lunes, 7 de mayo de 2012

A contramano de Argentina, Chile avanza en "arancel cero" para los productos importados
iProfesional De aprobarse la reforma tributaria presentada por el Gobierno, la nación trasandina se convertiría en la quinta del mundo con plena apertura comercial
En 40 años las cosas pueden cambiar y mucho. Si no, basta con mirar el caso de Chile que, en materia de importaciones, parece haber dado un vuelco de 180 grados.
En los '70, algunos productos importados por el país trasandino estaban sujetos a un arancel aduanero de hasta 750%, con lo cual su precio en el mercado local fácilmente se elevaba enocho o nueve veces.
Ese dato contrasta ampliamente con lo que los economistas coinciden en calificar como la más importante medida de política económica contenida en el proyecto de reforma tributariapresentado esta semana: el gobierno chileno propuso rebajar este impuesto para que en tres años llegue al 0%.
De avanzar la medida, se culminará un proceso que se inició hace cuatro décadas y que ha constituido uno de los pilares del modelo económico chileno, que ha sido fuente esencial del importante crecimiento que ha registrado el PBI en este período y que cada uno de los últimos seis gobiernos de ese país se encargó de profundizar, según indicó el medio chileno La Tercera.
Además, así Chile se convertiría en la quinta nación del mundo con plena apertura comercial: Suiza, Singapur, y las provincias autónomas chinas de Hong Kong y Macao.

La reforma
La iniciativa del gobierno prevé que el arancel vigente de 6% uniforme a importaciones desde países con los que no hay tratados de libre comercio (TLC) se reduzca a 4% en 2013, a 2% en 2014 y, finalmente, a 0% el 1 de enero de 2015.
Hoy el arancel efectivo, ponderado por productos importados, es del orden de 1%, el octavo más bajo del mundo, según el Banco Mundial (la media global es 2,69%).
La diferencia entre 6% y 1% se da porque cerca de un 70% de los productos importados paga 0% o menos del 1%, en virtud de los 23 tratados de comercio que hay suscritos, explican desde el gobierno.
Con la medida, las importaciones más favorecidas serán las que pagan mayores aranceles -por ejemplo, las de Vietnam, cuyos productos se gravan en 6%; las de naciones africanas, con un promedio de 5,9%; Indonesia, con 5,9%, e India, con 5,3%-.
El costo de la reforma se estima en unos u$s500 millones ya en régimen, dice el subsecretario de Economía, Tomás Flores.
Pero sus beneficios se estiman mayores: contribuirá a "potenciar a Chile como una plataformapara la exportación de manufacturas y servicios, porque todos los insumos ya no pagarán arancel, a lo que se suma la modernización de los puertos y del resto de la infraestructura", explica Jorge Desormeaux, ex consejero del Banco Central chileno, al mencionado diario.

El proceso
El giro dado por Chile es rotundo. En 1969 la vecina nación entró con otros cinco países al Pacto Andino, con un objetivo que hoy parece incomprensible para los chilenos.
Según explica Sergio de Castro, ex ministro de Economía y de Hacienda de Chile, el pacto "redistribuía las distintas actividades industriales para que cada país tuviera un sector importante, lo cual era una locura. Es lo mismo que hizo Chile desde el año '30, con una política industrial que elevaba los precios a los productos industriales para que se pudieran producir, aumentando los aranceles, impidiendo la importación, con lo cual también se impedía exportar".
"Con un arancel de 700% se podía producir cualquier cosa y se vendía internamente; era conveniente importar la materia prima, que tenía aranceles más baratos, precisamente para proteger a la industria, y los productores ganaban mucho dinero aun siendo muy ineficientes, porque tenían un arancel muy elevado, que protegía contra la entrada del producto. La industria textil, por ejemplo, era así", recuerda en palabras citadas por La Tercera.
Esa estrategia de "desarrollo hacia adentro" tuvo un fin abrupto con la llegada del gobierno militar en 1973, el que procedió a liberalizar la mayor parte de 3.500 precios fijados entonces, asesorado por un grupo de técnicos.
La economía pasaba de seguir indicaciones políticas a un escenario en que los precios obedecían a la oferta y la demanda, considera la nota del medio chileno.
Junto con esa fijación, en Chile había varias restricciones al comercio, como cuotas, autorizaciones y depósitos previos, regímenes especiales, exenciones y múltiples tipos de cambio, lo cual generaba distorsiones. "La rebaja de aranceles -y la eliminación de otras restricciones al comercio- se inició unilateralmente por Chile, junto con el proceso de liberalización de toda la economía, a fines de 1973. Inicialmente se rebajaron los más elevados y se colocaron aranceles a los productos que no los tenían, para disminuir el rango de los existentes de 0%-200% a 10%-30%", explica el ex ministro de Hacienda chileno (1982-83) Rolf Lüders.
En la gestión de De Castro, "en 1976, se decidió profundizar el proceso y rebajar los mayores aranceles paulatinamente, hasta llegar a uno parejo de 10% en 1979", detalla Lüders.
Sucede que Chile tenía una nueva estrategia de desarrollo, consistente en abrir la economía al exterior para aprovechar mejor las ventajas comparativas, estimular las exportaciones y someter a la industria a la competencia externa. Y, para exportar, era necesario importar.
"Cuando uno pone barreras a las importaciones, baja el tipo de cambio. Si se puede importar hay demanda de dólares, y mientras más se pueda importar, más alto será el tipo de cambio,llegando un punto de equilibrio en que conviene producir todo lo cual a ese tipo de cambio elpaís es eficiente; así se asignan los recursos productivos en forma racional", opina De Castro.

Reversión y segunda etapa
Esta apertura sufrió un retroceso en 1983 y 1984, período de una gran crisis financiera internacional, que hizo caer la demanda externa e interna y los productores presionaron por protección. Luis Escobar Cerda era ministro de Hacienda y ordenó un alza de hasta 35% de los aranceles, recuerda La Tercera.
"En el corto plazo se la puede proteger (a la industria interna) con un aumento de aranceles,pero en el largo plazo tiene muchos costos, porque desincentiva la producción de bienes que se exportan, porque los insumos suben", explica Juan Eduardo Coeymans, economista de la UC que participó en la reforma arancelaria desde el Banco Central.
El proceso retomó el curso en 1985, con Hernán Büchi en Hacienda, quien llevó los aranceles a 15% hacia el fin del gobierno militar.
"El gran beneficiado fue el país, dado que la liberalización comercial -vía mucho mayor competencia- se tradujo eventualmente en un gran aumento de eficiencia de la producción en todos los sectores", opina Lüders.
Pese a que los nuevos actores políticos, con el retorno de la vida democrática, habían sido "supremamente críticos" con el sistema -según describe De Castro-, todos los consultados por La Tercera coinciden en destacar la visión y pragmatismo de Alejandro Foxley, al no revertir, sino que profundizar el proceso.
"Fue importante al imponer la dirección correcta. A partir de ese momento la apertura se transformó en política de Estado", dice Flores.
En este marco se inició la segunda etapa: del unilateralismo se pasó al bilateralismo, y los sucesivos gobiernos no sólo hicieron caer el arancel a 6% en 2003, sino que también iniciaron laera de los TLC.

Lo que viene
Si se aprueba la reforma, el punto cúlmine de estos procesos se alcanzará en 2015, cuando los aranceles se sitúen en 0%.
"Con el tiempo, Chile puede ir transitando hacia parecerse a un Hong Kong, aunque falta mejorar la mano de obra calificada", plantea Desormeaux.
Por lo pronto, Coeymans asegura "la rebaja evita efectos de desviación de comercio" producidos por un arancel promedio de 1% y otros de 6%, diferencia que no deja de ser significativa: estima que estos efectos tienen costos similares al de recaudación de la rebaja de aranceles, unos u$s500 millones.
Estas desviaciones permiten que se importen productos más caros pero con un arancel menor a 6% por provenir de países con acuerdo comercial, por lo que los importadores los prefieren, explica.

Los problemas
Un costo de la rebaja que se ha mencionado es la eventualidad de no poder responder a medidas proteccionistas.
Para eso, sin embargo, existe la reciprocidad. Según De Castro, "Chile puede responder prohibiendo importaciones y/o subiendo aranceles, para contrarrestar el efecto nocivo del dumping, por ejemplo".
En tanto, Flores destaca la disponibilidad de la Comisión Antidistorsiones, que responde a estas inquietudes. "Se pueden mejorar los tiempos de respuesta y optimizar los procesos", opina subsecretario de Economía.
En general, hay una institucionalidad que consagra el uso de salvaguardias y derechos compensatorios en esos casos. Otra instancia es la OMC, agrega Coeymans.
Otra área de inquietud es cómo queda Chile parado frente a potenciales socios comerciales:qué ofrecer si los aranceles son cero, se pregunta La Tercera.
"Las negociaciones con otros países pueden seguir ocurriendo, porque existen en comercio internacional otro tipo de barreras no arancelarias que continuarán siendo eje de conversaciones bilaterales", aseguran desde el gobierno.
FUENTE:Publicado en www.iprofesional.com

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