Mientras Cristina aprieta, Dilma ya afloja los controles
21-11-11 00:00
Absortos en el trajín de la Argentina post-electoral, apenas hubo tiempo en estos días para aclimatarse a lo propio con los nuevos vigilantes del dólar y un bolsillo obligado a recalcular un 2012 sin subsidios. Pero Brasil parece haberle concedido a esta Argentina brusca y revisada de Cristina un respiro en otro frente que también supo engendrar días aciagos: la devaluación del real. Sin embargo, el Brasil de Dilma vive su propia convulsión. También polémica por momentos, pero de signo opuesto. Hoy la preocupación es cómo empezar a desandar esa ingeniería de controles que impuso en su momento la marea de dólares que trajo la bonanza.
Preocupada por inmunizar a Brasil contra el virus europeo, Dilma no perdió tiempo. Tras un recorte del gasto público que le dio margen de maniobra al Banco Central, Brasil comenzó a bajar la tasa de referencia a fines de agosto tras cinco alzas consecutivas y volvió a hacerlo en octubre. Hoy el interés es del 11,5% y la semana que viene retrocedería hasta 11%.
A su vez, el gobierno -que quiere una Selic en torno al 9%- comenzó a desactivar las medidas montadas a fines del año pasado cuando se temía la formación de una burbuja crediticia. El Banco Central ya permitió a las entidades reservar menos capital para los créditos al consumo de hasta cinco años y por expresa orden de Dilma se están considerando nuevas medidas, desde un alivio en los encajes para los bancos hasta la disminución del impuesto establecido para la financiación a individuos.
La movida, que descuenta un escenario internacional casi catastrófico, no deja de entrañar sus riesgos: los brasileños nunca antes debieron tanto ni destinaron un porcentaje tan alto de sus salarios a saldar sus deudas. Desde la crisis del 2008, la deuda total de las familias saltó 80%, mientras que el valor de las cuotas mensuales de disparó 60% contra un alza del 33% en los sueldos.
Ahora, según trascendió en versiones periodísticas, Brasil también estudia avanzar en la eliminación del impuesto del 2% para inversiones de extranjeros en acciones, una decisión que enfrentaría mayor resistencia en el Gobierno. La medida había sido adoptada en octubre del 2009 tanto para bonos como para acciones, si bien luego fue reforzada para las operaciones en renta fija llevando el gravamen primero al 4% y luego al 6%.
En la Bolsa tienen buenos argumentos para hacer lobby: cuando se estableció el impuesto el Bovespa estaba en 70.000 puntos. Hoy ronda los 50.000. Además, este año sólo 11 empresas salieron a bolsa en Brasil y recaudaron 7.100 millones de reales, casi 5.000 millones menos de lo esperado y un 35% menos que en 2010, además del peor resultado desde 2005. Unas 45 compañías que optaron por congelar sus planes estarían esperando para abrir su capital en 2012.
Según estimaciones, de levantar también el Impuesto sobre las Operaciones Financieras (IOF) sobre los bonos, Brasil recibiría un flujo adicional de entre u$s 9.000 millones y u$s 16.000 millones en tres meses, volumen nada despreciable si se tiene en cuenta que los flujos de cartera sumaron u$s 71.000 millones en 2010.
Mientras tanto, la guerra cambiaria dio un pequeño respiro en este último round gracias a la apreciación del dólar y el yuan. De hecho, el nivel de sobrevalorización del real habría caído del 10,1% al 5,2% desde abril a octubre según el Peterson Institute for International Economics.
Claro que en todos lados se cuecen habas. Y ni ellos son tan prolijos ni nosotros ni tan impresentables. Según pudieron detectar las autoridades, muchas multinacionales de origen brasileño han estado repatriando capitales camuflados como inversiones directas de forma de poder eludir esta suerte de peaje a especuladores y aprovechar las altas tasas de interés del país.
Donde hay controles se inventan trampas. Aunque no haya argentinos.
Preocupada por inmunizar a Brasil contra el virus europeo, Dilma no perdió tiempo. Tras un recorte del gasto público que le dio margen de maniobra al Banco Central, Brasil comenzó a bajar la tasa de referencia a fines de agosto tras cinco alzas consecutivas y volvió a hacerlo en octubre. Hoy el interés es del 11,5% y la semana que viene retrocedería hasta 11%.
A su vez, el gobierno -que quiere una Selic en torno al 9%- comenzó a desactivar las medidas montadas a fines del año pasado cuando se temía la formación de una burbuja crediticia. El Banco Central ya permitió a las entidades reservar menos capital para los créditos al consumo de hasta cinco años y por expresa orden de Dilma se están considerando nuevas medidas, desde un alivio en los encajes para los bancos hasta la disminución del impuesto establecido para la financiación a individuos.
La movida, que descuenta un escenario internacional casi catastrófico, no deja de entrañar sus riesgos: los brasileños nunca antes debieron tanto ni destinaron un porcentaje tan alto de sus salarios a saldar sus deudas. Desde la crisis del 2008, la deuda total de las familias saltó 80%, mientras que el valor de las cuotas mensuales de disparó 60% contra un alza del 33% en los sueldos.
Ahora, según trascendió en versiones periodísticas, Brasil también estudia avanzar en la eliminación del impuesto del 2% para inversiones de extranjeros en acciones, una decisión que enfrentaría mayor resistencia en el Gobierno. La medida había sido adoptada en octubre del 2009 tanto para bonos como para acciones, si bien luego fue reforzada para las operaciones en renta fija llevando el gravamen primero al 4% y luego al 6%.
En la Bolsa tienen buenos argumentos para hacer lobby: cuando se estableció el impuesto el Bovespa estaba en 70.000 puntos. Hoy ronda los 50.000. Además, este año sólo 11 empresas salieron a bolsa en Brasil y recaudaron 7.100 millones de reales, casi 5.000 millones menos de lo esperado y un 35% menos que en 2010, además del peor resultado desde 2005. Unas 45 compañías que optaron por congelar sus planes estarían esperando para abrir su capital en 2012.
Según estimaciones, de levantar también el Impuesto sobre las Operaciones Financieras (IOF) sobre los bonos, Brasil recibiría un flujo adicional de entre u$s 9.000 millones y u$s 16.000 millones en tres meses, volumen nada despreciable si se tiene en cuenta que los flujos de cartera sumaron u$s 71.000 millones en 2010.
Mientras tanto, la guerra cambiaria dio un pequeño respiro en este último round gracias a la apreciación del dólar y el yuan. De hecho, el nivel de sobrevalorización del real habría caído del 10,1% al 5,2% desde abril a octubre según el Peterson Institute for International Economics.
Claro que en todos lados se cuecen habas. Y ni ellos son tan prolijos ni nosotros ni tan impresentables. Según pudieron detectar las autoridades, muchas multinacionales de origen brasileño han estado repatriando capitales camuflados como inversiones directas de forma de poder eludir esta suerte de peaje a especuladores y aprovechar las altas tasas de interés del país.
Donde hay controles se inventan trampas. Aunque no haya argentinos.
FUENTE :www.Cronista.com
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