La preocupante ignorancia argentina en materia monetaria
INFORMADOR PUBLICO
Por Mario Cadenas MadariagaDesde el anuncio formulado por la Presidente de la Nación del envío de un proyecto de reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, se ha suscitado una gran polémica en la opinión especializada.
Desde el punto de vista de la economía real, los dos grandes defectos de la política monetaria argentina son la inflación por encima del 20% anual -una de las más altas del mundo- y la insuficiente financiación del sector privado, en particular de los sectores de la producción, por debajo del 13% del PBI -posiblemente la más baja del mundo-, que es una de las caras de la desmonetización.
Sin embargo la polémica se ha suscitado alrededor de las reservas internacionales de libre disponibilidad con que cuenta el Banco Central y del uso que se debe hacer de ellas. La discusión se plantea sobre si las mismas se pueden aplicar al pago de las obligaciones internacionales de la Nación.
El origen de la discusión reside en el diferente criterio que se sostenga sobre la función que cumplen las reservas internacionales. Si se piensan que dichas reservas son la garantía de la emisión monetaria y por tanto del valor de la moneda, la opinión será contraria a la reforma; y si se piensa que las reservas internacionales son la garantía del pago de las obligaciones internacionales la opinión será favorable a la utilización de dichas reservas.
Pero después que se resuelva esta cuestión los problemas fundamentales de la política monetaria quedaran, es decir la desmonetización de la economía y la inflación continuaran tan campantes como antes de la polémica.
A partir de 1971 las reservas de oro y divisas no son la garantía del valor de la moneda en ningún país desarrollado.
En ese año el Presidente de EEUU Richard Nixon ante el reclamo de Francia de que pagara el saldo deficitario de su comercio bilateral entre ambos países en oro, en vez de dólares, se negó a hacerlo y derogó el respaldo oro del dólar, A partir de ese momento, todos los países lo imitaron y hoy no existe ningún país desarrollado que reconozca la base de oro o divisas fuertes como garantía de sus monedas.
Sin embargo la opinión más difundida en la Argentina sostiene que las reservas del Banco Central en oro y divisas disponibles son la garantía de la cantidad de dinero en circulación.
Sin embargo después de la derogación de la llamada ley de convertibilidad, la moneda argentina no tiene respaldo de oro ni divisas extrajeras. Las reservas que conserva el Banco Central son a los efectos de garantizar el pago de los saldos deficitario de la balanza de pagos, y el fondo necesario para evitar que en el mercado de cambios se alteren especulativamente sus tendencias naturales.
La política monetaria es un tema central de la política económica en la Argentina.
Esto es así porque en esta materia hay un atraso particularmente grave y si no se supera se dificultara el desarrollo nacional.
En el desconocimiento de la política monetaria se encuentra el secreto de la perduración de la inflación entre nosotros, y también un grave factor de estancamiento por falta de financiamiento de las actividades productivas, es decir la desmonetización de la economía argentina.
Con excepción de China, las reservas internacionales de los países son exiguas con relación a su PBI y a la circulación monetaria.
Según el FMI, a fines del año 2010, las reservas internacionales de los países eran por ejemplo (en miles de millones de dólares): EEUU 132; Chile 25; España 31; Canadá 57; Argentina 58; Brasil 288; Alemania 216; Japón 1096; Reino Unido 106; México 113; Australia 41; China 3200.
Estas cantidades son ínfimas con relación al PBI y respecto de la cantidad de dinero, en el nivel del M3, que poseen los mismos países. El M3 es el índice que mide mejor la cantidad de dinero.
En el año 2010, EEUU cuenta con un PBI de 14700 (mil millones de dólares); Chile 196 ; España 1400; Canadá 1556; Argentina 344; Brasil 1900; Alemania 2330; Japón 5200; Reino Unido 2200; México 995; Australia 1200; China 6300.
En efecto conforme al FMI y el Banco Mundial el monto total de los créditos del sistema bancario de cada país (M3) en el año 2010 alcanzaba a las siguientes proporciones con relación a su PBI: Alemania 132%; Brasil 97%; Chile 90%; Argentina 29%; Uruguay 31%; México 45%; Australia 140%; Canadá 177%; EEUU 230%; Japón 326%; China 146%; Corea del Sur 103%; Suiza 191%; entre otros.
Es decir que las reservas internacionales son muy reducidas respecto del PBI de cada país, y mucho más pequeñas con relación a la circulación monetaria salvo en el caso de Argentina, Uruguay y México porque estos países sufren un retraso notorio en la cantidad de dinero con la que debería contar sus economías.
Por tanto, es un absurdo relacionar las reservas internacionales con el valor de la moneda, porque si fuera así, el dólar no tendría ningún valor, ya que sus reservas representan el 4 por mil de la circulación monetaria, y es todavía la moneda que goza de mayor aceptabilidad en el mundo.
El Banco Central debe proveer al Estado las reservas necesarias para pagar obligaciones con el exterior.
El Banco Central tiene esta obligación tanto frente al Estado nacional, como a cualquier ciudadano, que debe pagar obligaciones con el exterior, de proveerles las divisas necesarias. Pero tanto uno como otros deben depositar al Banco Central las sumas necesarias a las divisas que solicitan. Es decir el Banco Central no puede financiar al Estado Nacional ni a los particulares, el cumplimiento de sus obligaciones, ya fuere con el exterior ni con el interior, porque su estabilidad financiera es una garantía fundamental de su existencia.
La inflación se origina en la creación de medios de pagos por encima de la creación de bienes.
La inflación argentina tiene su origen en el crecimiento de los medios de pago al nivel del M3, respecto del PBI real. Por ejemplo, en los años 2009, 2010 y 2011, los medios de pago crecieron el 14%, 36% y 24% y el PBI real ha crecido sólo el 0,9%, 9,2% y el 9,4 % todo según el Banco Central, es decir que los medios de pago han crecido mucho más que los bienes.
Esto ha sucedido así porque los medios de pago no han ido a financiar al sector privado -que sólo recibió el 11,1%, el 11,7% y el 13,7% del PBI- y dentro de él, en una gran proporción, no las actividades productivas sino a las actividades de consumo. Otra parte de la capacidad financiera se ha dirigido a la financiación de la Estado, destino que por su bajísima productividad, es como si fuera un dinero gastado sin contrapartida de producción de bienes ni de servicios.
Si se quiere atacar la inflación
1) Se debe reducir los créditos al consumo,
2) Se deben ampliar constantemente los créditos a la producción privada de bienes de servicios, con lo cual se debe compensar la reducción anterior, y
3) se debe reducir drásticamente los créditos al Estado.
Se deben computar como créditos al Estado la inversión de los bancos en títulos públicos, que constituyen una cartera de más de 100 mil millones de pesos.
También se debe reducir los encajes para aumentar la capacidad prestable de los bancos, se deben anular las operaciones de neutralización de numerario, porque estamos dentro de una economía desmonetizada.
Éstas son funciones del Banco Central de la Republica Argentina, con las cuales no ha cumplido.
La oposición no puede tener como principales referentes a dos ex presidentes del Banco Central del kirchnerismo.
No por sectarismo político sino porque Prat Gay y Redrado han sido coautores de la política monetaria desde principios del 2003 a enero del 2010, por lo que mal pueden los inspiradores de la futura reforma monetaria.
Ambos son responsables del escasísimo financiamiento que recibió la actividad privada durante todo ese lapso y por lo mismo han contribuido a impulsar la inflación argentina, sin perjuicio de retardar la recuperación económica.
La gestión del segundo de los nombrados conlleva mayores responsabilidades porque se cumplió durante el notable incremento de la inflación argentina, y toleró la indefendible reforma del INDEC en la medición de los precios al consumidor.
Mario Cadenas Madariaga
FUENTE:Publicado en www.informadorpublico.com
Desde el punto de vista de la economía real, los dos grandes defectos de la política monetaria argentina son la inflación por encima del 20% anual -una de las más altas del mundo- y la insuficiente financiación del sector privado, en particular de los sectores de la producción, por debajo del 13% del PBI -posiblemente la más baja del mundo-, que es una de las caras de la desmonetización.
Sin embargo la polémica se ha suscitado alrededor de las reservas internacionales de libre disponibilidad con que cuenta el Banco Central y del uso que se debe hacer de ellas. La discusión se plantea sobre si las mismas se pueden aplicar al pago de las obligaciones internacionales de la Nación.
El origen de la discusión reside en el diferente criterio que se sostenga sobre la función que cumplen las reservas internacionales. Si se piensan que dichas reservas son la garantía de la emisión monetaria y por tanto del valor de la moneda, la opinión será contraria a la reforma; y si se piensa que las reservas internacionales son la garantía del pago de las obligaciones internacionales la opinión será favorable a la utilización de dichas reservas.
Pero después que se resuelva esta cuestión los problemas fundamentales de la política monetaria quedaran, es decir la desmonetización de la economía y la inflación continuaran tan campantes como antes de la polémica.
A partir de 1971 las reservas de oro y divisas no son la garantía del valor de la moneda en ningún país desarrollado.
En ese año el Presidente de EEUU Richard Nixon ante el reclamo de Francia de que pagara el saldo deficitario de su comercio bilateral entre ambos países en oro, en vez de dólares, se negó a hacerlo y derogó el respaldo oro del dólar, A partir de ese momento, todos los países lo imitaron y hoy no existe ningún país desarrollado que reconozca la base de oro o divisas fuertes como garantía de sus monedas.
Sin embargo la opinión más difundida en la Argentina sostiene que las reservas del Banco Central en oro y divisas disponibles son la garantía de la cantidad de dinero en circulación.
Sin embargo después de la derogación de la llamada ley de convertibilidad, la moneda argentina no tiene respaldo de oro ni divisas extrajeras. Las reservas que conserva el Banco Central son a los efectos de garantizar el pago de los saldos deficitario de la balanza de pagos, y el fondo necesario para evitar que en el mercado de cambios se alteren especulativamente sus tendencias naturales.
La política monetaria es un tema central de la política económica en la Argentina.
Esto es así porque en esta materia hay un atraso particularmente grave y si no se supera se dificultara el desarrollo nacional.
En el desconocimiento de la política monetaria se encuentra el secreto de la perduración de la inflación entre nosotros, y también un grave factor de estancamiento por falta de financiamiento de las actividades productivas, es decir la desmonetización de la economía argentina.
Con excepción de China, las reservas internacionales de los países son exiguas con relación a su PBI y a la circulación monetaria.
Según el FMI, a fines del año 2010, las reservas internacionales de los países eran por ejemplo (en miles de millones de dólares): EEUU 132; Chile 25; España 31; Canadá 57; Argentina 58; Brasil 288; Alemania 216; Japón 1096; Reino Unido 106; México 113; Australia 41; China 3200.
Estas cantidades son ínfimas con relación al PBI y respecto de la cantidad de dinero, en el nivel del M3, que poseen los mismos países. El M3 es el índice que mide mejor la cantidad de dinero.
En el año 2010, EEUU cuenta con un PBI de 14700 (mil millones de dólares); Chile 196 ; España 1400; Canadá 1556; Argentina 344; Brasil 1900; Alemania 2330; Japón 5200; Reino Unido 2200; México 995; Australia 1200; China 6300.
En efecto conforme al FMI y el Banco Mundial el monto total de los créditos del sistema bancario de cada país (M3) en el año 2010 alcanzaba a las siguientes proporciones con relación a su PBI: Alemania 132%; Brasil 97%; Chile 90%; Argentina 29%; Uruguay 31%; México 45%; Australia 140%; Canadá 177%; EEUU 230%; Japón 326%; China 146%; Corea del Sur 103%; Suiza 191%; entre otros.
Es decir que las reservas internacionales son muy reducidas respecto del PBI de cada país, y mucho más pequeñas con relación a la circulación monetaria salvo en el caso de Argentina, Uruguay y México porque estos países sufren un retraso notorio en la cantidad de dinero con la que debería contar sus economías.
Por tanto, es un absurdo relacionar las reservas internacionales con el valor de la moneda, porque si fuera así, el dólar no tendría ningún valor, ya que sus reservas representan el 4 por mil de la circulación monetaria, y es todavía la moneda que goza de mayor aceptabilidad en el mundo.
El Banco Central debe proveer al Estado las reservas necesarias para pagar obligaciones con el exterior.
El Banco Central tiene esta obligación tanto frente al Estado nacional, como a cualquier ciudadano, que debe pagar obligaciones con el exterior, de proveerles las divisas necesarias. Pero tanto uno como otros deben depositar al Banco Central las sumas necesarias a las divisas que solicitan. Es decir el Banco Central no puede financiar al Estado Nacional ni a los particulares, el cumplimiento de sus obligaciones, ya fuere con el exterior ni con el interior, porque su estabilidad financiera es una garantía fundamental de su existencia.
La inflación se origina en la creación de medios de pagos por encima de la creación de bienes.
La inflación argentina tiene su origen en el crecimiento de los medios de pago al nivel del M3, respecto del PBI real. Por ejemplo, en los años 2009, 2010 y 2011, los medios de pago crecieron el 14%, 36% y 24% y el PBI real ha crecido sólo el 0,9%, 9,2% y el 9,4 % todo según el Banco Central, es decir que los medios de pago han crecido mucho más que los bienes.
Esto ha sucedido así porque los medios de pago no han ido a financiar al sector privado -que sólo recibió el 11,1%, el 11,7% y el 13,7% del PBI- y dentro de él, en una gran proporción, no las actividades productivas sino a las actividades de consumo. Otra parte de la capacidad financiera se ha dirigido a la financiación de la Estado, destino que por su bajísima productividad, es como si fuera un dinero gastado sin contrapartida de producción de bienes ni de servicios.
Si se quiere atacar la inflación
1) Se debe reducir los créditos al consumo,
2) Se deben ampliar constantemente los créditos a la producción privada de bienes de servicios, con lo cual se debe compensar la reducción anterior, y
3) se debe reducir drásticamente los créditos al Estado.
Se deben computar como créditos al Estado la inversión de los bancos en títulos públicos, que constituyen una cartera de más de 100 mil millones de pesos.
También se debe reducir los encajes para aumentar la capacidad prestable de los bancos, se deben anular las operaciones de neutralización de numerario, porque estamos dentro de una economía desmonetizada.
Éstas son funciones del Banco Central de la Republica Argentina, con las cuales no ha cumplido.
La oposición no puede tener como principales referentes a dos ex presidentes del Banco Central del kirchnerismo.
No por sectarismo político sino porque Prat Gay y Redrado han sido coautores de la política monetaria desde principios del 2003 a enero del 2010, por lo que mal pueden los inspiradores de la futura reforma monetaria.
Ambos son responsables del escasísimo financiamiento que recibió la actividad privada durante todo ese lapso y por lo mismo han contribuido a impulsar la inflación argentina, sin perjuicio de retardar la recuperación económica.
La gestión del segundo de los nombrados conlleva mayores responsabilidades porque se cumplió durante el notable incremento de la inflación argentina, y toleró la indefendible reforma del INDEC en la medición de los precios al consumidor.
Mario Cadenas Madariaga
FUENTE:Publicado en www.informadorpublico.com
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