Por Carlos Tórtora
Informador Publico
Ayer, en su discurso al inaugurar una planta de energía en San Juan, CFK hizo una mención totalmente inusual en su relato, que generalmente es de tono bélico. Les agradeció a los partidos de la oposición el apoyo otorgado a la expropiación-confiscación de YPF. Tanto los bloques de senadores de la UCR, el FAP como varios peronistas disidentes ya anunciaron que votarán a favor del proyecto de expropiación el miércoles próximo, proponiendo algunas modificaciones. Este aporte opositor no es necesario para sancionar la ley, ya que sólo hace falta mayoría simple y el Frente para la Victoria cuenta con ella. Pero es invalorable este apoyo de cara al cerco internacional que empieza a cerrarse sobre el gobierno nacional, ante el hartazgo de la Unión Europea y el gobierno de EEUU por las sistemáticas violaciones del orden internacional por parte del cristinismo. Gracias a los radicales y el binnerismo, entre otros, el oficialismo podrá enfrentarse al mundo con la fortaleza de contar prácticamente con los dos tercios del Congreso. Pero esta confluencia del kirchnerismo con la UCR y el FAP es la segunda en menos de un mes, porque el 27 de marzo pasado, estos bloques opositores también votaron a favor del traspaso de los subtes y otros servicios a la Ciudad. Una vez sancionada la expropiación de YPF, habrá casi seguramente una tercera confluencia cuando se trate la aprobación del pliego del candidato oficial a la Procuración General de la Nación, Daniel Reposo. En este caso, la ley orgánica del Ministerio Público exige las dos terceras partes de los votos de los senadores presentes. En otras palabras que, sin los senadores de la UCR, al gobierno se le haría muy difícil alcanzar los dos tercios. Así las cosas, un próximo tercer acuerdo entre el FpV, la UCR y el FAP para que suceda a Esteban Righi un funcionario sin antecedentes suficientes y ligado al sospechado Amado Boudou sería algo más que una casualidad.
En esta tendencia que se va afirmando, cada uno tiene sus motivaciones. El Frente Amplio Progresista se autodefinió en octubre pasado como la principal fuerza opositora, pero los hechos lo ubican hoy como un socio estratégico del gobierno. Parece evidente que en esto gravitan decididamente las necesidades de financiamiento federal que tiene el gobierno santafesino del socialista Antonio Bonfatti. El rol de Luis Juez como vicepresidente primero del Senado refuerza este giro. La explicación de la conducta radical es más compleja. El fracaso de la alianza del año pasado con Francisco de Narváez habría convencido a la cúpula radical de que colocarse en la oposición frontal a la Casa Rosada podría implicarles una nueva derrota abrumadora en el 2013. El nuevo presidente del Comité Nacional, Mario Barletta, influido por Leopoldo Moreau, pensaría que a su partido no le queda otro camino que funcionar como una oposición light, siempre dispuesta a levantar la mano para apoyar los proyectos estratégicos del gobierno. Por otra parte, las conversaciones del cordobés Oscar Aguad con Mauricio Macri y la confluencia de sectores del radicalismo porteño con el presidente de Boca, el macrista Daniel Angelici, atemorizan a Ricardo Alfonsín, Barletta y la mayor parte de la cúpula partidaria. Para éstos, la forma de desalentar una ruptura partidaria hacia la centroderecha sería funcionar como compañeros de ruta del cristinismo.
Lo que viene
La construcción -paso a paso- de una mayoría de dos tercios en el Congreso abre obvios interrogantes. ¿Está el gobierno dándole las últimas puntadas al tejido de la reforma constitucional? La lectura política del caso YPF sería una señal en ese sentido. Algunas de las cabezas de la UCR pensarían que el 2015 encontrará al gobierno muy deteriorado por los crecientes problemas de la economía y que entonces la reelección de Cristina ya no sería tan fácil. En cambio, sin reforma constitucional, el peronismo podría rearmarse detrás de la candidatura de Daniel Scioli, que parece inmune al desgaste. Desde este enfoque, a mediano plazo el rival más peligroso sería el ex motonauta y no la presidente. Hoy por hoy, la única oposición real al gobierno es la crisis del modelo y el irritado frente externo. La adhesión de radicales y binneristas le permite entonces a aquél disimular sus atropellos envolviéndose en la bandera de la unidad nacional. Una encuesta privada realizada después del anuncio de expropiación de YPF, indica que en Capital Federal y Gran Buenos Aires habría un 40 por ciento a favor de la medida y otro 40 en contra. En cambio en el interior, la aprobación llegaría a cerca del 60 por ciento, sobre todo en las provincias donde históricamente la presencia de YPF fue muy fuerte. Significativamente, Macri ayer, luego de criticar al gobierno por su decisión aclaró que, si llega a presidente, de ningún modo privatizará a YPF.
FUENTE:PUBLICADO EN www.informadorpublico.com
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