sábado, 21 de noviembre de 2015

Esta noche, ¡la Libertad! Por el Dr Enrique Guillermo Avogadro

clip_image002"Darle a verdad, y a nuestra propia libertad, la bienvenida". Eladia Blázquez

El título esta nota corresponde a una novela que escribieron Dominique Lapierre y Larry Collins, que relata la génesis del día en que se declaró la independencia de India; la utilizo para conmemorar el ya cantado final del ciclo kirchnerista, que nos ha abrumado, por nuestra exclusiva responsabilidad, durante doce largos años.
En pocos días más, Cristina deberá dejar el poder pero, mientras tanto, continúa con su demencial propósito de dinamitar el futuro: rifa las ya nulas reservas internacionales, compromete al Banco Central en operaciones ruinosas, firma contratos de obras públicas millonarias con potencias extranjeras, llena todos los organismos del Estado de empleados que integran La Cámpora y no tienen, siquiera, espacio físico para sus tareas; inclusive, ha nombrado varios embajadores que, a la hora de presentar sus cartas credenciales ante otros gobiernos, lo harán en nombre de una ex-Presidente.
Como un toro ciego, aún pretende controlar al Poder Judicial pese a que sabe que no dispone de tiempo ni de las mayorías necesarias para hacerlo. Con la declaración de inconstitucionalidad de la reforma del Consejo de la Magistratura, los jueces pusieron la frutilla a un postre que le resultó indigesto a partir de los procesamientos y condenas a varios de sus funcionarios más emblemáticos y los allanamientos a organismos públicos, como el Banco Central, la AFIP, la ANSES o el PAMI, y las sentencias contra la leyes de medios audiovisuales, las subrogancias judiciales, las facultades de los veedores en empresas privadas, el nombramiento de los miembros de la Auditoría General, el secreto del contrato con Chevron, etc. ¿Qué pasará con el acuerdo con China que le permitió instalar una base militar en la Patagonia y que aún se mantiene oculto?
Evidentemente, no recordó la máxima que dice que los magistrados federales nunca se venden sino que sólo se alquilan, y tienen mejor nariz que cualquier perfumista para detectar los vientos de cambio. Peor aún, en el apogeo de su poder no logró enterrar los expedientes que más le preocupan: la causa Hotesur, que la vincula directamente con la corrupción y, por supuesto, el memorandum con Irán y el asesinato del Fiscal Nisman; además, corre el riesgo cierto de que resuciten algunas archivadas por el obsceno Oyarbide. En ambos casos, la desesperación la ha llevado a cometer los más paradigmáticos mamarrachos procesales.
Ante ese panorama cabe preguntarse a qué obedece esa patológica conducta que, en ningún caso, podría redituarle rédito político: el nuevo Presidente, la Justicia y el Congreso revisarán esos disparates y, seguramente, invalidarán la mayoría de ellos. Pero, además, también compromete cualquier retorno que, en sus alucinadas noches, pudiera soñar; cuando las bombas que ha sembrado estallen, la ciudadanía, aún aquélla más desinformada sobre la cosa pública, recordará con odio su monumental latrocinio y las prebendas otorgadas a jóvenes incapaces de labrarse un futuro con su esfuerzo personal, y pedirá que la responsable pague por todo ello.
En estos días, a raíz de la publicación de un libro de Nelson Castro, que abreva en las fuentes médicas que tuvieron a su cargo la salud de la noble viuda, se ha planteado un tema sobre el cual valdría la pena reflexionar y, en la medida de lo posible, dejar aclarado de cara al futuro: ¿qué debe primar, el secreto profesional que protege al paciente o el obvio interés superior de la Nación? Porque quienes atendieron a Cristina Kirchner antes y después de que ésta accediera a la primera magistratura, sabían que no estaba en condiciones mentales de ejercerla y, sin embargo, callaron; todos los argentinos, incluidos quienes la votaron, están pagando esa factura.
No parece superfluo, con vistas a la inevitable reconstrucción de la Argentina, poner el acento en uno de los problemas más graves y urgentes que deberá enfrentar la nueva administración: el narcotráfico. Ese flagelo, que tiene fecha de nacimiento en la época de Carlos Menem, se ha potenciado y profundizado a partir de 2008 de modo tal que ya no resulta exagerado compararnos con el trágico México actual o la Colombia de hace tiempo.
El des-gobierno de Nicolás Maduro fue golpeado por la detención en Haití, de dos familiares del primero, que viajaban en un avión comandado por un coronel en actividad y portaban pasaportes diplomáticos venezolanos, con 800 Kg de cocaína que pretendían ingresar a los Estados Unidos; más tarde, en una casa en República Dominicana que pertenecía a los delincuentes, fueron descubiertos 80 Kg más de heroína y cocaína. Este episodio permitió confirmar cuán involucrados están los más altos niveles de decisión de Venezuela en el tráfico de drogas exportadas por los guerrilleros de la FARC colombiana.
La noticia nos impone un regreso en la máquina del tiempo a los últimos meses de 2007, cuando la Policía Aeronáutica insistió en abrir la última valija (de las más de veinte que traían) perteneciente a un grupo de funcionarios argentinos y bolivarianos, y descubrió US$ 800.000 en efectivo. Antonini Wilson asumió la propiedad de la maleta, que fue decomisada, visitó la Casa Rosada y, rápidamente, se fue a los Estados Unidos, donde declaró que era un aporte de Hugo Chávez a la campaña presidencial de Cristina, que ambos negaron enfáticamente. Suena ingenuo pensar que el azar determinó que justamente la única valija con dinero fuera la interceptada, y que las restantes, que habían pasado sin problema alguno por la Aduana, contenían sólo ropa o regalos familiares. Como no lo soy, me inclino a creer que todas o, al menos, la gran mayoría de ellas tenían similares cantidades de dinero. Desde otro ángulo, la campaña estaba casi terminada y los Kirchner no necesitaban aporte alguno.
A partir de eso, mi frondosa imaginación -la misma que me llevó a sostener que el real objetivo de la misión oficial a Angola, que encabezaran la Presidente y Guillermo Moreno, fue cambiar containers con billetes de € 500, a los que Néstor era tan devoto, por diamantes (http://tinyurl.com/bv6hqzz)- me permite sugerir que el movimiento de dinero volador provenía del narcotráfico, y estaba destinado a pagar la complicidad oficial argentina en el mismo. Desde entonces, se intensificó enormemente; para confirmarlo, basta con recordar el desguarnecimiento de las porosas fronteras, el contrabando de efedrina, los aportes de los narco-laboratorios a la campaña de Cristina, los paquetes de droga que transportaron aerolíneas públicas a España, o el vuelo de los Juliá a Barcelona, con 1.000 Tm de cocaína camufladas en el fuselaje en la base aeronáutica militar de Morón. En este submundo, es sabido que los decomisos nunca alcanzan al 10% del tráfico real.
Pero esta noche nacerá un nuevo país, y el próximo Presidente, estoy seguro, dejará de inmiscuirse en los caminos de la Justicia y cumplirá a rajatabla la ley, en todos los ámbitos. También se intensificará la fuerza de la ola que está recorriendo América Latina para llevarse los siniestros populismos corruptos y dictatoriales que se impusieron en la región en esta década (http://tinyurl.com/o5h3zc2). Por eso, brindo hoy por la libertad que recuperaremos -y contagiaremos- los argentinos después de la larga noche kirchnerista.
Bs.As., 22 Nov 15
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado

ENVIADO POR SU AUTOR

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