sábado, 21 de abril de 2012

OPINION 
Colecciones retenidas en la Aduana
 Por Humberto Acciarressi

Aunque el entusiasmo y el colorido por el comienzo de la Feria ha opacado los problemas con la importación de libros, no son pocos los editores y libreros que creen que la tormenta no ha pasado y que se hará sentir cuando el público comience a pedir títulos que figuran en la web pero faltan en los estantes.

El papelón sublime de Jorge Coscia (que dijo una cosa un día y la contraria al siguiente, aunque sigue abogando por la potestad del Estado sobre qué se debe publicar y qué no), el arribismo de algunos responsables de las cámaras, la queja de los lectores, y la merma de libros importados, son algunas de las consecuencias del tembladeral en el que vive la industria editorial. La directora de la Feria del Libro, Gabr iela Adamo, que oportunamente llamó la atención sobre la incertidumbre que generan estos movimientos políticos, ha señalado que las cifras referidas a la importación de libros deben ser "ínfimas" en relación a la balanza comercial del país. Y así y todo no es la primera vez que el gobierno intenta medidas que traban la entrada de títulos a la Argentina.

Por lo menos en dos oportu- nidades se frenaron las importaciones en el puerto y las editoriales no pudieron retirar los volúmenes de los contenedores por semanas. "Hasta ahora era uno de los países donde mejor trabajábamos, pero el último envío estuvo retenido dos meses en la Aduana, una situación que le ocurrió a la mayoría de editoriales españolas", manifestó Francisco Argüelles, propietario de la editora hispana Arguval.

Como se sabe, en este sentido, una de las ausencias más nota- bles de este año será la de la Federación de Gremios Españoles, que siempre trae muchísimos editores, libreros, distribuidores e incluso autores desde la península. Los negocios que se planifican desde el lugar de residencia de algunas de las editoriales más importantes del mundo este año van en baja. Cuando comenzó la tormenta, le mandaron una comunicación a la Feria anunciando que por las idas y vueltas habían resuelto no venir corporativamente, aunque individualmente sí lo harían algunos.

Por lo bajo, sin embargo, son muchos los que se quejan, especialmente entre los libreros. Y de los lectores ni hablar. Funcionarios del gobierno y dirigentes afines de algunas de las cámaras aseguran que todo está normal, que no falta ningún libro, y que no existen prohibiciones. La verdad parece ser otra. Off the record, no pocos editores aseguran que tienen colecciones completas retenidas en la Aduana por las disposiciones oficiales.

Lo que es una paradoja cuando el lema de este año es "Un futuro con libros".

FUENTE:Publicado en www.larazon.com

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