domingo, 1 de abril de 2012

La guerra económica de Malvinas

Los kelpers y un nivel de vida que superó sus propias expectativas

CRONISTA.COM Con ingresos superiores a los u$s 3000 mensuales, la indumentaria top y las camionetas 4x4 hoy son moneda corriente entre los habitantes de las Islas. Las claves de un fenómeno que demuestra por qué todavía es difícil soñar con recuperar Malvinas.

Julián Guarino

Desde la perspectiva de alguien que en la Argentina continental subsiste con los u$s 1100 que pueden aportar a una familia dos salarios básicos, los kelpers son ricos. Ésta es, quizás, una de las grandes dificultades que tendrá el gobierno argentino si quiere volver a conquistar a la autodeterminada y homogénea población de las Islas que ha adoptado los colores de la bandera del Reino Unido. No hay más que caminar por las calles de Puerto Argentino para ver que lo único que allí florece son los estacionamientos que utilizan los isleños para ubicar sus poderosos Mercedes Benz, camionetas 4x4 Ford, Mitsubishi, Toyota y, sobre todo, Land Rover. Cada tanto se ve algún Mini Cooper con la bandera británica pintada en el techo del vehículo, pero es la excepción: los pocos caminos que cruzan la Isla piden rodados que puedan transitarlos. Por supuesto no se ven autos viejos. 
La retribución económica por un trabajo con poca calificación que no necesita preparación especial, como puede ser auxiliar gastronómico, repositor de supermercado o cajero, puede superar los u$s 30.000 anuales. En cambio, un profesional puede hacerse de una suma superior, a la que habrá que sumarle otros beneficios. Por ejemplo, un profesor de colegio secundario tiene un salario de u$s 40.000 anuales, es decir u$s 3300 por mes, a los que hay que agregarle algunos bonus. 
La salud y la educación son gratuitas, hay beneficios en caso de que uno necesite mudarse, y un bono importante que se paga al final de los contratos de trabajo y que no está incluido en las ganancias ordinarias. Además, desde que egresa de la educación básica (el colegio es hasta los 16 años), cualquier persona puede adherir a la figura del aprendiz, una especie de pasantía que se paga más de u$s 1600 mensuales y para la que el único requisito es haber pasado por las aulas de la escuela. Ésta es la razón por la cual casi todos trabajan en la Isla, ya que dos salarios, unas 45.000 libras anuales, reportan mas de u$s 6000 mensuales, suficiente para comer muy bien, tener dos vehículos, tomarse vacaciones de un mes y vestirse de la mejor manera.
Para aquellos que quieren seguir la universidad, el destino es uno: Inglaterra. Pasaje, estadía y universidad corren por cuenta del Estado para los ciudadanos británicos de Malvinas. 
Para aquellos que no quieren estudiar, las alternativas son pocas. La juventud tiene poco que hacer, mucho aburrimiento y los adolescentes arrancan con el alcohol y el sexo en forma muy prematura. "Este año se ha lanzado una campaña para que haya más prevención anticonceptiva entre las adolescentes, incluso se han repartido parches y otro tipo de dispositivos entre la gente del lugar", dice Jocelyn, una chilena que trabaja en un pub de Puerto Argentino y que los fines de semana ayuda en la cocina de uno de los hoteles del lugar.
El metro cuadrado en Puerto Argentino puede llegar a valer unos u$s 1600, lo que implica que hacerse una casa prefabricada de buena calidad -son importadas de Inglaterra-, con calefacción central y 120 metros cuadrados, ronda los u$s 200.000. Como los bancos prestan hasta un tope del 25% del ingreso salarial, para los kelpers también es difícil conseguir su primera vivienda.
La vida económica de la Isla está en constante desarrollo. Los cruceros desembarcan a más de 100.000 turistas al año, según los datos que no sin cierta presunción exhiben las autoridades locales. En rigor, la apuesta es ahora captar a los "turistas de valor agregado", entendiendo por estos a los que pueden pasar largas estadías en la Isla atraídos por el interés que la rica flora y fauna de Malvinas han despertado en materia de biodiversidad y turismo ecológico. Son estos turistas los que posibilitarían que los ingresos cercanos a 30 millones de libras en PBI (unos u$s 50 millones), sigan creciendo, ya que no le exigirían al gobierno de Malvinas una inversión millonaria para el acondicionamiento de la infraestructura hotelera como si debería hacerlo en caso de querer alojar centenares de turistas en cortos períodos de tiempo. "Vamos a seguir creciendo pero debemos enfocarnos en lo que yo llamo turistas de largo plazo y bajo volumen", sentencia el gobernador británico de las Malvinas, Nigel Haywood, a El Cronista.
La gran actividad económica atrae a ciudadanos de la región. La comunidad de chilenos que vive en Malvinas ronda las 300 personas y se ha duplicado en los últimos cinco años y hoy ya son la tercera minoría, detrás de los británicos y los nativos de la isla de Santa Elena. "Hay muchos que trabajan durante uno o dos años, ahorran buen dinero y se vuelven a Chile", dice Cristina, una taxista que trabaja para la compañía local.
Hay unos 30 argentinos del continente que llegaron en los últimos años, sumados a algunos uruguayos. Así, es posible oír el español en algún supermercado o incluso en el pub, lo que constituye una paradoja de la globalización económica que pudo más que el bloqueo en el que esta sumida la Isla por parte de la Argentina.
Otro de los aspectos que ha engrosado el tejido económico de las Islas es la pesca. Esto, a pesar de los históricos reclamos de la Argentina y la zona de exclusión que determinó la guerra de 1982. Por supuesto sobrevuela la potencialidad del negocio petrolero, una actividad de la que todos hablan porque la llegada de turistas también coincide con numerosos ingenieros, físicos y geólogos que realizan en forma cotidiana trabajos para las compañías encargadas de la exploración. De todas formas, la pesca constituye la clave para que los isleños puedan tener un nivel de vida infinitamente superior al que tenían antes de la guerra que les permite pleno empleo. A la vez, los 1500 militares que viven en la base de Mount Pleasant gastan su dinero en las tiendas de regalo y restaurantes de Puerto Argentino.

FUENTE:Publicado en www.cronista.com

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