defini-
tiva, lo que está haciendo el Gobierno es abrir de par en 
par la puerta del financiamiento al Tesoro por parte del Banco Central.
Lo que se derogó de la Convertibilidad en 2002 fue su aspecto más cuestionado, el tipo de cambio fijo, pero se mantuvo la obligación de respaldar con dólares todos los pesos emitidos, así como la imposibilidad de financiar al fisco.
Ese límite fue flexibilizado en el 2005, cuando para poner fin al fisgoneo del FMI Néstor Kirchner decidió usar reservas para pagar toda la deuda con el organismo, pero tomándolas como contrapartida de una letra que le entregó al Tesoro.
En 2010, se maximizó el uso de las reservas de libre disponibilidad (aquellas que excedían la cobertura de la base monetaria) habilitándose otra segunda vía de financiamiento al Estado: el pago de deuda en dólares.
La nueva reforma de la Carta Orgánica está multiplicando este recurso una vez más. Ahora será el directorio el encargado de determinar cuántas divisas se usarán para respaldar los pesos y cuántas quedarán liberadas para el uso arbitrario del Ejecutivo. Pero eso no es todo: el kirchnerismo sumó en Diputados un artículo que no estaba en el proyecto original enviado al Congreso, que le permita en forma excepcional duplicar el monto de adelantos en pesos. Como reconoció hace dos días la presidenta del organismo , Mercedes Marcó del Pont, la contracara de esta decisión era hacer un ajuste fiscal. 
Nadie reclama hoy que el BCRA vuelva a ser una isla. Tampoco se está planteando con estos cuestionamientos que la Argentina esté cerca del precipicio, como en crisis pasadas. Pero hay recurrencias que deberían ser tenidas en cuenta y al menos debatidas: para enfrentar un gasto fiscal siempre creciente, la única salida que ha admitido el Gobierno fue capturar cajas, como las de las AFJP, y ahora la del Central.
A la economía K todavía le falta crear incentivos genuinos para expandir la inversión, lo que traerá aparejado mejoras en el empleo, el consumo y el crédito. Aumentar la cantidad de papel moneda es un paliativo que funciona hasta que un día nos damos cuenta que cruzamos la línea de no retorno.

FUENTE:Publicado en www.cronista.com

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