sábado, 6 de septiembre de 2014

Crímenes, Canutos y Aprietes

Por el Dr. Enrique Guillermo Avogadro
"Cuando la compra y la venta están controladas por la legislación, lo primero que se compra son los legisladores". P. J. O'Rourke

El viernes tuve un brutal ataque de furia. Los diarios publicaron un pronóstico de la Corporación Andina de Fomento (CAF) que confirmó lo que muchos habíamos previsto hace tiempo: llegó el fin de fiesta para toda América Latina, básicamente por la caída del precio de las commodities que, a su vez, obedece a un menor crecimiento de China y a la futura alza de las tasas en Estados Unidos; o sea, menos compradores y crédito mucho más caro y escaso. Me puse a pensar, entonces, en qué ha hecho el criminal kirchnerismo con el país a lo largo de esta década, cómo ha destruido todos y cada uno de los fundamentos de nuestra sociedad y nuestra economía y, sobre todo, cómo ha malversado y desperdiciado el período más favorable para la Argentina en casi un siglo.
Mientras leía los diarios, muy temprano por cierto, la bronca se transformó en preguntas: ¿es legítima una Presidente cuya campaña electoral fue financiada por el narcotráfico?; cuando S.S. Francisco nos pide que cuidemos a Cristina, ¿sabe que, porque ella y su banda de rufianes se robó el dinero, murieron sus familiares en una ruta que no se modernizó?; cuando los santiagueños votaron masivamente a los candidatos de Zamora, ¿sabían que, por las mismas razones, once maestros de la provincia se mataron en otro camino faltante?; cuando todavía un montón de bonaerenses manifiesta su apoyo a Scioli, ¿saben que La Plata se inunda porque la plata destinada a la canalización de un arroyo fue gastada en publicidad o hurtada?, ¿saben que los fondos destinados a solucionar las recurrentes inundaciones en la cuenca del Salado se dilapidaron en stands de Tecnópolis?; cuando muchas de las víctimas de la violencia y de la inseguridad sigue manifestando su apoyo al kirchnerismo, ¿ignora que gran parte de esos males se debe a la proliferación del narcotráfico, del cual algunos funcionarios, policías y jueces son cómplices?; ¿cómo puede obtener siquiera un voto en el Chaco un delincuente como Coki Capitanich, que dice que ya no hay pobres ni indigentes en la Argentina?; ¿y tipos como Insfrán (Formosa), Uribarri (Entre Ríos), Closs (Misiones), Alperovich (Tucumán), Urtubey (Salta), Fellner (Jujuy), Corpacci (Catamarca)?
Me pregunto, también, sobre una idea de mi amigo Jorge Mones Ruiz, si la oposición no debería dar testimonio del permanente avasallamiento al que la somete el oficialismo en el Congreso y celebrar sus sesiones "en el exilio", reuniéndose fuera del recinto, así fuera en la plaza o en el teatro Colón, No sería más que un acto testimonial, pero un importante gesto cívico.
Las encuestas muestran que aún conserva la viuda de Kirchner un porcentaje interesante de opiniones positivas pero ¿recuerdan quienes así se expresan los fondos de Santa Cruz, Skanska, Ciccone, Lafsca, Aerolíneas Argentinas, Fútbol para Todos, los terrenos fiscales del Calafate, el enriquecimiento inexplicable de la familia imperial, las guerras contra el campo, la prensa libre y la Justicia y tantos otros latrocinios que justifican que la Argentina esté ubicada, según el Foro de Davos, entre los cinco países más corruptos del mundo?; ¿ignoran que las teorías económicas trasnochadas y fracasadas que aquí se aplican, sumadas a la inseguridad jurídica y los modos patoteros de los funcionarios, también nos han enviado al fondo de la tabla del clima de negocios apto para recibir las inversiones que necesitamos como el aire que respiramos?
Si a ese panorama le sumamos la desbocada inflación, la irresponsable y masiva emisión monetaria, el aislamiento del mundo, la ya inocultable recesión, el increíble déficit fiscal, los subsidios sin control, la enorme presión tributaria, las reservas que tienden a cero, la creciente desocupación, la falta de viviendas, agua corriente y cloacas, la pobreza y la indigencia enquistadas, el hambre y la desnutrición aparejados, el deterioro del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, el vaciamiento de la Anses, la absoluta dependencia de la impagable energía importada, el deterioro terminal de la salud y de la educación públicas, la crisis de la deuda en permanente default, la inseguridad cotidiana, el colapso de la infraestructura vial, ferroviaria y de las comunicaciones, la desaparición de las fuerzas armadas, la nefasta corrupción de los gobernantes y sus socios, el narcotráfico y los criminales blanqueos de dinero vigentes, la violencia generalizada e inducida, la desaparición de la inversión extranjera directa, la permeabilidad de nuestras fronteras, el buscado enfrentamiento social y tantos otros gravísimos males que integran el legado que recibirá el sucesor de la viuda de Kirchner, no envidio al heredero.
Los jueces federales que, como siempre digo, nunca se venden sino que se alquilan al poder de turno, han tomado rápida consciencia del fin del "modelo", y se están llevando puestos, cada día, a un nuevo funcionario. Guita-rrita no ha dejado delito por cometer, y se acumulan las causas en las que está procesado, pero la lista completa de imputados -engrosada el viernes con Guido Forcieri, su cómplice en muchas trapisondas y actual representante de varios países de la región, incluido el nuestro, ante el Banco Mundial- comienza a parecerse a la guía telefónica de una gran ciudad. La Juez Servini de Cubría ha comenzado a destapar la caja de Pandora de una investigación por narcotráfico que, indudablemente, conducirá a la propia Presidente, y sus colegas de Comodoro Py han comenzado a luchar por quedarse con las causas más resonantes con el mismo ímpetu que antes ponían en sacárselas de encima.
Cuando la crisis -que será distinta a la del año 2001 pero, seguramente, más grave por las razones apuntadas en el cuarto párrafo de esta nota- finalmente estalle y los argentinos comencemos masivamente a sentirla en carne propia, buscaremos, como siempre lo hemos hecho, a quien echar la culpa, y doña Cristina y sus cómplices serán los que tendremos más a mano para ocupar ese rol. En especial porque han dedicado los últimos once años a ofendernos de todas las maneras posibles; los empresarios, por ejemplo, que ahora se están poniendo las botas después de una década de trabajar de felpudos, han acumulado el odio que siempre trae aparejada esa humillación pública -¿podrán olvidar, por ejemplo, que se los obligaba a ponerse de pie cuando entraba Patotín Moreno quien, además, les pedía que a la siguiente reunión enviaran a sus mujeres, porque estaba harto de sodomizarlos?- y con los sindicalistas ocurre lo mismo.
Si el oficialismo, en su desesperación por conseguir dólares, realmente intenta aplicar la futura Ley de Abastecimiento e invadir los campos de los productores en pos de la soja no liquidada, estará acercando demasiado el fósforo al pasto seco; los chacareros no son gente que se deje arriar, como lo demostraron cuando los camioneros de Moyano, entonces en las filas del Gobierno, pretendieron disolver los piquetes agrarios de Gualeguaychú: ante la inminencia de un conflicto armado, optaron por la silenciosa retirada. No vaya a ser que ahora, ante la prepotencia de los funcionarios, reaccionen mal y terminen lastimando a alguien, porque la mecha está encendida y es muy corta.
Hace muchos años que sostengo que a éstos, los Kirchner, no los echaríamos del poder ni siquiera con votos; cada vez estoy más convencido que el final de esta horrible etapa será trágico; sólo espero que los "presidenciables" así lo entiendan y se preparen para ello.
Bs.As., 7 Sep 14
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
ENVIADO POR SU AUTOR

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