martes, 23 de septiembre de 2014

Regresión parasitaria, los que se olvidaron lo que es trabajar.

Daniel Carlos BessoPor Daniel Carlos Besso
Existe una constante biológica que se denomina "INVOLUCIÓN PARASITARIA", también llamada regresión parasitaria. Una especie que se adapta a su parasitismo más extremo, pierde las capacidades que tenía antes, cuando era "DE VIDA LIBRE". Un ejemplo claro es la CUSCUTA, planta parasitaria de la alfalfa. Pierde su capacidad de fotosintetizar y es de color blanco cremoso. NO TIENE CLOROFILA. ¿Para qué va a hacerlo si la planta parasitada lo hace por ella?

Hay una clase, muy amplia y extendida en nuestro país, hipertrofiada, que pulula cerca del poder. Talvez la podríamos llamar “CERCANA AL PODER”, que vive del poder, que se acurruca junto al gobernante de turno y que este acepta como ladera pues necesita apoyatura para manejos de diversa clase. Algunos hasta llegan a autodefinirse como: “YO SOY SOLDADO DE JUANCITO”, declamando su fidelidad partidaria. No estaría mal, forma parte del folclore partidocrático. Antaño, me consta, que seguían ciegamente a su líder. Su militancia ERA AD HONOREM. Hoy en cambio, asistimos a fidelidades solo circunstanciales. Migran descaradamente de partido en partido, de movimiento en movimiento También se nos presentan impúdicamente como militancia RENTADA. Para quienes conocimos la de otros tiempos, ésta lisa y llanamente nos asquea. En estos últimos tiempos conocimos una fauna variopinta de ejemplares bajo nomenclatura absolutamente eufemística, vaya como ejemplos: “JUSTICIA MILITANTE”, si se declara militante, confiesa su parcialidad y automáticamente abandona la posibilidad de ejercer justicia desde esa posición. Otra: PERIODISMO MILITANTE, del mismo modo, al declarar su parcialidad pone en juego su credibilidad en su apego a la verdad, y sin apego a la verdad no puede haber periodismo; en el mejor de los casos será un agente de propaganda partidaria. ESTA GENTE HA PERDIDO LA CAPACIDAD DE TRABAJAR Y PRODUCIR;....¿PARAQUÉ, SI VIVEN DE LO QUE PRODUCIMOS NOSOTROS? Como verán existen muchas formas de confirmar mi postulado de que las crisis recurrentes en la Argentina son un mecanismo PARASITARIO, QUE TIENE UNA EVOLUCIÓN ENTRE LA "INFESTACIÓN Y LA CRISIS FINAL" CON UN TIEMPO MÁS O MENOS IGUAL (a veces inciden en parte, alguna condición externa). Depende de lo que podríamos llamar "LA BIOLOGÍA DEL PARÁSITO", en este caso, LA CLASE POLÍTICA. (Con algunas honrosas excepciones)
Si a esta condición le añadimos una sociedad hiperplásica en servicios de 2ª, 3ª y 4ª importancia a la denominaré en adelante “TEJIDO ADIPOSO” , y paralelamente tenemos un en tejido social productivo “de base” hipo desarrollado; tenemos una explicación bastante coherente de porque nos ocurre lo que nos ocurre con una tasa de ocurrencia “circa decenal”. El modo de desarrollo anómalo de nuestro tejido social, es así mismo consecuencia de que la administración está en manos de esa misma clase parásita que se descontrola y cada década llega a casi MATAR AL HUESPED. POR SUPUESTO UNIDA A ESA CLASE, ACOMPAÑA ESE DESCOMUNAL E HIPERDESARROLLADO TEJIDO ADIPOSO, MUY CONSUMIDOR Y ESCASAMENTE PRODUCTIVO, representado por prestadores de servicios de segunda, tercera y cuarta necesidad, que debieran tener lugar en la sociedad como ocurre en todo el mundo PERO NO EN ESA MAGNITUD. Entretanto, “EL MÚSCULO SOCIAL”, representado por las clases productivas de bienes tangibles y servicios esenciales, se ve acosados permanentemente con cargas impositivas insoportables, regulaciones delirantes, diseñadas por “ESE TEJIDO ADIPOSO”, que poco informado está de cómo se desenvuelve la producción, ni que hablar en el nivel de las pequeñas empresas, que son las que mantienen la nave en marcha. El eterno desbalance argentino entre producción y consumo, solo se supera durante un tiempo, recurriendo al endeudamiento, como ha pasado en innumerables oportunidades. En esta última década aconteció un hecho fortuito, más allá de nuestras voluntades, los precios internacionales de nuestras exportaciones tuvieron subas extraordinarias que solo aprovechamos parcialmente. Dejamos escapar oportunidades fenomenales en las exportaciones de lácteos, carnes vacunas ovina y porcinas, olivicultura, vitivinicultura, producciones regionales etc. Así y todo, tan extraordinarios fueron los precios que permitieron reeditar la fiesta permanente a la que somos tan afectos. En lugar de invertir en aquello que necesitábamos: reconstrucción ferroviaria, energética, energética de recursos renovables, educación (pero con seriedad), etc. etc. y que no viene al caso que me ponga a enumerar acá y ahora. Sería como si en una familia se sacaran la lotería y en lugar de arreglar el techo, cambiar la instalación eléctrica y hacer un baño más, se hubiesen ido a pasear a Miami. Lord Keynes, quién inspiró a los economistas de esta década, con sus ideas, sacó al mundo de la recesión, con la idea de un nuevo contrato social, en el que el estado iniciaba la cadena productiva, con un gasto en obra pública, que volviese a poner en marcha la economía. Pero una cosa es usar papel de diario, algunas leñitas y fósforos para prender un fuego y otra cosa muy distinta es pretender asar 4 costillares con esos elementos. EL FUEGO LO DA LA LEÑA DURA Y EN CANTIDAD, ARDIENDO. Si el exceso de gasto público es malo, ES MUCHO PEOR CUANDO ES “IMPRODUCTIVO”.

* Ing. Agr. Daniel Carlos Besso M.N.Nº 5.162
ENVIADO POR SU AUTOR

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